Epílogo

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Flashback:

Estaba agitada. Todavía no recuperaba el aliento ocasionado por mi escape tan desesperado del pueblo. Era evidente que había ganado suficiente distancia desde que emprendí el vuelo sobre el callejón donde Miku gritaba mi nombre al aire en mitad de su inútil intento de alcanzarme, pero a pesar de eso, yo aún seguía con el impulso de alejarme mucho más; hasta donde mis alas fuesen capaces de llevarme. Un lugar que me asegurase no encontrarme con ella.

De esa forma, llegué al bosque cercano al pueblo donde aparecí por primera vez en mi arribo al mundo humano. Descendí al suelo y comencé a caminar por él sin destino o rumbo exacto, sólo para distraerme y no tener que pensar en el reciente rechazo de Miku, sin embargo, eso no funcionó como yo lo hubiese querido y seguidamente invadían mi mente los recuerdos de mis preciados momentos con ella, por tanto, las lágrimas no tardaron en mostrarse una vez más.

Cada vez que me adentraba más y más en la espesura y soledad del lugar. El bosque se tornaba tan sombrío en esos momentos que incluso era irreconocible pues no lo recordaba de esa forma-y eso que el día que tuve mi accidente aquí estaba nublado y con una tormenta bastante agresiva-. Entonces, ¿aquello no se debía a causas naturales obedeciendo a características geográficas del lugar? De ser cierto, ¿cuál era la causa? No duré mucho con esas cuestiones en mente cuando, por fin, logré divisar la posible causa de la incertidumbre y zozobra que repentinamente se apoderó del entorno.

Allí, torpemente escondida entre arbustos y árboles, se encontraba recargada la silueta de una persona. Era una mujer para ser exacta y una muy sensual; en todos los aspectos debo decir.

Aquella enigmática mujer de cabellera rosa abandonó su cómoda postura y se acercó hacia mí con una sonrisa de confianza en su rostro, posando sus fríos y calculadores ojos azul profundo en mi persona. Inmediatamente hice un inútil esfuerzo por secar los indicios de mi llanto y fingir fortaleza porque, de alguna manera, mi instinto me decía a gritos que no era bueno que esa mujer notase mi actual debilidad.

-Hola, querida. Se ve que tienes problemas-dijo ella en tono burlesco.

Fue en vano. Desgraciadamente ella lo había descubierto.

-No entiendo de qué hablas. Además, yo ni te conozco.

-Así es. Tú y yo no habíamos tenido el placer de conocernos, sin embargo, yo sé perfectamente quién eres y el motivo de tu sufrimiento.

-¡Pero... qué dispa-...

-Espera. Aún no termino de hablar-dijo con un semblante un poco más serio que antes- Mi nombre es Luka y sé perfectamente que la razón de tus pesares es una chica de nombre Miku Hatsune que vive en el pueblo cercano del que acabas de huir no hace mucho. Actualmente tu corazón está turbado a causa de incontables deseos de naturaleza oscura que silenciosamente han ido floreciendo en tu estancia con ella. Por ejemplo, el deseo de desaparecer, de tener el control absoluto sobre ella, entre otros. Todos ellos hasta el punto de llegar a maldecir tu naturaleza y desear dejar de ser un ángel para ser un ser humano igual a ella. Ese cúmulo de negatividad es lo que me ha hecho presentarme ante ti.

-¡¿Q-quién rayos eres tú?!? ... ¿Cómo es que sabes todo eso? En especial que soy un... un... a-ángel.

-¿Quién soy? Ya te lo dije. ¡Vamos, Rin! Estoy segura que solamente estás un poco aturdida. La respuesta no es tan difícil de adivinar. Piensa en todo lo que te he dicho hasta el momento.

Esas últimas palabras me hicieron pensar. Quizá ella tenía razón y no era tan difícil saber quién era y qué pretendía. Olvidé un poco de mi tristeza y me concentré en observarla detenidamente. Así como lo dictó mi primera impresión de ella, esa mujer ciertamente era hermosa, sensual y desprendía un aura bastante oscura. Ella era más alta que yo- supongo que entre unos 1.62 o 1.65 cm.-; de tez demasiado pálida; mirada penetrante y calculadora de hipnotizantes ojos azules y, como ya había notado, un largo, hermoso y perfectamente cuidado cabello rosa. Vestía en su mayoría, ropajes negros, cortos y bastante ceñidos a su figura, con detalles en blanco y rojo. Por otra parte, cubría sus marcadas piernas con algún tipo de calceta larga algo transparente que combinaba a la perfección con su innegable figura y su calzado tinto oscuro. Pero, ¿además de su impresionante físico en qué otra característica suya debía yo haberme fijado? Todavía no lo encontraba. Algo llamó mi atención, aquello que al principio pensé que era un adorno de su vestimenta y que estaba enrollado alrededor de su cadera haciendo las veces de fajo, se soltó y empezó a mecer de un lado a otro su puntiagudo remate.

Himitsu ~ Kuro No Chikai (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora