Esperé varios minutos acostada en la misma posición, aguantando la presión que significaba estar tan cerca de ella y suplicando porque ya se hubiese dormido para ese entonces.
Abrí los ojos y lo primero que encontré fue su fino rostro tan próximo al mío que, a pesar de la poca luz proveniente de la lámpara, pude observar sus largas y rizadas pestañas en conjunción a sus exquisitas facciones y sus carnosamente apetecibles labios rosados. La vista que me otorgaba el ligero camisón que vestía también era hermosa y sensual al mismo tiempo, el rico aroma a cereza que despedía su cabello me buscaba constantemente, seduciéndome y quizá tratando de enviar todas mis dudas lejos.
Mi corazón comenzó a trabajar aceleradamente una vez más y casi sin querer, me sumergí en el poderoso hechizo que ejercían sus encantos en mí. Mi agitación era tan grande que comencé a acariciarla con la ternura y pasión que sólo ella me había inspirado pues ya no había cura para mi causa: ella era ahora mi realidad, la dueña de mis suspiros y la receptora de mis deseos.
Como era de esperarse, eventualmente Miku se despertó y me miró desconcertada.
—Lo siento mucho. No era mi intención llegar tan...—y enmudeciendo mi tonta excusa ella tomó mis labios desesperadamente, demostrando un frenesí a la par del mío. No podía creer cuando ella tomo mis mejillas y se apoderó una vez más de mis labios sorprendidos. Me abalancé sobre ellos mientras mi boca se estaba moldeando a la suya y se acostumbraba al adictivo sabor de sus labios. Ella entreabrió peligrosamente su boca y su lengua se introdujo tímidamente en la mía, buscando, danzando y jugando de forma traviesa aprisionando la propia con sus improvisados movimientos.
Ya fuera de mí, sólo buscaba librarme de ese deseo que me quemaba. Mis manos se posaron en sus costados y su cintura; sus caderas, rozaban ocasionalmente las propias y su abdomen también hacia lo suyo. Sentía todo su cuerpo tenso y tembloroso pegado al mío e intenté recorrer suavemente con mis dedos todos los laberintos de su piel y Miku cruzó sus brazos alrededor de mi nuca en un intento desesperado de atraerme más hacia ella mientras mantenía su apasionado beso.
Nuestra adrenalina estaba al límite, lo cual me hizo sentir que el palpitar de mi corazón resonaba por todo mi cuerpo y en un consiguiente arranque, intenté despojarla de sus ropas, sin embargo, cuando procedía a hacerlo, ella me detuvo en el acto; presa de un arrebato de conciencia. Miku parecía estar pasando por un debate interno sobre lo que debía hacer en ese instante. Se notaba que luchaba contra el deseo dejarse llevar, pero al final decidió separarse de mi compañía.
—Rin...No podemos— dijo con una entrecortada y apenas audible voz. Pausó unos segundos mientras sus respiraciones finalmente volvían a la normalidad y al final sentenció:
—No debemos, más bien.
—Entiendo. No volverá a pasar—terminé la frase con una risita nerviosa al mismo tiempo que me giraba dándole la espalda, para sí no tener que soportar la dolorosa acción de verla a los ojos—Buenas noches, Miku.
Sin embargo, ella no pronunció ni una palabra más en toda la noche que restaba. Entendí su mensaje mudo y procedí a imitarla tratando de dormir, incrédula aún de lo que había pasado y, sobre todo, de que yo lo hubiese iniciado. Por primera vez en mi larga vida como ángel sentía que había hecho algo realmente malo y, sin estar totalmente segura de la razón que provocaba mi malestar, cerré con más fuerza mis parpados sintiendo culpa y vergüenza desbordándose dentro de mí.
Al día siguiente abrí los ojos justo cuando los deslumbrantes rayos del sol se filtraron por la ventana que daba a la calle. Todo estaba tan deslumbrante... tanto que me olvidé en dónde me encontraba y esperé ver a mis queridos compañeros ángeles, pero no. Un fugaz flash pasó por mi mente y recordé en donde y porqué estaba ahí. La luz del día puso en claridad mis pensamientos y me hizo acordarme de mi realidad: tenía que volver al cielo en cuanto me recuperara. No quería causarle más molestias a esa mujer, sobre todo por lo amable que se había portado conmigo desde que la conocí.
ESTÁS LEYENDO
Himitsu ~ Kuro No Chikai (Yuri)
Hayran Kurgu~Kuro no Chikai~) es una Canción Original Vocaloid. Narra la historia de un ángel (Kagamine Rin) que se enamora de una humana (Hatsune Miku), a pesar de que esta está prometida con otro hombre. Por lo que el ángel desaparece una vez es rechazada-y t...