Capítulo 6:

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Paseando por la plaza principal del pueblo breves recuerdos llegaban a mi cabeza. Recuerdos de mi persona caminando tranquilamente con alguien más, hablando, riéndonos juntos y finalmente, la parte que ya conocía: el vago recuerdo de perseguir a dicha persona para evitar que se fuera.

Sumida en ello caminaba sin fijarme por donde iba hasta que choqué con una persona de frente.

-Lo siento. No estaba prestan...

Levanté mi vista para ver a la persona que tenía enfrente. Me quedé sin palabras. En el momento en que nuestros ojos se encontraron, se sentía como si algo hubiera pasado a través de mi cuerpo a una velocidad tremenda. Me quede allí, congelada e incapaz de moverme. Él se quedó en silencio delante de mí, mirándome con una sonrisa suave.

Era un joven muchacho de estatura promedio; un poco más bajo en comparación con mi estatura, de cabello rubio dorado; el tono más bonito de rubio que había visto, y lo llevaba agarrado en una coleta; complexión delgada y espalda ancha, y ojos verdes cual esmeralda. Aparentemente no mayor de 17 años de edad, vestía formalmente con un pantalón holgado y una camisa café de tela un tanto transparente con encaje cerca a los botones.

-No hay problema. Yo también iba distraído.- Dijo con una voz profunda que a la vez me transmitió tranquilidad y sujeto mis manos entre las suyas mientras sonreía.

<< ¿Quién era él y por qué se me resultaba tan familiar aunque era la primera vez que lo veía?>>

-Disculpe mi mala educación, bella dama. Mi nombre es Len Kagamine ¿Cómo se llama usted?

- Me llamo... Miku Hatsune, mucho gusto.

Yo había conseguido finalmente a hablar, pero en vez de formar palabras adecuadas, había tomado un comportamiento sospechosamente tímido, es más, sentí que me veía y escuchaba como una tonta. No, esto no fue como yo en absoluto...

- El gusto es mío, bella dama. Tiene usted un nombre muy bonito justo como la propietaria.

-No diga eso, no es verdad.

- Claro que lo es. Nunca en mi corta vida he visto a alguien más hermoso como usted. Por cierto, ya que se me ha presentado la oportunidad de conocerla, ¿podría ser mi guía de pueblo? Me acabo de mudar y aun no me he familiarizado con las calles.

-Bueno... está bien. ¿Y a dónde quiere llegar? ¿Tienes algún sitio en particular al cual quieras que te ayude a llegar o solo vagamos por los lugares más importantes del pueblo?- Respondí un poco nerviosa.

- A decir verdad, me separé de los familiares que me estaban ayudando a establecerme en mi residencia, me perdí y ahora no recuerdo el camino exacto de regreso.

-Ohh... entiendo. ¡Vamos, le acompaño!

¿Qué estaba haciendo? No debería de acompañar un completo desconocido a su casa, eso podría terminar muy mal. Aunque no sé cómo describirlo, no había manera de que yo supiera con certitud que pasaría si lo acompañaba, pero estaba segura que él no me haría nada malo. Algo me lo decía y me podría jugar el pellejo por ello, (Justo como lo estoy haciendo ahora) es extraño pero al estar juntos hace que mis preocupaciones queden a un lado, que pierdan importancia.

Me tomó de la mano y ambos caminamos en círculos por todos los lugares y calles más significativos. No me soltó ni un solo momento hasta que giramos una esquina y llegamos a una de las zonas más humildes del poblado.

-¡Oh! ¡Reconozco esta calle!- Dijo él muy entusiasmado.

-Jejeje, que bueno.

- Si, mi casa es la que está al final de la calle. Le agradezco mucho el gesto, déjeme compensarle.-

- Está bien, no es necesario.

-Mhh... bueno que tal si le invito a tomar algo. Quizá me acepte una taza de café, té o puede ser incluso una copa de vino, lo que gustes-

Inconscientemente al escuchar la palabra vino, comencé a desconfiar un poco de él y supongo que fruncí el cejo o algo denotó lo que pensaba porque antes de protestar el chico se apresuró a intentar corregir lo que había dicho.

-No me malinterprete, yo solo quiero agradecerle que me haya ayudado y de paso pasar un rato ameno en su compañía, nada más. Pero entenderé si no quiere, es decir, nos acabamos de conocer.- Dijo apartando la mirada con una expresión de tristeza profunda, parecía que en verdad le afectaba. Realmente pretendía negarme, pero después de verlo así, se me escapo de los labios la afirmativa que el ansiaba.

Me sonrió y espontáneamente respondí con el mismo gesto mientras el abría la puerta de su casa y se esperaba en el umbral a que yo pasara primero.

-Pase usted, Srita.- Dijo mientras colocaba una silla para que yo me sentara.

-Basta, no sigas. No me gusta que seas tan formal cuando se nota que nuestras edades no son muy diferentes. Dime solo Miku.

-¡Por fin! Esperaba que dijeras eso. Dijo poniéndose frente a mí y guiñándome un ojo. Entonces, ¿Qué gustas que te sirva?- continuo.

-Bueno, quizá si te acepte la copa de vino que antes me ofreciste. Dije con un tono de voz confiado.

- Espérame un momento, ahorita te la traigo. Dijo alejándose en dirección a la cocina.

Poco a poco la desconfianza se me estaba pasando, aquel muchacho era tan espontaneo y tierno en sus acciones, palabras, todo, que el tiempo se me iba muy rápido. Tomé unas cuantas copas más de la que inicialmente acepte y quizá, por ese motivo, empezaba a imaginar cosas porque tenía la impresión que Len me veía como si ya me conociera.

Se me estaba haciendo tarde. Probablemente había demorado mucho, no sabía exactamente la hora pero comenzaba a oscurecer y no contaba con una buena excusa para llegar por la noche a mi casa y menos ahora que mi prometido estaba ahí. A fin de cuentas, si quería llegar antes de que terminara el crepúsculo tenía que salir ya, no importa que tan bien me la pasara con Len era momento de retirarme.

-Bueno, parece que ya es hora de retirarme. Hay alguien que espera mi llegada en mi hogar.

-Oh... entiendo. Digo, tiene sentido que alguien tan bella como tú, tenga una persona importante en su vida.

Ahí estaba nuevamente esa expresión. Después de todo, tal vez no eran alucinaciones mías; cada vez que salía a relucir el hecho que somos desconocidos o detalles relacionados con mi vida terminaba de la misma manera, con esa mirada triste y sonrisa forzada. Y de paso también lograba entristecerme un poco, aunque no debiera, lo hacía.

De repente, comencé a sentir que lo deseaba, que quería aliviar su dolor y que, el ayudaría a suprimir el mío.

-Bueno... me retiro. Nos vemos.-Dije dirigiéndome al umbral de su morada.

-Eso espero. Me encantaría volver a verte.

A mí también me gustaría volver a verlo, debo admitirlo.

-Adiós, Len.

-Adiós, Miku-Como de costumbre, tomó mis manos entre las suyas (me refiero en el transcurso de estas horas, lo había repetido un par de veces) y enseguida me planto un beso cálido, tierno y suave en la mejilla.

Supongo que mi sonrojo fue más que evidente,ya no podía seguir el ritmo de mi corazón que con violencia se precipitaba y sin tardarme me aleje sumamente apenada.

Himitsu ~ Kuro No Chikai (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora