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Rápidamente puse mi mano sobre el censor de la puerta y esta volvió a abrir sus puertas para dar paso a un chico.

Juro que sentí mi mandíbula abrirse y mi cuerpo se congeló al ver al chico.

Juro, mi cerebro se derritió.

El también me miró y me sonrió entrecerrando los ojos.

Me convertí en un charco de babas observando su linda sonrisa y esos ojos cálidos marrones.

-Gracias-dijo sin parar de sonreír y se estiró para pulsar algún numero de ese modo acercándose a mi.

Olía tan bien....

Parpadeo saliendo de mi sueño y me aclaré la garganta. De repente hacia mucho calor y el enorme ascensor me parecía muy pequeño.

Me rasque la nuca incomoda-Esto... ¿De nada?

Y el chico volvió a sonreír obligándome a devolverle la sonrisa, y de repente todo era paz y amor. Veía arcoiris por todos lados y mi piel hormigeaba, por no hablar de mi estómago que parecía que se instaló ahí una feria de mariposas.

-¿También vas a fisio?-pregunto el chico.

-Si... -casi suspiro.

¡Que carajos haces!¡Baja de la nuca idiota!

Sacudí mi cabeza un poco e hizo una mueca por el dolor-¿Tu?-le pregunté de vuelta.

-Sip, última cita -dice sin dejar su sonrisa.

Deja de sonreír maldito.

-Si todo esta bien vuelvo a jugar basket-añadió.

Arqueo las cejas sorprendida ¡El basket me seguía a todos lados!

Pero me veo sonriendo a mi misma en los espejos, con mis mofletes rojos pero gracias a mi piel morena no se notaba mucho.

Jesús, pareces una adolescente.

Un segundo ¡yo era una adolescente!

-Yo solo vengo por el dolor de cuello-subo un poco los hombros -¿Y que te pasó que no podías jugar?

El señala su rodilla-Tuve un trauma en un partido y hace unos meses me hize una operación. Los médicos dijeron que salió bien... -suspira-Pero ahora todo depende de la palabra del fisioterapeuta.

-Se te ve muy impaciente-bromeé-¿Te gusta mucho el basket?

Asiente y en ese momento las puertas se abren-Por cierto, soy Kiyoshi Teppei -me da su mano mientras caminamos. -Pero llámame Teppei.

Estrecho su mano y la noto agradable al tacto y muy suave-Yo soy Aomine Amane, pero llámame Amane.

El pareció sorprendido-¿Aomine? ¿Acaso eres la hermana de ese Aomine?

Suspiré y metí mis manos en los bolsillos de mis vaqueros. La verdad es que me cansaba todo esto de hermana de Aomine. Yo era yo y punto.

-Supongo que si-murmuro.

Caminamos un rato en silencio hasta llegar a la sala de espera.

-Encantado de conocerte-dijo el chico.

Sonrió un poco pero antes de que pueda decir nada más soy llamada para ir con médico.

-Nos vemos Teppei -le sobrio antes de entrar en el despacho pero antes le oigo decir:

-Eso espero.

SisterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora