Capítulo 12

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¿ Por qué es tan infantil ? ¿ Por qué tiene que ser así ? Dios, no quería seguir comiéndome la cabeza con lo que pasó cuando estábamos comprando. Es inútil encontrar lógica alguna a su comportamiento. ¿ Por qué tendría que haberme besado ? No lo entiendo. No entiendo su cabeza. Primero se pone como un loco a hacer carreras de carros con un crío. Segundo dice que no es un infantil por hacer eso y me besa. ¡ Me besa ! Y tercero, sale corriendo después de besarme. ¿ Tiene lógica eso ? ¡No! No la tiene. Es como intentar hablar con un niño de 2 años. Unas veces llora y no sabes por qué y otras veces se empieza a reír porque le da la gana. Dejémoslo en que es un chico bipolar y punto.
Ahora mismo Mcflay se había ido con Owen a hacer no sé qué gilipollez. Era la hora de comer y yo tenía hambre. Mucha hambre. Fui hacia el congelador y cogí el filete de salmón que había comprado. Lo metí bajo agua caliente para que se descongelara un poco y mientras tanto, empecé a hacer una ensalada portuguesa. Al cabo de 10 minutos tenía mi comida lista. Y devoré como nunca antes había devorado un plato. Estar con Trenton te daba hambre. Mucha hambre. Enfrentarse a su carácter bipolar era agotador y hambriento.
Cuando acabé, fregué todo a mano. No me gustana el lavavajillas. Dejaba manchitas de los productos que utilizaba y eso me daba asco. Dejémoslo en que soy especial con la comida que me meto en la boca.
Una vez hube acabado, me puse a hacer deberes para adelantar la semana. Y cuando iba por la mitad, llamaron a la puerta.
Me levanté de un salto y me miré en el espejo de la puerta. Estaba más o menos normal. Tenía el pelo recogido en una coleta alta porque ese es el peinado que utilizo para estudiar y llevaba unos pantalones deportivos súper anchos, además de una camiseta ajustada y unos calcetines deslizantes. Quien quiera que fuera, pensaría que estoy loca o algo, así que, me daba igual. Corrí hacia la puerta, más bien deslicé, porque no dejaban de llamar, insistentemente.
- ¿ Por qué cojones llamas tanto ? - grité abriendo la puerta y vi a Astrid.
- Menudas formas de abrir la puerta y encima con esas pintas - entro sin percatarse de que me había quedado con la boca abierta.
- ¿ Qué... qué haces aquí ? - la pregunté dando un portazo.
- Cuidado, es una puerta muy bonita. Mira, llevo esperando horas a que me llamaras. Te despediste diciendo : Adiós mañana hablamos. Y no me has llamado ni has contestado mis mensajes - dijo tirándose al sofá. - Es muy bonito.
- No he mirado el móvil. Lo siento, se me pasó. No llevo aquí ni 24 horas y ya se ha complicado todo. Primero que si traer las cosas, luego que si cargar con Mcflay a hacer la compra - pensé un segundo en si decirle o no lo que pasó, pero me quedé con la boca cerrada respecto a ese tema.- Y encima ahora se me acumulan los deberes.
- Ahora te vas a tomar un respiro. No he comido, así que nos vamos a Mc'Donalds - me sonrió.
- Astrid, no. Tu seguramente has hecho todos tus deberes. Y me refiero a los de las próximas dos semanas. Yo no tengo ni los del lunes.
Empecé a alterarme. Yo no podía salir por ahí cuando mi vida había cambiado tanto de un día para otro. Habría acabado mis deberes entre el sábado y el domingo, pero tuve la maldita cena y el cambio de hogar.
- Jade me quedo esta noche contigo y te ayudo, pero me estoy muriendo de hambre y hay uno aquí al lado. Por favor - me puso pucheritos de perro.
- Vale. Pero no te puedes quedar. Eso me distraería muchísimo.
- Jo... por fa...
- No. Te llevo a Mc'Donalds y te pago la comida, pero te vas a tu casa después. Tengo cosas que hacer.
- Vale - empezó a saltar corriendo hacia la puerta. - Te espero abajo y por favor, ponte algo menos... - dijo señalándome - así.
Fui a mi habitación y me puse la ropa de por la mañana. Me solté el pelo y me puse perfume.

Llegamos al... ¿ cómo llamar a ese antro ? ¿ Restaurante ? ¿ Bar ? ¿ Bar de comida basura ? Pues no sé, pero llegamos.
Astrid eligió un sitio al lado de un cristal que daba a la calle y yo fui a pedir. A Astrid le cogí algo que llevara pollo, patatas fritas y una coca-cola y yo me pedí una fanta de limón.
Le dejé la bandeja a Astrid y empezó a comer como hace la gente "normal". Sacó la cosa con pollo del envoltorio y se sacó un tenedor y un cuchillo del bolso. Y empezó a cortar en trozitos todo.
- Astrid...
- No digas nada.
Me callé al instante. No iba a decir nada. Era una de las pocas veces que íbamos allí. Y todas las veces que fuimos, fue con amigos. Y ella jamás haría lo que hace con amigos delante. Por eso me quedé un poco tastocada al ver que cortaba todo con el cuchillo.
Unos diez minutos después, vi que Owen se acercaba. Eso significaba que Trenton también estaría. Vi como Astrid levantaba la vista de la comida e inspeccionaba todo el local con la mirada. Cuando encontró lo que buscaba se miró en el cristal y empezó a arreglarse el pelo y todo eso.
- Hola - dijo Owen sentándose a mí lado.
- Hola Owen - dije sonriendo. Él me caía bien. Su primo, no.
- ¿ Qué tal rubita ?
- Bien ¿ y tú que tal " primo del chico que ronca mientras duerme " ? - se rió de mi comentario.
- Sí, sí que ronca. Yo bien. Supongo. No sé, Trenton está raro. ¿ Le ha pasado algo ? - me preguntó ya que Astrid seguía arreglándose.
Yo la miré un rato, haciendo que la observaba, pero no sabía que contestar. ¿ Sí o no ? ¿ La verdad a medias ? No quiero mentirle. Pero hay que hacerlo.
- Pues sí. Hoy cuando fuimos por la mañana a hacer la compra, tiró una estantería mientras hacía una carrera de carros con un crío.
- ¿ Enserio ? - se empezó a reír. - Tuvo que ser súper gracioso.
- Para nada - me reí. - Fue humillante.
- Nada ni nadie humilla a Jade Green - me sonrió.
- Menos tu primo - bufé.
Y hablando del rey de Roma... Trenton apareció con una ensalada y un... ¿ menú infantil ? Este chico era gilipollas. Estaba claro. Le miré con mucho desprecio. En mi mente seguía la vívida imagen del beso fugaz que me dió. ¡ Y salió corriendo ! Buf, que bipolar.
Astrid se giró completamente y empezó a mirar a Mcflay con una sonrisa triunfal. Le miró como si fuera comestible o algo... Tenía que decirle un par de cosas cuando no estuviera él delante.
- Owen cielo, esto es para ti - dijo con voz de ¿ tía ? Dios. Infantil hasta la médula.
- Imbécil - rió Owen mientras cogía el menú infantil.
Ellos empezaron a hablar de cosas. Cuando oía mi nombre asentía. Supuse que quizás no era lo que querían que hiciera, podrían haberme preguntado cualquier gilipollez, como si había intentado beber con la nariz o algo por el estilo y yo habría asentido sin tener ni idea de la pregunta. Estaba absorta. Lo único que contemplaba y me repugnaba era la mirada con la que miraba Astrid a Mcflay. Tenía que decirla que así le espantaba. Y se lo iba a decir porque parecía que estaba loca. Un sonido me despertó de mi "coma'.

El Destino Nos Odia Pero Nos AmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora