CAPITULO 4. Demasiada información... Alt+Ctrl+Del ...

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Este Capi se lo dedido a mi insistente Hermana Rosibel, quien se ha apostado en a mi lado hasta que terminara de escribir, pero no os preocupeis que no la he dejado leer hasta que la subi para vosotros ja ja, casi me lincha por eso

espero que disfruten del capi y espero no decepcionarlos

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Damián

Por un momento no logre ver nada más que el verde de la espesa selva, los pequeños duendes reían y bailaban  con sus voces cantarinas, aun estábamos en algún lugar o una dimensión adjunta a él inframundo puesto que Kate aun conservaba sus alas negras. Busque con la mirada un refugio pero la espesura de la selva era demasiada incluso para ver el cielo, los pequeños duendecillos llamaron mi atención con sus monadas indicándome que les siguiera o al menos eso era lo que yo quería creer, por increíble que parezca los diminutos seres eran tan rápidos como yo o incluso mas ya que sus caritas no daban indicios de fatiga, avanzamos solo unos kilómetros antes de encontrar una zona rocosa oculta entre la vegetación, cerca a nosotros se escuchaba la corriente de un río, los pequeños bajaron la velocidad y ahora daban brinquitos entre las rocas, los seguí ciegamente hasta topar con una cueva y di gracias de haberla encontrado.

El lugar tenía un pequeño lago interno de agua caliente color esmeralda, las paredes cubiertas de un musgo suave adornaban las paredes y parte del suelo, deje con delicadeza el cuerpo de Kate cerca del lago para que entrara en calor y fui en busca de hojas secas para crear una cama, uno de los pequeños duendecillos me siguió y me indico varias hojas de textura suave, hasta el momento no habían hecho nada para desconfiara de ellos, sin embargo frote la sabia de la planta contra mi brazo para verificar que no fuera venenosa, además me ayudo a encontrar otras plantas de uso medicinal, al regresar a la cueva acomode las hojas sobre un colchón de musgo y deposite a Kate con sobre él con todo el cuidado que pude para no dañar sus alas.

Mientras escuchaba su corazón y respiración descontrolada me dedicaba a realizar algunas infusiones con las plantas que los duendes me ayudaron a recolectar, las coloque cerca de la posa para que alargaran y tome nuevamente a Kate en mis brazos, sus heridas curaban pero la gran cantidad de hierro no la dejaba sanar, le quite de encima mi camisa y entre junto con ella en el agua, sabía que si despertaba era un peligro para mí pero eso no me importo, la sumergí en el agua y lave cada una de sus heridas, su piel de nata tiraba pequeños brillos ahí donde el hierro era liberado, mis manos sin querer volaban sobre su cremosa piel eliminando cualquier rastro de tortura y remplazándolo con caricias, su boca rosada y húmeda casi clamaba ser besada y lo hubiera hecho si no hubiera sido porque los duendecillos volvieron a aparecer con una vieja elfo, sus rostro estaba surcado de finas arrugas, sus ojos y sus labios fruncidos en una mueca desaprobatoria,  protegí la desnudes del cuerpo de mi compañera con mío mientras  veía avanzar a la anciana que era precedida por los duendes que me guiaron hasta aquí y tres más que me observaban de forma divertida.

-          Salid de ahí – me ordeno con voz cansada pero firme

-          ¿Quién eres? – pregunte mientras obedecía sin darme cuenta

-          Mi nombre es Irene – dijo la anciana sacando de un fardo algunas prendas – has hecho bien en limpiar sus heridas pero necesita más que eso para recuperarse pero el deseo que sientes por ella es un peligro en este momento – termino poniéndome en evidencia, aunque no se necesitaba más que ver un poco hacia abajo para darse cuenta de ello

-          Tu nos ayudaste allá atrás

-          Si, tontamente han caído en la trampa que les ha puesto Adaz Assur – respondió acercándose a Kate con las prendas – aparta – mando con un movimiento de mano

EN LAS ALAS DE LA MUERTE, Libro 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora