Salía de casa de la señora Witaker cuando Earl pasó de nuevo por allí, pero esta vez sin la Sra. McAllister y su hijo. Por allí no había ningún hotel, ni casas en alquiler así que esperaba que no le hubiese dicho a Earl que la dejase vagar por ahí sola. Subí a mi coche y fui tranquilamente hacia el final de la calle pero no la vi, decidí dar una vuelta por el pueblo para ver si la encontraba y de paso hacia mi ronda. Tras dos horas buscándola no tuve suerte así que decidí volver sobre mis pasos e ir a la calle de la señora Witaker así si tenía que pedir un equipo de rescate solo tenía que subir hasta la casa de Dagmar y Emily Lancaster. Estaba aparcando al final de la calle cuando una embarazadísima Emi salió al porche acompañada por la señora McAllister, se dieron un abrazo y cada una tiró para un sitio diferente, mientras que la joven forastera volvía meterse en la casa, Emi subía en su todoterreno y ponía rumbo a casa de su abuela; esperé un rato a ver si la joven salía pero no lo hizo así que puse rumbo a casa de la abuela de Emi.
Sabía que la señora Jones estaba delicada de salud y que tanto Dagmar como Emi hacían lo que podían por ayudarla. Emi salía de la casa bastante abatida cuando yo aparcaba y decidí ver que sucedía. Me bajé, me acerqué a la casa y dije:
- Hola Emi ¿ocurre algo?
- ¡Hola! No, no ocurre nada. Solo es la abuela siendo cabezota – dijo ella.
- Si necesitáis cualquier cosa no dudéis en llamar.
- Gracias Connor, pero de momento no hace falta.
- Bueno te dejo, no quiero que corras para llegar a casa y hacer la cena – dije para ver si soltaba prenda.
- No tranquilo, hoy cocinarán por mí – dijo Emi cayendo de cuatro patas en mi trampa. – Selene va encargarse de la cena por mí.
- ¿Selene? – pregunté inocentemente.
- La chica que fuisteis a buscar Earl y tú, se está quedando en nuestra casa con su hijo por unas semanas – contestó ella.
- ¿Os conocéis? No es bueno meter extraños en casa aunque vengan con un niño pequeño – le advertí.
- No yo no la conozco mucho, pero es familia. Es genial tenerla por aquí durante una temporada. Bueno me voy no quiero que Dagmar o Selene se preocupen. Nos vemos Connor – se despidió Emi.
- Buenas noches Emi, conduce con cuidado – me despedí.
Después de eso di por terminada la jornada laboral y me fui al bar local. Me acababa de sentar cuando Julian y Christopher entraron flechados por la puerta y fueron directos a Earl, Christopher fue el primero en hablar:
- Hola Earl ¿han llegado bien nuestras visitas?
- Hola Chris. Si han llegado de una pieza a pesar del viajecito que hemos tenido – contestó el viejo.
- Siento no haberme podido reunir en el pueblo, esos locos no me han dejado tranquilo – dijo Julian.
- No te preocupes ella me dijo que la dejara en la casa de Dagmar y Emi. Los dejé allí hará un par o tres de horas, creo que necesitaban un buen sueño.
- ¿Estaban bien cuando los dejaste? – preguntaron los dos hermanos a la vez.
- Sí, el crío se despertó diez minutos antes de aterrizar por las turbulencias, se asustó un poco pero Selene lo tranquilizó y se durmió de camino a casa de Dagmar – contestó Earl.
- Gracias. Buenas noches – dijeron los dos hermanos y se fueron.
**
Ayer por la noche tras fregar y recoger la cocina me despedí de mi hermano y mi cuñada y me fui a dormir. En mitad de la noche me despertaron los gritos de Jack, salí disparada de la cama y entré en la habitación. Mi pequeño estaba sentado en medio de la gran cama de matrimonio mirando horrorizado a su alrededor, grandes lagrimones surcaban su dulce carita mientras que grandes ojeras se cernían bajo sus ojos. le cogí en brazos y comencé a cantarle la canción de cuna que mi madre nos cantaba a mi y mis hermanos Jack se agarró al estilo koala, pegó su cabecita en mi hombro y comenzó a relajarse mientras le cantaba y le acariciaba la espalda rítmicamente. Una vez se hubo tranquilizado y se volvió a dormir lo arropé y salí de la habitación; fui a mi habitación agarré mi chaqueta y el intercomunicador de bebés, bajé abajo y salí al porche. Contemplando las estrellas no pude evitar echarme a llorar, lo que creía seguro se había ido al garete en un abrir y cerrar de ojos. Estaba tan ensimismada en mis problemas que no me había dado cuenta de que ya no estaba sola, Dagmar puso una mano en mi hombro y me dio un apretón para hacerme saber que estaba ahí para mi. No pude evitarlo más y por primera vez en cuatro meses me vine abajo, mis rodillas cedieron y caí aplomo contra el suelo de madera del porche sollozando. Enseguida mi hermano se arrodilló detrás de mi, me abrazó y me pegó contra su pecho cómo hacia cuando éramos pequeños. Me acurruqué contra su pecho y lo deje ir todo, lloré y lloré hasta que no quedó nada, Dagmar se limitó a sostenerme y decirme que todo iría bien, que todo se pasaría enseguida, pero yo no estaba tan segura. Entre sollozos le pregunté a nadie en particular:
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Una Ardiente Tempestad
RomanceTras un amargo divorcio y embarazada de cuatro meses Selene Lancaster es obligada por su hermano Alekxander a descansar entre quince y veinte días. Lo que no esperaba es que la obligasen a salir de la ciudad y menos aún que la enviasen a Sitka el di...