Habían pasado cuatro días desde que la vi, cuatro días sin saber nada de ella o hablar con ella; podría fingir y decir que estoy bien pero no lo estoy. Me levanto pensando en ella, me paso el día pensando en ella, buscándola por cualquier lugar por donde paso y al irme a dormir sueño con ella. No puedo olvidar el sabor de su boca, el tacto de sus labios o como se sentían sus manos entre mi pelo.
Hoy a diferencia de otros días me despertó el sonido estridente de mi móvil, a tientas agarré el aparato y descolgué. Antes de finalizar la llamada ya estaba en pie y vistiéndome, llamé a todos los chicos de la comisaria para que se reuniesen conmigo en el lugar y en cuanto terminé con ellos llamé a la estación de bomberos y a Julian para avisarles de lo sucedido.
Veinte minutos más tarde me encontraba en la entrada de la reserva forestal contemplando el incendio que se desarrollaba ante nosotros. Los bomberos trabajaban para contenerlo lo antes posible y que no ardiesen más hectáreas; pero la cosa no estaba funcionando. Entre los bomberos desperdigados por la zona más activa del fuego se encontraba Dagmar, solo de pensar que andaba por allí me vinieron a la mente los rostros de Emi, Selene y Jack, tuve que apartar esos pensamientos para centrarme en mi trabajo y procurar que todos volviésemos sanos y salvos a casa.
Tras veinte horas intentando apagar aquel demonio aún no habíamos conseguido aplacarlo; a mitad de la mañana los helicópteros habían tenido que abandonar porque las ráfagas de viento soplaban demasiado fuerte y les costaba mantener los aparatos en el aire. Julian y Earl se mantuvieron cerca para que en cuanto el tiempo mejorase volverían a la carga.
Aquel fuego no se parecía en nada a cualquiera que hubiese visto antes; no había forma de apagarlo, solo habían logrado apagar algunos focos pero el resto seguí ardiendo sin control alguno. Nuestro mayor temor era que no pudiésemos controlarlo a tiempo y que acabase llegando al pueblo y por los cálculos que había hecho Dagmar puede que en unas diez u ocho horas llegase a las primeras casas. En cuanto el hermano de Selene vino al puesto de control para descansar y recobrar fuerzas nos informó de que el fuego era provocado y que parecía estar formado por Napalm y algún otro acelerante que no podía adivinar, tomó unas muestras cómo pudo y las trajo. Tal y como entregó las muestras las cogí y se las llevé a Earl para que las llevase al laboratorio y las analizasen, mientras volvía hacia el puesto de control avisaron por radio que los vientos habían cambiado y que el fuego se desplazaba para el pueblo. Frené en secó y avisé por radio que me encaminaba hacia el pueblo, concretamente hacia las zonas que primero se verían afectadas para desalojarlas. Durante todo el trayecto en lo único que podía pensar era en Selene, Jack y Emi; conduje con el corazón en un puño y me obligué a centrarme de nuevo. En cuanto llegué a la carretera principal del pueblo vi cómo una camioneta bajaba a toda velocidad por la calle de Dagmar, pensé que a lo mejor el fuego ya estaba bastante cerca para que la gente lo viese, pero cuando miré fijamente hacia el bosque vi que no era eso. Me quedé mirando la camioneta atentamente esperando que aminorase en cuanto viera mi coche pero no lo hizo, al revés aceleró más si cabe; la camioneta salió y giró a la derecha sin frenar en el stop, la maniobra era digna de una película de acción y a pesar de que la camioneta patinó un poco el conductor logró controlarla a tiempo. En un día normal le habría dado el alto y le habría metido un buen puro pero hoy no tenía tiempo para eso, puse el coche en marcha de nuevo y me encaminé hacía el final de la calle de Dagmar comencé a avisar a la gente, les indiqué que debían coger lo imprescindible y que se encaminasen hacia el instituto del pueblo de al lado.
Cuando me tocó llegar a casa de Dagmar para avisar una sensación de malestar general se instaló en mi estómago, llamé un par de veces pero nadie contestó, me preocupó que no contestasen sobretodo porque sabía que estaban en casa ya que el todoterreno de Emi estaba aparcado en la puerta de casa. En vista de que no contestaban cogí la llave que había pegada detrás de la teja de decoración, entré en la casa y sin pensarlo dos veces corrí a los dormitorios. El de Jack estaba vacío, el de Selene y el bebé igual, pensé que estarían con Emi en su habitación pero allí tampoco estaban. Comprobé toda la casa pero no había ni rastro de ellos, el pánico comenzó a apoderarse de mi pero me obligué a mantener la cabeza fría; estaba a punto de salir de la casa cuando vi un trozo de papel doblado sobre la mesa. Lo cogí para leerlo pero antes de leerlo mi radio sonó:
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Una Ardiente Tempestad
RomanceTras un amargo divorcio y embarazada de cuatro meses Selene Lancaster es obligada por su hermano Alekxander a descansar entre quince y veinte días. Lo que no esperaba es que la obligasen a salir de la ciudad y menos aún que la enviasen a Sitka el di...