El Reto

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Tal y cómo Selene me colgó comencé a preparar mis cosas para salir en cuanto Chris entrase por la puerta, por suerte no tuve que esperar mucho, menos de diez minutos después Chris entró en comisaria. Me informó de todo y de que su hermana no había contestado porque andaba horneando galletas, sonreí ante la imagen de Selene en la cocina con aquella camiseta, un delantal y batiendo la masa de las galletas, pero la sonrisa desapareció de mi cara en cuanto recordé que ella y Jack andaban solos por el pueblo de camino a la taberna de Pete. Recogí mi anorak de la percha y salí pitando de allí mientras Chris se reía de mi porque decía que corría como un náufrago que lleva sin comer dos meses, ignoré sus comentarios y sus risas y subí al coche. Conduje rozando el límite de velocidad para llegar a tiempo, para cuando llegué al bar aún no había rastro de Selene y Jack, estuve a punto de conducir por el barrio para interceptarlos pero entonces los vi a lo lejos. Jack iba cogido de la mano de Selene y señalaba a todas partes, Selene le sonreía y de vez en cuando se paraba señalaba algún lado y le explicaba algo, el pequeño la escuchaba atentamente y la miraba cómo si no diese crédito y luego la abrazaba y la besaba. Ver cómo interactuaban madre e hijo entre si hacía que se me inflará el pecho de orgullo y que una sensación de calidez y paz se extendiese por todo mi cuerpo. Baje del coche caminé hasta el capó y me apoyé contra la parrilla del coche mientras observaba a Selene y Jack sin cortarme un pelo. Cuando llegaron al cruce Selene pegó un vistazo a toda la calle cómo si buscase algo, en cuanto su mirada se posó en mi comprobó la carretera, pasó y con un paso tranquilo se encaminó hacia mi.

En cuanto llegaron a mi altura Selene dijo:

- ¡Hola! ¿Llevas mucho esperando?

- Hola. No acabo de llegar. ¿Cómo estáis?

- Bien, estamos bien. Jack saluda al sheriff Walker – instruyó Selene al pequeño que me miraba fascinado.

- Hola... – dijo el pequeño.

- Hola Jack. Soy Connor el compañero de tú tío Chris – le dije tendiéndole la mano bajo la atenta mirada de Selene.

- Lo sé – contestó el pequeño estrechándome la mano.

Selene negó con la cabeza y se dio con la palma de la mano en la frente ante el comentario de su hijo; al parecer la lengua viperina y las salidas ingeniosas eran cosa de familia. Le puse la mano en la cabeza al pequeño Jack y le removí un poco el gorro cómo si le despeinase, él simplemente me miró y bufó. Levanté la vista a su hermosa madre que nos miraba con recelo y vi el dolor en el fondo de sus ojos, me estremecí de pies a cabeza y sin poderlo evitar un leve temblor me recorrió todo el cuerpo. Selene se percató de esto y antes de que pudiese hacer o decir algo dijo:

- Pasamos, hace un poco de rasca y me gustaría llegar pronto a casa para ponerme con la cena.

Jack le tendió la mano a su madre mientras ella se hacía a un lado para dejarme pasar. No sabía que había hecho mal pero Selene había levantado un muro a su alrededor y no me iba a dejar pasar, así que me resigné y los guie hasta dentro. Por suerte la hora punta de la comida ya había pasado y solo quedaba algún rezagado, así que no había mucha gente que se acercase a molestar. Le hice un gesto Pete para que se acercase al extremo de la barra, él asintió y le dio un buen repaso a Selene y Jack. Nos acercamos a la barra y digo:

- Pete está es Selene Lancaster y su hijo Jack. Selene esté es Pete el dueño del bar y el que mantiene nuestros buches llenos.

- Es un placer conocerle – dijo Selene tendiéndole la mano.

- El placer es mío – dijo Pete estrechándole la mano – Bueno Connor dice que eres Chef...

- Lo soy, mi carrera como cocinera empezó hace veinticuatro años haciendo de pinche para mi madre, después lo fui de mis hermanos Mikael y Dagmar hasta que me canse de comer siempre comida rápida y rancia y los substituí.

Una Ardiente TempestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora