Epílogo

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Un año más tarde:

Después de seis meses de relación me declaré a Selene, bueno antes de eso le pedí su mano a su hermano Mike y tal y como recibí su bendición me declaré. Dos meses después me casaba con ella, ese fue uno de los mejores días de mi vida, el siguiente mejor día fue cuando adopté legalmente a los hijos de Selene, otro de los mejores días de mi vida fue cuando mi Selene me dijo que estaba embarazada, ninguno de los dos se esperaba que eso pasara, pero joder si no me alegré de que pasara, lo que nos lleva a este día. Hoy era un día tan normal como cualquier otro día, me levanté almorcé con mis tres amores y me fui a trabajar, Selene se pasaba todas las mañanas a media mañana para dejarme la comida y si teníamos tiempo charlábamos un poco antes de que ella se fuera al restaurante.

Hoy era un día importante para mi mujer pues su restaurante estaba entre los cuatro nominados al White Guide Global Gastronomy Award, desde que le dijeron que estaba entre los diez nominados andaba liada con la cocina, las entrevistas, los niños y el embarazo. No sé cómo se lo montaba para llevar el ritmo que llevaba sin fatigarse, el único inconveniente que tenía con la ajetreada vida que llevaba Selene era lo agotada que llegaba a casa.

Plegué algo más tarde de que había previsto, así que en cuanto terminé el papeleo, me despedí de todos y salí volando para casa. Al llegar a casa me recibió en la puerta Jack, dentro en el salón me esperaban Jamie, Emi y Sarah; Emi, Dagmar y Sarah se vinieron tras la muerte de la abuela de Emi. Dagmar aceptó un puesto en su antiguo parque y otro dando clases en la academia desde entonces Emi y Sarah pasaban más tiempo en mi casa que en la suya, Emi se había proclamado la canguro oficial de Jack y Jamie y cuando no andaban en casa, estaban en el restaurante. Saludé a todos los presentes y subí a ducharme, al entrar en la habitación no encontré a Selene por ninguna parte, estaba a punto de entrar en el vestidor cuando la puerta se cerró de golpe en mis narices, Selene asomó su preciosa cara por la rendija del vestidor, me sonrió, mi dio un pico y me mandó al lavabo mientras acababa de arreglarse. Me duché en un periquete y me vestí en un tiempo record, cuando terminé de afeitarme salí a buscar a mi chica.

Nada más poner un pie en el dormitorio la encontré de pie en el centro de la habitación vistiendo un precioso vestido premamá de color esmeralda a juego con unos taconazos de infarto negros. Me acerqué a ella lentamente puse las manos sobre su vientre y la besé tiernamente en los labios, Selene se apartó y dijo:

- Deberíamos ir pasando, recuerda que tenemos la alfombra roja, entrevistas, además eres el señor prudente conduciendo y yo soy como un elefante en una cristalería.

- No digas tonterías, eres preciosa. Además, no me importa que me llames señor prudente sobre todo cuando se trata de tu seguridad y la de nuestros pequeños. Venga hermosa chef vamos a que impresiones al mundo culinario y yo pueda presumir de esposa.

- Mira que eres zalamero Connor, pero te quiero igualmente. Vamos que ya estoy de los nervios, quiero que esto termine ya.

La atraje de nuevo hacia mi pecho, la acerqué tanto como su vientre de embarazada nos permitía, la besé y le acaricié el pelo. La ayudé a bajar las escaleras, Selene recogió su abrigo y su bolso, nos despedimos de nuestra gente y nos dirigimos al hotel Langham donde se iba a celebrar la gala y donde íbamos a pasar la noche por cortesía de los organizadores.

Nada más llegar a la alfombra roja Selene se vio rodeada por colegas de profesión, periodistas, críticos y empresarios del sector, podría haberme echado a un lado y verla moverse por allí hablando, saludando, sonriendo o atendiendo amablemente a cualquiera que se acercaba a ella, pero mi mujer no me soltó en ningún momento.

Una Ardiente TempestadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora