Aceptación

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Hermione se encontraba en la biblioteca intentando concentrarse en el texto que leía y en la tarea que debía de realizar  

Una vez se había enfocado en su texto, olvido el mundo que la rodeaba y todo lo que pudiera pasar o en lo que pasó.

Por aquel momento solo importaba la investigación que debía de realizar para pociones, y nada más.

Y para ella ese momento era lo que necesitaba, dejar de pensar en Remus Lupin por unos momentos, aunque fueran escasos, debía de evitarlo y concentrarse.

Dos horas habían pasado y la joven castaña ya había terminado de realizar su investigación, y había procedido a adelantar otras tareas de diferentes materias.

Al encontrarse perdida en el mar de letras negras no se percató que un hombre de ojos dorados le observaba desde hacia ya tiempo, a una considerable distancia, mientras aparentaba leer un libro, en donde la hoja del libro no había cambiado desde que lo abrió.

Observaba atento, y sonriente ante lo que veía, su dulce rostro, sus labios rosados, sus ojos color chocolate, la forma en que fruncía el entrecejo al no comprender algo, o la manera en que luego movía los labios al escribir, cada detalle, cada movimiento que ella realizaba era tan peculiar y única, que no podía dejar de mirarla.

Pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por la bibliotecaria.

- Profesor Lupin, me preguntaba, si me podría hacer el favor de cuidar la biblioteca por unos momentos.- le dijo.

- No hay problema, yo me encargo.-

- Gracias Profesor, no debe ser problema alguno, la única que se encuentra es la Srita. Granger y usted, pero no me gusta dejar desprotegida la biblioteca.- sonrió levemente, y después de observar todo por ultima vez, se marchó del lugar cerrando la puerta.

El licántropo suspiro, y no pudo evitar sonreír,tenia una oportunidad de estar a solas con ella.

La observo por unos minutos más, y pronto, su cuerpo decidió actuar.

Por su parte la castaña no se había percatado de la falta de personas en el recinto donde se encontraba, ni de la falta de bibliotecaria, al igual que no sabía que Remus Lupin la estaba observando.

Sumergida en sus pensamientos, un suave bostezo cubrió su rostro, y fue ahí cuando sintió que una mano suavemente le giraba el rostro, hasta toparse con aquellos ojos, dulces y claros, pero que en aquel instante resplandecían como suaves rayos de sol.

Ella sintió el aroma a chocolate, que solo podía pertenecer a aquel hombre que le robaba los pensamientos.

Poco a poco sintió como sus mejillas comenzaron a enardecer ante la cercanía del licántropo.

El hombre se acercó cada vez más y más hacia ella, hacia sus labios, el cual el observaba con tanto anhelo, que apenas estaba consciente de lo que hacía o de lo que podría llegar a pasar, solo pensaba en sus labios, y en nada más que en besarlos y sentir una vez más aquella sensación tan agradable y adictiva que Hermione le provocaba.

Por su parte, Hermione había comenzado a cerrar los ojos, en el momento en que sus respiraciones se encontraron, agitadas y emocionadas, al igual que el retumbar de su corazón se hacía cada vez más poderoso.

Y por fin el rocé, el roce de los labios fue una tortura y un alivio, Remus movía sus labios como si estuviera diciendo algo, aunque de su boca no saliera sonido alguno.

El intoxicante perfume de la joven le enloquecía, al igual que la sensación de aquellos labios sonrosados que tenía en su poder.

Hermione no podía soportar mas aquella situación, y solo deseaba que pronto pudiera encontrarse besando los labios de chocolate de Remus John Lupin.

Aceptando SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora