1: No fue mi culpa.

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Mi cuerpo se impulso hacia adelante cuando apreté el freno hasta el fondo. Mi cabeza golpeó el volante con un poco de fuerza y quedé aturdida,  sentí la sangre en mis labios y me alarme, me miré por el espejo retrovisor y vi mi labio cortado y el golpe del lado derecho de mi frente. Volteé para ver a David antes de salir del auto, tambaleándome. Estaba aturdida. El auto tenía una abulladura. Nos habían golpeado. No había sido mi culpa, a pesar de que no estaba en mis cabales.

Me dolía la cabeza.

El otro conductor bajó como si nada y estaba dispuesta a maldecirlo antes de que vaya hacia la puerta de atrás de su camioneta y la abra. Me alejé instintivamente, pensando que sacaría un palo y empezaría a golpear el auto, pero sin embargo dos piernas aparecieron y un hombre se bajo. Con el golpe me costó tres segundos en darme cuenta de quien era.

Caminé hacia atrás y el hombre sonrió, como si se esperaba esa reacción. Como si ya lo hubiera hecho antes. Él me observó lentamente y por más que quise no pude moverme, estaba clavada en el suelo. Se detuvo en mi rostro, casi contemplandome, supongo que tenía mucho de mi madre.

-Siento lo del choque Mia, pero apuesto a que si te hubiese invitado un cafe hubieras respondido que no, llamarías a tu esposo y el pondría cinco hombres al rededor tuyo -hizo una pausa volviendo a mirarme- ¿Como haz estado?

-¡Estas demente! Pude haber muerto -no podía lidiar con esto ahora mismo. - Eres un maldito desgraciado

Todo se junto, ver a este señor parado en frente mío y recordar lo que vi hace minutos hicieron florecer la ira dentro mío.

- Vamos Mia, no le hables así a...

- ¿A quién? - espeté- Tu no eres nadie para mi. Te hablaré como yo quiera.

- Cómo siempre lo haz hecho. Solo quiero que esta vez escuches lo que tengo para decirte. Necesito hablar contigo y tu hermana.

- No. -él suspiro y rodo los ojos hasta fijar su mirada dentro del auto. Algo dentro de sus ojos paso antes de mostrarse sorprendido. Había visto a David- No quiero que tengas más nada que ver con nosotras. Ya tenemos suficiente de ti para toda nuestra vida.

Me acerqué a la puerta del auto y la abrí

- ¡Quieras o no soy tu padre! -parecía preocupado, pero lo ignoré. -

- Quieras o no haz perdido ese privilegio hace mucho. -me subí al auto y luego de un segundo me puse en marcha. Alejando a mi padre de mi vista.

*****

Ya estaba oscureciendo cuando estacione el auto en la entrada. David estaba dormido en la sillita y yo recordé el porqué no quería volver. Tragué saliva, desabroche mi cinturón, evité un sollozo y abrí la puerta.

James abrió la puerta de la casa, y estaba caminando directamente hacia nosotros cuando vio la abulladura. Yo abrí la puerta trasera y saqué a David quién se acomodó en mi hombro para seguir durmiendo. Cuando cerré la puerta James estaba enfrente mío, mirándome fija y seriamente. Fui consciente de mi labio inferior con sangre.

- ¿Qué paso? -quiso agarrar a David pero yo me corrí, reconocí la exasperación en sus ojos.

- David esta bien -quise avanzar pero James se interpuso-

- Eso no fue lo que pregunté. - su mano se apoyó en el auto. Un movimiento calculado, que me sirvió para no mirarlo a los ojos.- ¿Haz chocado? -me relami el labio, intentando buscar las palabras correctas para decir 《Mi padre me interceptó bruscamente para hablar conmigo y como estaba huyendo en lágrimas no pude evitarlo》.- No metas a David en esto.

Su acusación me tomo por sorpresa. Tanto que los ojos se llenaron de lágrimas rápidamente. Me parecía increíble que él pensara que le haría daño a mi propio hijo.
Quise rodearlo pero el me tomó del brazo.

- Déjame, si algo le hubiese pasado a David hubiera sido completamente tu culpa. - dije mientras me zafaba de su agarre.- nos arruinaste James.

Su mandíbula se tenso. Yo estaba llorando. Y lo peor es que él no intentaba explicarme nada.
Me di la vuelta y camine hacia la casa.

****

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Mucho amor!

Xoxo

La Nueva Jefa. -James MaslowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora