Capítulo quince: Abby

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James

-Opino que esa mujer debería jubilarse -Abby estaba sirviendo vino en la cocina y yo me esforzaba en escuchar sus sandeces. - Ella es millonaria y Lambertville también, son viejos que ya no sirven para el negocio.

Ella regresó con las copas llenas y me ofreció una mientras se sentaba en el sillón a mi lado. Vestía sólo una remera de satén rosa y una prenda de ropa interior. Dejó su copa en la mesa y se subió encima mío.

- ¿Tu que opinas? - intente mantener mi cabeza concentrada mientras ella se movía en mi regazo. -

-Opino que si ellos se retiran no tengo más negocios en ese país -tomé de mi copa hasta casi dejarla vacía. - y tal y como van los negocios me va a ser difícil conseguir otra empresa allí.

-Eso será hasta que te cases conmigo -Abby comenzó a besarme bajo el labio y siguió por mi mandíbula. Vacíe mi copa, era la quinta esa noche y me estiré para alcanzar la suya. - Papi conseguirá muchos negocios para ti.

Ella se alejó de mi cuello y me sacó la copa cuando casi la vaciaba.

- No está noche James. Quiero que me hagas el amor...

Ella me besó en los labios esta vez y luego fue a mi cuello. Era tarde estaba borracho... de repente la imagen de Mia apareció sentada al final de una cama, mirándome picarona con una pijama de satén rojo. Su piel pálida contrastaba con el color de sus mejillas y un mechón de pelo caía sobre su rostro, el resto estaba atado en un moño sobre su cabeza. Me sonreía y sin poder evitarlo eso hizo efecto en mi entrepierna.
La imagen cambio y ahora ella estaba acostada en nuestra cama con la boca entreabierta, gimiendo del placer que yo le daba. Una de sus manos fue hacia su boca y ella mordió uno de sus dedos, abrió los ojos para verme y me sonrió un segundo antes de morder su labio y soltar un gemido. Ella estaba llegando, lo notaba en cada pequeño detalle de su cuerpo y rostro, solo le faltaba un empujón...
Gruñi de la impotencia cuando la imagen volvió a cambiar.
Luego estaba Mia sonriendo, Mia enojada y por último Mia llorando dentro del auto cuando vió a Abby en mi oficina a punto de besarme.

Alejé a Abby de encima mío y ella me miró confundida.

- Lo siento, hoy no puedo...

- James...

- Volveré mañana ¿si? Lo prometo.

Me puse el saco y caminé hacia la salida.

- No hace falta que me prometas algo que ya sé que pasará. No... quiero que me prometas que mañana me vas a hacer el amor.

Yo puse los ojos en blanco.

- O algo malo le puede pasar a Mia. -me puse tenso... me volví para verla a los ojos, hablaba en serio.-

- Haz lo que quieras con ella... Ya me pidió el divorcio, dijo que los papeles llegarían pronto y mi abogado se encargará de ello -dije restandole importancia. - Pronto seré libre.

Ella me miró con desconfianza.

- Igual quiero que me lo prometas.

- Si Abby, lo prome...

Antes de poder terminar la oración me besó con fuerza rodeandome el cuello... dejé que lo hiciera. Dios sabe lo que una mujer es capaz de hacer.

Cuando al fin estuve en el auto encendí mi celular, luego arranque el auto y mientras el motor calentaba me alarmó todas las llamadas perdidas que tenía en el teléfono; todas y cada una de Mia.
El teléfono volvió a sonar y Mia aparecia en la pantalla, atendí automáticamente.

- Maslow... -la voz de ese tipo me hirvio la sangre.-  soy Kendall, Kendall Schmidt. Mia esta bien, esta conmigo, esta durmiendo. Debes venir, eres su esposo...

-¿Ella esta bien?

- Si, pero te necesita. Te doy mi dirección, anota.

...

Kendall me abrió la puerta de su departamento y entré rápidamente sin pedirle permiso.

-Esta al final del pasillo a la izquierda.- seguí sus instrucciones y entré a la habitación. Se veía un bulto en una cama gigante donde se notaba que habían dormido dos personas y que Él había sido la otra. - no creo que se despierte hasta dentro de un par de horas. Estaba muy agotada.

Su manera de decirlo me hizo voltear a verlo de manera amenazadora...

- Debo ir a trabajar -tomó de su taza y podía notar su sonrisa detrás de esta. - mi casa es tu casa.

Él se fue por el pasillo y escuché cuando dejó el departamento hasta ese entonces estuve tenso. Su vestido, el que traía anoche estaba tirado en el suelo y los zapatos los había visto a mitad del camino. Esa escena se repetía una y otra vez en mi cabeza, ella en sus brazos...

Mia jadeo del susto y la vi moverse bajo las sábanas, respiraba agitada. Tal vez una pesadilla.

- Mia... -ella se movió. - Mia.

Su cara apareció tras las mantas, creí que su rostro estaría lleno de culpa, pero en vez de eso sus ojos estaban llenos de miedo y enrojecidos.

- James...- Mia se destapó y salió corriendo de la cama para llegar a donde estaba, colgándose de mi cuello y cintura, rompió en llanto en cuanto la sostuve entre mis brazos y yo sin duda me estaba perdiendo de algo. Sin embargo tenerla entre mis brazos se sentía bien- Dios James... intente llamar todo el tiempo... estoy tan asustada...

- ¿ Qué pasó Mía? -dije mientras caminaba hacia la cama con ella en brazos. Al sentarme ella se apego más a mi cuerpo, sentía su respiración agitada y cálida en mi cuello.- Mia...

- Entraron en mi apartamento, James... -al escuchar sus palabras me puse tenso. Ella se enderezó para mirarme a la cara, parecía una nena chiquita, con las pestañas mojadas y las mejillas coloradas.- Llegué a casa y todo estaba revuelto y lo peor es que seguían allí. James que iba a pasar si yo llegaba minutos antes... y con David -sollozo volviendo a abrazarme.-

Tal vez Abby hablaba en serio y debía ser más cuidadoso con lo que hacía y decía. Marco nos tenía en la mira.

- James... tuve mucho miedo, -Mia se quedó unos segundos en silencio, pero podía sentir sus espasmos. La abracé más fuerte.- y... tu no estabas ahí conmigo.

Solo había una cosa que hacer.

La Nueva Jefa. -James MaslowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora