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Entro al cuarto donde se hospedaría unos días ya que debía regresar a San Francisco para continuar con sus actividades laborales.
Dejo su gabardina en el perchero detrás de la puerta y camino a su recamara con el pequeño cuaderno en manos.
Tomo asiento en la orilla de la cama y paso la yema de sus dedos sobre el estampado de aquella pequeña libreta.
El título estaba formado por letras de colores pasteles estampadas sobre la cubierta, dándole una vista tridimensional.
«Diario de mi Primer Embarazo»
Sus labios mostraron una pequeña curvatura hacía un costado. Solo ella podía colocarle tal nombre, era demasiado ocurrente.
Abrió la cubierta y pudo ver la primera página y comenzó a leer.
«Día Uno: La Noticia» Hoy me entere por medio de una prueba casera que vendrías al mundo. No sabes lo feliz que me sentí, las lágrimas fueron inevitables, ojala papá estuviera aquí junto a nosotros, seguro brincará de felicidad al saber que vienes en camino, aunque tenga miedo ahora sé que papi te amara como comienzo a amarte yo.
Sus ojos se humedecieron y en su garganta comenzaba a formarse un gran nudo. La fecha en que lo escribió fue el mismo día en que el había partido.
Al borde de las lágrimas paso a la siguiente hoja y continuó.
«Día Dos: La confirmación» Hoy el doctor confirmo que llevas cinco semanas en mi vientre. No lo podía creer, ahora comprendía los malestares matutinos, el cansancio y los antojos. Aunque papá no se ha comunicado sé que hay una razón y esa es el que no ha tenido tiempo. Tu papá es el mejor ejemplo de un hombre honorable y trabajador que lucha por sus sueños. Le amo como no he amado a nadie. Papá es mi mundo y tú ya eres parte de ese todo junto a Papá.
«Día Diez: Angustia» Papá no ha llamado aun, debe estar muy ocupado, quiero creer que él está bien, que de alguna manera le han mantenido muy ocupado para llamarnos, seguramente el está bien, mientras tanto hoy fui a una tienda de accesorios para bebés. Vi una cuna azul que me encanto, pero no la compre pues espero Papá llegue pronto y juntos nos preparemos para tu llegada. Me gustaría que fueras niño para que seas igual a Papá, poseedor de una encantadora sonrisa y un gran corazón. No te preocupes Papá hablará pronto. Mientras tanto sigue creciendo sano. Te amo mi pequeño potro.
Una pequeña sonrisa surco sus labios al leer el seudónimo de su hijo, el llanto era ya inevitable a este punto. Con cada página que leía era inevitable no pensar en lo egoísta que fue. Debió llamarla, decirle que estaba bien y que le esperara en su regreso pero no lo hizo. Y ahora estaba pagando el precio y con creces.
«Día Veinte: Miedo» Hoy fui al doctor pues al levantarme había una mancha de sangre en la sabana. Sentí que te había perdido, el doctor me dijo que era un embarazo de alto riesgo que debía cuidarme. Tengo miedo y Papá no ha llamado aun, pero confío en que pronto lo hará, sé que así será. Quédate conmigo ¿de acuerdo? Haré todo lo necesario para mantenerte conmigo, juntos lo haremos y Papá nos apoyará. Te amo mi pequeño potro.
