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Capítulo dedicado a Monica Ulloa. ♡
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Cada terminación de su cuerpo comenzaba a despertar, pero siendo sincera consigo misma, cada vez le costaba más trabajo levantarse.
Se frotó los ojos en un intento por desperezarse, pero ni ello lograba levantarle.
Se movió al otro lado de la gran cama y chocó con lo que parecía ser otro cuerpo.
Abrió los ojos de golpe y lo pudo ver. Jung Min se mantenía a su lado en forma fetal, sin ningún cobertor o algo.
Aunque debía encontrarse molesta por su falta, no podía. Esto había deseado cada mañana al despertar. Verle a su lado, completamente dormido.
Suspiró. Estiro el brazo y le cobijo hasta el cuello.
Fue inevitable no querer tocarle. Coloco la palma de su mano sobre su mejilla y acaricio muy ligeramente.
¿Por qué las cosas habían llegado hasta este punto?
¿Por qué no podía solo perdonarlo?
Ese tipo de preguntas le asaltaban justo en este momento. Y debía admitirse que no tenía una respuesta aún.
No había sido fácil ver aquellas fotos. Conocía a la perfección a esa chica, había visto la mirada que le dirigía a Jung Min, cuando les presento pudo notar una clara mueca de incomodidad hacía su persona. Y no es que le importara, lo que le había preocupado era el interés sin limites que demostraba hacía su esposo. Porque pesé a todo, ella era su mujer, le gustase o no.
Una mano posándose sobre su mejilla le hizo salir de su enfrascamiento y lo vio curvar ligeramente sus perfectos labios sin abrir los ojos.
«¡Tonto!»
Expresó mentalmente y aparto su mano.
Jung Min abrió los ojos y le pudo ver observándole con desaprobación.
- Creí haberte dicho que no quería estar contigo Jung Min.
El castaño se desperezó y negó.
- Teóricamente solo dormía a tu lado.
- Es lo mismo. Estamos en la misma cama, compartimos...
Detuvo sus palabras al darse cuenta de sus pensamientos.
El deseo que había apagado la noche anterior, parecía no querer menguar.
- Compartimos el mismo calor. Eso quisiste decir ¿cierto?
Ella desvió la mirada de la suya y se dio la vuelta.
Odiaba ser tan susceptible a él, el embarazo le hacía más hormonal y sin duda el deseo aparecía en cada momento con solo pensar en su cercanía.
