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El joven piloto caminaba perdido en sus pensamientos.
Aun no podía creer que en tan solo unos meses su vida cambiara tanto, y todo por una mala decisión.
Muchas veces se reprendió por lo mismo internamente. No debió dejarse llevar por la irá y los celos. Ahora estaba pagando las consecuencias y con creces.
Paso una mano sobre su cuello, movió su cabeza de un lado a otro intentando menguar el cansancio. Estaba agotado y exhausto, sin embargo a pesar se eso, feliz.
Liz había vuelto a su lado y le reconfortaba pues al regresar a casa seguramente la encontraría ahí, esperando por él.
- ¡Jung Min! - Escuchó como le llamaban. Ladeo el rostro y sonrió ligeramente.
- ¿Qué sucede Melody?
Ella le miró y supo que algo había cambiado en él, su semblante no le mentía.
Le miro a los ojos colocándose frente a él.
- ¿Paso algo que no me hayas contado aún Park Jung Min?
Le miró entrecerrando los ojos.
Los labios del castaño mostraron una sonrisa. Indicio de que posiblemente haya encontrado a aquella mujer o ...la idea de una posible reconciliación entre su esposa y él.
Lo cual le llenaba de celos. Ella había acompañado a Jung Min desde un principio, nadie más. Aquella chica no merecía un hombre como Jung Min, carismático y sensual.
Liz era el tipo de mujer de la que Jung Min siempre huyó. No comprendía que había visto en ella para atraparlo.
- Mi mujer ha vuelto a casa Melody. Eso es lo que me sucede. Simplemente... soy feliz.
Expreso Jung con una sonrisa de lado a lado.
A Melody le fue inevitable no hacer una mueca de desagrado.
-¿Qué sucede? ¿No te alegra por mi?
Ella negó y le mostró una sonrisa a medias.
- Lo que sucede es que no quiero que te vuelva a lastimar. He visto como la pasaste cuando ella te abandonó, no quiero volver a verte así de nuevo.
Explicó. Realmente había deseado que ella jamás volviera. No entendía que les mantenía juntos a pesar de lo que sucedió.
- Melody, créeme. Está vez, ella se quedará, yo luchare porque eso suceda. Gracias por preocuparte por mi. - Expresó presionando ambas mejillas de la castaña frente a él.
- Ya no soy una adolescente para que me hagas así Jung Min. - Le reprendió molesta.
Detestaba que él la siguiese viendo como una niña. Eso había impedido que se fijara en ella y buscara el calor de una y mil mujeres, hasta que la encontró a ella.
