Hola a todas, perdón por la actualización tan tardía pero de verdad no he tenido una buena semana, como sea ya tengo un poco más de tres mil lecturas y les agradezco a mis "lectoras constantes" el hecho de no abandonarme y seguir esta historia cada semana, en fin... Disfruten el capítulo de hoy y gracias de nuevo.
Capítulo XXVII
Una semana entera y amarga pasó desde que había dejado el departamento que compartía con Gael, pensaba constantemente en el frío de sus silencios sin necesidad de estar separados y en lo tardado que era superar su ausencia, nada dolía más que las punzadas que provocaba la indiferencia y tal vez él lo sabía, tal vez por eso lo hacía y me conocía bien o quizá no le importaba y ya. Entretanto comencé a escribir de nuevo y a actualizarme en la literatura, necesitaba hacer algo por mí pues Keira ya se había hecho de un trabajo y por mientras yo ayudaba con la casa, algunas tardes me reunía con ella y Alesso para leer o comentar en lo que estábamos trabajando.
Gael por su parte aparentaba ser el mismo de antes, ni siquiera mostraba debilidades al entrar al departamento o al observar el móvil con mi nombre de contacto, no hablaba sobre lo ocurrido con nadie, tal vez unas cuantas palabras con Jonathan y eso era todo, tampoco revisaba mis redes sociales y es más, hacía mucho que no entraba a las suyas.
Eso sí, su humor era el de siempre y se había cargado de mucho más trabajo durante esas semanas, por las noches esperaba encontrar la casa sin mis maletas pero cada vez que llegaba estaban ahí, eso lo irritaba y pensaba que si tuviese un poco más de voluntad, él mismo las habría llevado a donde quiera que yo me encontrara pero ni la tenía, ni sabía en donde estaba y tampoco quería saber.
-¡Gael! –Jonathan se acercó, de cerca notó que las sienes le sudaban y que se veía mucho más cansado que antes, incluso podría jurar que hasta mayor
-¿Qué? –Se detuvo en la recepción del edificio que se encontraba casi vacío excepto por un par de personas más conversando cerca y los guardias que realizarían su jornada de la noche
-¿Ya estás por irte, verdad?
-Sí, Jonathan. No tienes ni puta idea de lo cansado que me siento.
-Sí la tengo, se nota. Deberías tomarte un descanso y tomar algunas vitaminas, sé que puede resultar difícil lo de Sigyn pero al menos se separaron a tiempo.
-Cierra la boca, no es por ella que estoy así y no necesito descansos. Créeme que en lo que menos pienso es en ella y en sus berrinches de cría de preescolar.
-Yo opino que te lo replantees y...
-Nos vemos, tengo que irme –Tomó de nuevo la torre de carpetas que había dejado y salió sin dar oportunidad a una nueva respuesta.
Jonathan se quedó de pie apenas observando como el rubio partía con las carpetas y su destructivo carácter que se daba el lujo de llevar a todos lados. Sin darse cuenta del hombre castaño y robusto que se acercaba lanzó una bocanada de aire como si con eso soltase todo el veneno que querría tirar sobre Gael.
-Jon –Una voz mucho más relajada y balsámica lo saludó
-¡Devon! –Sonrió afectuosamente, Devon había sido un viejo amigo de Jonathan durante la secundaria y habían vuelto a coincidir y por recomendación de Jon, este se había mudado a Londres en busca de nuevos proyectos
-Mi amigo, ¿has tenido un mal día con el jefe? –Posó su pesada y calurosa mano en su delgado hombro
-Todos los días son difíciles con Gael, lo mandaría al carajo pero siempre que pasa un momento difícil me doy cuenta que no puedo dejarlo a su suerte, como ahora mismo que acaba de separarse de su esposa.
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Bajo su espectro
RomanceGael Legendre, un reconocido arquitecto inglés al verse en una encrucijada debido a todo el mal que ha causado, decide buscar una esposa que le de la imagen pública que necesita para ganar la presidencia del Real instituto de arquitectos británicos...