Capítulo XXXIX

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-Hizo lo correcto –contestó el sheriff –iré con mis mejores hombres al lugar que dice, en las afueras de Woodstock solo hay un par de cabañas y una que otra granja, si son solo un par de delincuentes adolescentes como los que hay por aquí, tal vez encuentren a su esposa pronto y a tiempo

-Tiene que ir lo más rápido posible, tengo a alguien que rastreó las coordenadas y sabe de forma casi exacta en dónde podría encontrarse, yo voy a ir con ust...

-¡De ninguna forma! –Interrumpió el pelirrojo policía, se mostraba ceñudo –Jamás arriesgaríamos la vida de nuestros turistas

-Por favor, sheriff... ¿Adams? –Gael se detuvo para intentar leer su apellido en la placa –le suplico que me deje ir –La voz de Gael tembló –No voy a interferir, necesito estar ahí, no tiene idea...

-No podemos arriesgar su vida, tiene que entender. Podría entorpecer la operación.

-No va a pasarme nada, tampoco voy a meterme, solo necesito estar ahí... -Su voz se cortó de nuevo pero recuperó la compostura de inmediato –Necesito estar ahí para cuando rescaten a mi esposa...

-Pero solo viene usted y el técnico que dijo que podría rastrear la llamada, su otro acompañante se tiene que quedar –El sheriff accedió finalmente después de un hondo suspiro

-Está bien –Gael suspiró mirando a Jonathan como excusándose

-No importa, lo que importa es que la encuentren y tú estés ahí –Agregó Jonathan

-Entonces ahora mismo localizo a mis hombres y partimos –El hombre pelirrojo sacó su radio.

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-Muy bien –Daniel Green se paseaba por el pequeño cuarto de hormigón en el que me hallaba encerrada –Creo que mañana es el día, mañana Gael tiene que presentar su renuncia en el RIAB y si estoy de humor, te voy a dejar ir, Sigyn..

-Eres el peor perdedor del mundo –Solté con rabia – ¡De todas formas aunque Gael renuncie, yo misma voy a denunciarte y vas a tener que huir toda tu miserable vida!

-¡Cállate! –Gritó, dejándome casi sorda –Deja tus amenazas para cuando estés libre porque ahora sigues en mis manos y si quiero ahora mismo te mato

-Puedes hacer lo que quieras pero te vas a seguir sintiendo de la misma forma y pensar que algún día sentí lástima por ti

-Muy mala elección, jamás debiste sentir lástima sino miedo –Se alejó de mí para salir una vez más y hablar cosas inaudibles con el hombre que hasta ahora había logrado comprender, era su abogado.

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El localizador de Josh Lewis marcaba coordenadas en un terreno no muy lejos de Woodstock, era un terreno de forma triangular, una granja. Específicamente tenía un granero y dos pequeñas bodegas a sus lados y muy alejado de estos, había una pequeña casa de madera aparentemente inhabitada.

Los hombres que iban a cargo eran dos, ambos de mediana edad aunque más jóvenes que el sheriff. Dos autos patrulla se dirigieron hacia el lugar, en el primero iban a bordo los dos policías y en el segundo, el sheriff, el técnico y Gael Legendre.

Para entrar en la granja había que descender por un pequeño barranco, pero a partir de entonces eso ya se veía desolado, esto hizo dudar por un segundo al sheriff.

-¿Está usted seguro que este es el lugar? –Adams se dirigió al hombre que con vehemencia apretaba distintas combinaciones en su localizador.

-Sí, aquí es.

Bajo su espectroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora