Capítulo 1

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Mientras miraba por la ventanilla, parecía que habíamos entrado en una ciudad, se veía más bien pequeña. Mi primera impresión era de ser espaciosa, rodeada por un bosque al oeste. Contenía todo lo necesario para sentirse cómodo y en casa; una cafetería muy pequeña con precios asequibles para todos aquellos que pasaban la tarde allí, un colegio y instituto lo bastante grandes como para no decir que los odiabas por su tamaño, un centro de multideportes donde se reunía gente de mi edad por las tardes... El problema es que ese no era mi hogar.

Aparacamos en frente de una casa de dos plantas, muy bonita por mucho que me costara admitirlo. Yo siempre viví en una casa de una sola planta y, era bastante pequeñita, así que me pareció una mansión. Eso superaba mis expectativas, era de piedra y se podía decir con facilidad que tendría dos pisos con techos altos. El jardín era pequeño, era más una entrada donde aparcar el coche que otra cosa. Me quedé tan embobada que no me dí cuenta de que tenía que salir del coche.

La puerta de la entrada de abrío y dejo ver a los que serían los nuevos miembros de mi família.

Alaska, mi nueva madre, me abrazó fuertemente, su pelo era de un castaño demasiado claro, bajo los primeros rayos de sol de aquella mañana. Sus ojos azules brillaban con brillo peculiar, la emoción se extendía por todas las fracciones de su cara. Llevaba unos pantalones tejanos oscuros que hacían sus piernas largas debido a los tacones negros que la sostenían y una blusa amarilla con lunares negros, debajo de lo que parecía un devantal de cocina algo afectado por el paso de los años.

A su lado estaba mi nuevo padre, su marido, Adam. Era atractivo, llevaba el pelo rubio ceniza hacia atrás engominado y sus ojos eran del color del metal, grises, pero te daban sensación de seguridad al verlos. Cuando Alaska me soltó, Adam me abrazó también, me sentía demasiado pequeña en sus grandes brazos. Llevaba un traje de empresario y parecía sacado de una película en blanco y negro.

Apoyado en la puerta de entrada a la casa estaba, el que suponía que era mi hermano mayor, Alex. Caminó poco a poco hacia nosotros, con desconfianza. Me escaneó la cara y me abrazó mostrándose inseguro ante mi reacción. Aún no comprendo porque pero, le correspondí el abrazo.

Me fijé en Alex, tenía el pelo castaño claro, como su madre, y los ojos marrones. La nariz un poco más larga y pequeña, los labios menos carnosos y era ligeramente más alto que yo.

—Pasa, que te ensañaremos la casa— dijo Alaska feliz, mientras me empujaba suavemente hacia la puerta.

Me adentré por la puerta y me quedé impresionada. Tenía un techo altísimo y las paredes dejaban de ser de piedra para convertirse en un color crema acogedor. Había un recibidor; enfrente una escalera, a la izquierda una cocina grandiosa; con una isla y, en frente de esta, una mesa con capacidad para seis personas. A la derecha; una sala de estar con dos sofas, un televisor enorme y estanterías llenas de libros. Había un pequeño pasillo que conducía a un tocador y al cuarto de la colada.

Si subías por las escaleras había dos pasillos a tomar: a la derecha o para delante. A la derecha estaba la habitación de Alaska y Adam y, si en vez de tomar el camino de la derecha, escogías el de delante, había dos habitaciones, la más proxima a las escaleras, la mía, y la más próxima al final, la de Alex. En frente de la escalera, donde los dos caminos de separaban, había un baño completo. Al final del pasillo había una escalera que conducía a una especie de ático donde estaba 'la sala de juegos', en la que solo podíamos entrar Alex y yo.

Me dejaron en mi habitación para que me acomodase y para que deshiciera mis maletas, Adam había ido a buscarlas, después de quedarse hablando un poco más con el señor que me había acompañado hasta allí.

Mi habitación estaba pintada de color azul cielo y que quedaba muy bien en conjunto con los muebles de color crema y blancos, le daban un aire sotisficado. Había una cama debajo de la ventana en la parte derecha y pegada a una pared con una colcha de color crema con dibujitos de cupcakes, al lado había una mesita de noche con un cajón. El escritorio estaba a la izquierda de la puerta y, detrás de esta, había un colgador para abrigos vacío, el armario estaba a la izquierda, al lado del escritorio, era altísimo y ocupaba bastante espacio. Absolutamente todo estaba desierto, como la habitación de las adopciones, muerta.

Pusé los auriculares encima de la mesa, junto a la pulsera y el reloj, el peluche encima de la estantería junto a los dos libros que había cogido, la ropa la guardé en los cajones, el móvil encima de la mesita, el marco de fotos encima de la estantería y las cosas de higiene personal las pusé en el lavabo. No estaba tan desierto, pero seguía estando vacío, mucho. No salí hasta que Alsaka me llamo para comer.

—¿Dónde esta Alex?— sólo estábamos nosotras dos, no había visto ni a Alex ni a Adam en toda la mañana.

—Esta en el instituto—. Claro, yo soy idiota, hoy es jueves—. Han dicho que no les esperemos, Adam come después y Alex allí, en el instituto— me aclaró, tranquilamente, Alaska.

Seguimos hablando cosas sin importancia, no sabía como tratarla, pero me gustaba, era demasiado agradable y poco a poco me fui soltado, cosa que es difícil en mí.

Por la tarde vino Alex, hablo un poco con su madre y no se le volvió a oír hasta, más o menos las cinco. Adam llegó un rato después. Yo estaba en el sofá tumbada, haciendo zapping a lo loco cuando...

—El león de África es... os dejamos con Mateo... Dora, Dora, Dora la exploradora... la pasa a Daniel, que la despeja y... nublados y con probabilidad de tormenta... ha habido un accidente automovilístico con... Ramón a tomado declaraciones... El asesino es...— me quedé en esa cadena, intrigada, y justo cuando lo iba a decir: —Una pausa y volvemos— ¿en serio?

—¡Siempre pasa igual, venga ya!— Exclamé con furía. Alex se me acercó por detrás y sin que me diera cuenta me quitó el mando y apagó la televisión.

—¡Ehh! ¡Yo estaba viendo eso!— Dije enfadada.

—Sí... claro...— Me pusé una mano en el pecho simulando que me había dolido que no me creyera—. Te he estado mirando como 2 minutos, no parabas de cambiar de canal—. Me pillaron—. ¿Te aburres?— Dijo tirándose a mi lado.

—Pues la verdad es qué sí — dije.

—Pues sigueme— se levantó y fue hacia a la escalera, dudé—. ¿A qué esperas? —Me levanté y le seguí, subió corriendo las escaleras hacia el ático—. Esta es la guarida anti-padres—. Señaló todo el ático—. En el cual no pueden entrar padres, obviamente— dijo como un niño pequeño que había encontrado el juguete nuevo que quería en la calle.

—¡Woow! Tenéis una estantería llena de libros— fue lo primero en lo que me fijé. Pase un dedo por el lomo de cada uno de los libros, sintiendo libro trás libro, el que iba dejando atrás—. De Shakespeare hasta Charles Dickens— sonreí—. Bonita colección— dije mirando cada título, intentando decidir cuál coger. Nunca había visto una habitación con tantos libros, menos en las bibliotecas, pero sería demasiado pequeña como para recordarlo.

—Sí, a nuestros padres les encanta leer—. Al contrario de a los míos, no tan míos ya. Se tiró en uno de los pufs que había enfrente del televisior gigante y se acomodó, la encendió con el mando y pusó la Xbox.

Jugó todo el rato en el que estubimos allí arriba y, en mi caso, leí. Me hundí en un puf de color negro, apartado del sonido de la televisión, y devoré el libro como si no hubiera mañana.

A las nueve comenzamos a cenar. Yo escuchaba a ratos la conversación, deleitandome con la pizza que había ayudado a preparar.

—Summer, escúchanos bien—. Eso pusó mi atención—-. Mañana irás al instituto, Alex te acompañará. Sí, mañana es viernes y es un poco absurdo llevarte para un día, pero cuanto antes te adaptes a ese ritmo de vida, mejor.

Comí otro bocado de pizza—. ¿A qué hora empieza?— Por favor, no muy pronto.

Me gusta dormir.

—A las ocho— dijo Alaska. Calculé cuanto tardaría en hacer todo lo que hago por las mañanas. Suspiré sonoramente. Así acabó la conversación.

Esa noche dormí genial; fue ducharme, ponerme el pijama y lavarme los dientes, que al tumbarme me quedé totalmente dormida.
















Main Girl [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora