Entré en casa hecha una furia. No entendia nada. Cerré la puerta de mi habitación con un portazo y me senté con las piernas cruzadas encima de la cama.
-Las puertas no te han hecho nada-. Dijo Alex abriendo la puerta y apoyándose en el marco de esta.
Le ignoré mirando con furía a la pared azul.
-Quiero respuestas-. Dijé entre dientes. Le miré-. Y todos las sabéis menos yo-. Alex me miró con horror.
-¿Pero que es esto? ¡Váis a tirar la casa abajo con los portazos que dáis!- Dijo parándose en la puerta Alaska.
-Ha sido Summer, esta indignada por algo, no se-. Dijo Alex haciéndose el desentendido.
-No te nos hagas el niñito bueno ahora-. Le espeté, estaba muy enfadada. Me pasaba eso cuando me dejaban demasiado con la intriga, estaba enfadada con el mundo. Y yo no solía enfadarme.
-Summer, ¿qué son esas formas de hablarle así a tu hermano? ¡Pídele perdón ahora mismo!- Já, ¡qué se lo creía!
Me quedé allí, mirando un punto fijo en la pared, para que las ganas de matar a alguien se alejasen. Pero no lo conseguí, en cambio, Alex y Alaska si se alejaron. Me sentía rara. Todos menos yo sabían algo, algo gordo, algún secreto de esos que cambian la vida de las personas. ¡Y yo quería saberlo! Era injusto para mí, es decir, ¿cuán malo podía ser? Y si tenía que ver conmigo, ¿porqué no me lo decían y ya?
En la cena estuve demasiado silenciosa incluso para ser la cena. Había pizza y dejé la mitad. Todos se miraban entre ellos comunicándose más secretos, más secretos que yo no sabía.
Cuando acabé ni siquiera los esperé, me fui a mi habitación tipo adolescente, dando porrazos enfadada, ya me tocaba ser adolescente ¿no? En el orfanato siempre me portaba bien, un poco de mal no haría nada.
La ventana volvía a estar abierta y entraba el típico frío de principios de diciembre. La cerré escuchando murmullos a lo lejos.
Me pusé la música y cerré los ojos, ni siquiera me pusé el pijama, tal cual.
...
Al día siguiente viví el dicho de "se me han pegado las sábanas". No me podía levantar. Había sonado el despertador y por mucho que lo intentará no podía moverme. Pero algo ganó a mis huesos:
Tengo hambre, y necesito urgentemente un pañuelo.
Me levanté de un salto, cosa que lamenté ya que apoyé mal el tobillo y me caí, me había hecho bastante daño en las rodillas, pero no se podía comparar para nada con el dolor de estómago que me estaba entrando.
Tengo hambre, tienes hambre, tenemos hambre. Queremos comer, mueve tu culo a la cocina, no quiero... ¡No lo se! ¡Quiero comer!
Mi mente no paraba de repetir eso una y otra vez. Tenía que obedecerla. Bajé las escaleras y casi me caigo, otra vez, mis piernas parecían flanes.
Hoy es el día de las caídas, si señores, aunque tengamos hambre siempre tenemos tiempo para caernos.
Necesito comida para pensar con claridad.
Alaska estaba en la cocina, pero no me importó que me mirará raro para coger todo lo que necesitaba.
Fruta, yogur, siiii casí puedo saborear el chocolate deshaciéndose en mi boca, un poco de leche no vendría mal ¿no? Sí, coge las magdalenas, no te olvides del flan de vainilla y...
-¿A dónde vas con tanta comida?- Preguntó Alaska mirando mis manos llenas de todo lo que había podido encontrar.
-Es difícil de explicar, tengo mucha, no, muchísma hambre. No puedo, me voy a morir si no como nada ahora mismo-. Le dijé rápido engullendo una magdalena y haciendo ruidos raros por el dolor que tenía.

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Main Girl [PAUSADA]
Romantizm[EN PROCESO] 25/08/15 INICIO PROHIBIDA LA COPIA O ADAPTACIÓN DE LA OBRA.