Capítulo 3.

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El fin de semana pasó muy rápido, demasiado para mi gusto, y cuando me quería dar cuenta ya estaba bajando del autobús en dirección al instituto. Maldito fin de semana, pasas tan rápido. Odio los lunes, como cualquier persona existente. Yo, al menos, no he oído decir nunca:

"¡Bien! ¡Es lunes y me toca ir a trabajar! ¡Ha pasado el fin de semana y hoy me he levantado temprano!"

Nop, nunca había oído eso.

Al llegar a la taquilla, que estaba muy alejada de la de Alex, cogí el horario y miré que me tocaba francés, así que cogí los libros y me dirgí a clase. La rutina. Nunca había sido buena en los idiomas (tampoco en hacer amigos, probar cosas nuevas, correr...) así que, por mucho que me gustara el idioma, era casi imposible aprenderlo para mí.

Me senté en una mesa del extremo izquierdo, alejada, pero no demasiado, para poder escuchar pero que no me llamarán para contestar, esperando que empezara la clase, que se iba llenando muy deprisa. Sin verlo entrar, vi que el chico misterioso, el cuál aún no sabía su nombre, se sentaba justo en la otra punta, la derecha, pero más al final, donde estaban los problemáticos, en teoría.

Entró el profesor, era bajito y subido de peso, con un gran bigote blanco debajo de la nariz, igual que su pelo, mejor dicho, su poco pelo. Era bastante mayor y me preguntaba si ya podría pedir la jubilación, pero parecía irle todavía bien en su vocación porque, al plantarse delante de la clase, todos callaron.

—Me han dicho que hay una alumna nueva en el centro, y que esta en mi clase, ¿puedé levantarse, porfavor, señorita Walk?— Había dicho mi otro apellido, el que tenía antes del desastre, cosa que me pusó un poco mal, ¿no habían cambiado ya mi nombre? ¿Y el apellido de Adam? ¿El de Alaska?

Me levanté arrastrando la silla hacia atrás—. Debe de haber un problema, mi apellido es Paris—. Dije entre dientes, recordando el apellido de Adam.

—No, señorita 'Summer', aquí pone Walk—. Miraba los papeles con el ceño fruncido, y me pareció mal por el pobre hombre, parecía verdaderamente confundido.

—No, yo me llamo Summer Paris—. Dije con cara de póquer.

—Pero... aquí pone que usted...— La confusión de todos se extrendía por sus caras y seguían callados, como si esto fuera un programa de televisión o algo así, no miraba a nadie.

Hola suelo sensual, cuanto tiempo, ¿no?

—Solo, hágalo. Sólo llámeme así—. Un nudo en la garganta me dificultaba eliminar las ganas de llorar que tenía.

Como todos los humanos, yo había buscado el culpable del desastre y el mío era mi padre, por lo tanto no quería su apellido ni nada suyo.

—Vale...— Dejo ir el profesor un poco deshubicado.—Aprevechando la ocasión, podemos practicar las presentaciones, ¿señorita Paris, usted hacia francés en su antiguo instituto?

—No—. Dije, era la verdad.

Tampoco ibas a un instituto.

Detalles.

—Las presentaciones, como sabéis, son: Hola, mi nombre es...— Aclaró olvidando lo que acababa de pasar—. Ahora os iréis presentando uno a uno y diréis algo que os gusté hacer, para eso es: A mi me gustan...—. Y allí se pasó al menos una media hora.

A Margaret le gustan las rosas. A Aaron los videojuegos. A Marta la repostería. A Cristina pinatrse las uñas. A Alec coleccionar sellos. A Natalia ir de compras. No entendí nada de eso, sólo los nombres, pero ahora que lo se, esta bien traducirlo, ¿no?

Main Girl [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora