dos.

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Salí de casa no sin antes recordarle a mamá que tomara sus medicinas y que me llamara si algo ocurría.

Recorría ansioso las calles del centro de Londres, había comprado un periódico unas calles atrás y ahora buscaba algo interesante para poder iniciar. Iba vestido con unos jeans estilo skinny color mezclilla y la misma camisa blanca que usaba de mañana, todo combinado con unos converse blancos.

Tomé asiento en una de las bancas que se encontraban en el parque central al mismo tiempo que leía y re leía impaciente por encontrar algo, lo que fuese.

Leí. Leí. Leí, hasta que me cansé la vista por las letras tan pequeñas. La mayoría de los trabajos requeridos de personal solicitaban mínimo tener 21 años y yo apenas había alcanzado los 20. Este sería un largo día.







Iba caminando de regreso a casa sin buenas nuevas. Comenzaba a desanimarme. Cuando los dueños de los distintos negocios me veían, parecían contentos de ver mi entusiasmo por trabajar, pero al descubrir mi edad sólo me decían "Te llamamos luego", pero esas llamadas nunca volvían.

Pasé todo mi día fuera, y estaba agotado de ir caminando de aquí para allá. Saqué mi teléfono para cerciorarme de la hora y mi reloj marcaba las 11:00 pm en punto. Era muy tarde para que estuviera fuera de casa, y solo, supongo que eso era lo peor pero me había acostumbrado de alguna manera al silencio. En ese momento me pregunté si mi vida sería diferente si mi padre no hubiera contraído cáncer, si esos chicos en la secundaria no me hubieran dejado de lado sólo por tener un familiar enfermo, tal vez habría tenido amigos, una vida social, una novia o... un novio. Me reí de mí mismo por recordar en el chico de mis sueños.

Un ruido muy cerca de mí me sacó de mis pensamientos, miré a donde el ruido provenía y no había nada. Seguro había sido un pequeño ratón entre la basura, quise pensar eso en lugar de pensar que sería alguno de los mafiosos que andan sueltos por toda la ciudad, todo era mejor a la última opción, no quería ni pensarlo porque los vellos del cuerpo se me ponían de punta.

Avancé sin mirar atrás y sentí como alguien me seguía. Si era un ladrón de mala muerte, con suerte sólo se llevaría mi dinero. Giré la cabeza y miré sobre mi hombro y seguía sin haber nadie. Okay, esto comenzaba a ser tenebroso.

Quise ignorar todo pensamiento respecto al grupo de criminales mafiosos, todo lo que se decía de ellos de verdad dejarían a cualquiera con pesadillas durante la noche. Lo último que había leído era que un tal Abe Reles había asesinado a un valet parking por no haber traído su coche a tiempo.

La historia de la mafia me llamaba la atención, y no sólo sobre ellos, desde niño quise estudiar criminología, investigar muertes, perfilar criminales, capturarlos... Eso trajo a mi mente a Aaron Hotchner, mi personaje favorito de Mentes Criminales. Sonreí para mí mismo, hasta que una patada en las rodillas me hizo caer al suelo quejándome de dolor, al volver la mirada hacia arriba me encontré con tres hombres. Mi sangre se congeló al instante y me paralicé totalmente; tenía mucho miedo ahora, no era capaz de levantarme, quería correr todo lo que podía y llorar hasta llegar a casa, ocultarme bajo las mantas y olvidar que el mundo existe, pero no podía por más que lo deseara eso no iba a ser posible.



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n/a:  perdónenme la vida por no actualizar tan seguido como me gustaría, prometo cambiar eso. M

Un asesino a sueldo. [ziam]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora