Capitulo 1. Diademas.

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Salí de la piscina y me tumbé en la cómoda amaca, para ver si mi piel podía coger un poco de color.
Era genial poder tener unos días libres, descansar, tomar el sol y sobretodo, dormir hasta tarde. Odio madrugar.
Cuando sentí que no podía evitar que mis ojos se cerrarán y el sueño me vencía, un silbido consiguió sobresaltarme y despertar de golpe.
-Te queda muy bien ese bikini.- me levanté rápido de la amaca, y vi a Brooklyn observarme desde la puerta del salón.
-Oh eh gracias.- un leve color rojo se posó en mis mejillas pero intente ocultarlo poniendo mi pelo en mi cara.
-¿Has visto ya Los Ángeles?- él se acercó a mi y me regalo una sonrisa que derretiría a cualquiera.
-No, aun no.- cogi la toalla y me enrollé en ella, secando cualquier gota que hubiese en mi cuerpo.
-Yo me ofrezco de guía.- reí uniéndome a é.- ¿Quieres?
-Claro, voy a vestirme.- le sonreí amable y subi a mi habitación, para darme una rápida ducha y ponerme unos pantalones cortos vaqueros, unas vans blancas y una camiseta de manga corta en la que ponía "Always an angel". No cabe decir que la camiseta es de la marca para la que trabajo.
Me guarde el movil y las llaves en los bolsillos de los pantalones.
Brooklyn me esperaba en el salón pequeño.
-¿Vamos?- asentí y salí con el de la casa.
Caminamos por la avenida, observando las tiendas y teniendo que parar para dar autógrafos y fotos, lo que nos retraso bastante nuestro tour por la gran ciudad.
-Oh, mira estas diademas.- me paré en un pequeño puesto, lleno de diademas de todos los colores y formas. Cogi una marrón y me la puse, mientras Brooklyn me miraba sonriendo.
-A ver esta.- él me pasó una negra con puntos blancos, yo me la probé y me mire en un pequeño espejo que había en el puesto.
-Que no se noten que me encantan las diademas.- el río y me paso otra diadema, esta vez de un color verde chillón.- Vale, puede que esta sea la excepción.- una carcajada sonora salió de nuestras bocas, y continúe probándome diademas.
-¿Y esta?- me paso una negra, con dos orejitas peludas, imitando a un gato. De mis labios salió un pequeño grito de emoción. Vale, me gustó esa diadema. No tarde ni un segundo en probármela, y Brooklyn, al ver que me gustaba, la compro.
-No tenias porque hacerlo.- metí la diadema en una bola, mientras volvíamos a mi casa. Ya había anochecido y los paparazzis no nos dejaban en paz.
-Pero quería hacerlo.- me dedico una bonita sonrisa a la vez que nos parábamos en la entrada de mi casa.
-Gracias.- me devolví el gesto, aun que no se si tan bonito, cuando noté que él se estaba acercando demasiado a mi. Una de sus manos aterrizó en mi cadera mientras la otra sujetaba mi mano. Yo retrocedí todo lo que podía, pero la puerta me impidió separarme completamente de él, así que me acorraló contra esta, y no dudo en acercase demasiado a mi. Pero cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse, la puerta se abrió, provocando que yo cayera al suelo.
-Au.- me sobe la cabeza mientras me sentaba en el suelo. Vi como Brooklyn soltaba una pequeña risita, pero en seguida se acercó a mi y me ayudó a levantarme.
-Oh señorita Andrea, perdón, es que la vi un poco apurada.- Roberto se acercó a mi y puso una mano en mi cabeza examinando la herida, pero el color rojo ya estaba en mis mejillas.
¡Hasta Roberto se había dado cuenta de que no quería besar a Brooklyn!
Oh Dios mío, que vergüenza.
-Eh...- mis nervios habían crecido eventualmente, hasta me sudaban las manos. Si te viera Cesar, te caería una buena.
-Yo ya me voy.- Brooklyn llamo mi atención, así que lo acompañe hasta la puerta para despedirme. Solo espero que no se repita lo de antes.
-Adios.- deje de respirar cuando él se acercó a mi oído.
-Lo dejamos para otro día.- su voz fue un susurro, lo que provocó que toda mi piel se erizara. Brooklyn se fue con una sonrisa plasmada en sus labios, yo entre y me senté en un taburete de la cocina, soltando todo el aire contenido.
-¿Es que no le gusta el señorito Beckham?- Anastasia me miro desde la otra parte de la gran isla. Otra que se ha dado cuenta ¡Genial! No.
-No es que no me guste, quiero decir, es muy guapo y hoy se ha portado muy bien, pero no lo conozco a penas.- suspire pesadamente, y Anastasia me puso al frente un plato con carne y puré de patatas.- Gracias.- le sonreí.
-Bueno, puede que cuando lo conozca mejor me guste de verdad.- observe a la mujer, que desde que llegue me había tratado tan bien.
-Lo dudo, tiene mucha fama de "mujeriego"- hice comillas con mis dedos.- y no me gustan los mujeriegos.
-Nunca se señorita Andrea, nunca se sabe.

Un ángel de Victoria Secret.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora