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5. Esperando lo inesperado

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En verano explotaba el club

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En verano explotaba el club. Era un lugar amplio, enorme, que apartaba un lugar de la playa. En el edificio, se dividían ciertos sectores y pisos para realizar diferentes actividades y deportes. Era también el lugar en donde practicábamos en las tardes para mejorar y competir en los equipos de la escuela. Yo nunca fui mucho una chica de deporte, pero Joan practicaba lucha en el club y eso lo hacía mejor para el grupo del instituto. Hasta en verano, con sus treinta y cinco grados, a veces regresaba aquí para seguir entrenando.

Jaz tenía razón. Todos estaban aquí, y yo por un momento había olvidado que hoy era sábado. Los coches venían de a manadas y bajaban todos los grupos de amigos con sus bocadillos y cervezas. Cervezas, cervezas y más cervezas.

Jaz y yo llegamos caminando, con la piel transpirada hecha una cosa resbaladiza. Por lo menos el sol estaba bajando, ocultándose lentamente en el horizonte que limitaba el mar, tomándose todo el tiempo del mundo.

—A veces pienso en tomar un trabajo de verano —comentó ella mientras llegábamos—, pero luego recuerdo que con este calor sólo quiero tirarme en mi cama o una piscina.

—Si quieres dinero, con ese pensamiento no vas a lograrlo nunca —me reí.

De hecho, un trabajo de verano era una forma excelente de recaudar algo. No teníamos clases y, si te había ido bien durante el año, no teníamos exámenes.

—Eh, mira allá.

Seguí su mirada. Cerca del borde del estacionamiento del club, sobre la arena de la playa, estaban llegando unos seis chicos que yo conocía muy bien. Eran los amigos de Joan, que bajaban sus cosas de los baúles entre carcajadas. Venían en tres autos, pero ninguno era el de Joan. Es más, él ni siquiera estaba.

—¿Crees que se haya quedado en casa? —musité.

—No lo sé. Le arruinaste el coche, quizás no tenga ánimos de venir.

Algo raro se me revolvió en el pecho. Jaz tenía un don para sentir compasión y hacerte sentir mal, aunque en el fondo yo sabía que ella también estaba molesta por lo que él me había hecho.

Estuve a punto de girar y alejarme un poco de ellos, de todos, pero una mirada dio con la mía y entonces se acercó.

Ian vino con una sonrisa que se fue diluyendo poco a poco, a medida que me veía la cara. Era el amigo de Joan que mejor me caía —por no decir, el único que me caía bien—. Siempre nos saludábamos y todo había estado genial entre nosotros, pero ahora su expresión era rara, incómoda.

—Eh, Maia. —Pareció que me quería saludar con un beso en la mejilla, pero se detuvo torpemente a unos dos pasos de distancia. Las pecas de la cara se le movieron con el gesto—. ¿Cómo estás?

Algunos amigos de Joan e Ian, detrás de él, nos vieron hablando e intentaron fingir que no lo hicieron.

Todos ellos sabían lo que su amigo me había hecho. En realidad, creo que toda la maldita ciudad lo sabía. Y supongo que habría sido incómodo verme y saludarme después de eso, pero Ian lo hizo.

—Hola, Ian. Estoy bien, saliendo a tomar un poco de aire, nada más. —Él vio a Jaz y, aunque no la conocía, le hizo un gesto como saludo. Yo no me puse filtros—. ¿Has visto a Joan?

Él se tensó, notablemente. Se rascó un poco la nuca antes de ver atrás, a sus amigos.

—No, no ha venido hoy con nosotros. —Se giró hacia mí—. Le hablé para ver si venía, pero... estaba raro.

Jaz y yo nos miramos.

—¿Cómo que raro?

—No sé. No tenía muchas ganas de hablar —masculló él—. Estaba molesto por algo, y ni siquiera me contestó si iba a llegar aquí o no. Ahora veo que prefirió el no.

Yo tenía ganas de volver a ver a Jaz, con los ojos bien grandes y abiertos. Pero me contuve.

Creo que era obvio, me daba cuenta ahora. Joan no iba a llegar al club porque no iba a venir con su coche. Yo esperaba verlo llegar, verlos a todos reír por lo que había escrito yo en sus puertas... pero era más probable que dejara el auto oculto antes que exponerlo así.

—¿Por qué quieres verlo? —preguntó de pronto.

Yo me tensé. Claro que él iba a querer saber por qué diablos pregunté por mi ex después de hacerme lo que me hizo. Y yo tenía que cuidar mis palabras, porque a pesar de que Ian era un buen chico, era obvio que iba a contarle lo que yo dijera a su amigo.

—No quiero verlo —solté—, justamente por eso pregunté si estaba aquí.

—Vaya, lamento eso que pasó —dijo de la nada, y los hombros que se veían fuera de la musculosa que llevaba se le relajaron un poco—. Eso que hizo fue una estupidez.

—Él es un estúpido.

—Sí, lo es, aunque sea mi amigo. —Frunció los labios hacia un lado—. ¿Han hablado al respecto?

Por supuesto que no. Y no pensaba hacerlo todavía. Es más, ¿no sería él quien debería venir a hablar primero, a disculparse por la cosa tan horrenda que me hizo? Sin embargo, parecía como si no quisiera molestarse en hacerlo.

Tenía ganas de preguntarle a Ian si Joan habría querido hablar conmigo. Si le importaba una mierda o si estaba asustado, arrepentido. Si no quería verme por vergüenza o simplemente por indiferencia.

Pero, cuando estuve a punto de preguntárselo, sus amigos detrás de él aullaron.

Los tres nos giramos ante los gritos... pero no, no eran sólo gritos. Eran saludos. Y cada uno de ellos estaba siguiendo algo por la calle hasta que les seguí las miradas... y allí lo vi.

Steve Rogers venía con toda la potencia por la calle de la costa, ronroneando el motor mientras se abría paso por el estacionamiento y llegaba al encuentro de los otros coches. Yo creo que no estaba respirando mientras lo veía bajar del auto, con los mechones oscuros despeinados por el viento a través de la ventanilla, la playera sin mangas, el traje de baño lleno de rayas de colores.

Estaba feliz. Feliz, como una perdiz. No malhumorado, no molesto... Feliz.

—Bueno... —masculló Ian a mi lado— ahí apareció.

Sí, ahí apareció. Y Steve Rogers no tenía ni un rasguño, ninguna huella, ninguna pista de que alguna vez alguien le hubiera rayado la pintura con una frase que a su dueño le hubiera enfadado hasta ponerse rojo.    





¡Hola de nuevo! Espero de corazón que estén disfrutando esta historia que recién comienza ♥

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¿Esperabas que el auto de Joan estuviera estropeado y así poder ver su reacción? :(

Y...

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Una noche de viernes vengativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora