Maia acaba de ser engañada por su novio Joan, por lo que buscará vengarse de él cada viernes del verano con la ayuda de su vecino, Brick Foster.
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Maia tiene el corazón destruido. Acaba de ser engañada por su novio Joan... justo en vísperas de Noc...
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Me encontraba en mi habitación dándole vueltas a un bolígrafo rosa con un pompón de pelitos en la punta. Llevaba un buen tiempo sentada en la alfombra, con la espalda apoyada en la cama y un cuaderno en el regazo.
Hoy era jueves, y me quedaban tan solo un día para pensar en algo. Lo del coche no había funcionado. Joan había encontrado la manera de repararlo en Navidad, y en tiempo récord. Ni siquiera pude verlo triste por ello; apareció supercontento y emocionado en el club de la playa y seguramente habrá pasado un sábado estupendo con sus amigos.
Di golpecitos en la hoja con el bolígrafo. Tendría que guiarme por ciertos parámetros para armar una especie de lista.
¿Cosas que hacerle a su coche?
No, ya me había dado cuenta de que no servía. Tenía aún el vago recuerdo de que era amigo de un mecánico y seguir insistiendo con Steve Rogers ya era complicado.
¿Mostrar algo íntimo sobre él en las redes?
Mmm... no, tampoco. No iba a caer tan bajo como él. No sabía exactamente si tenía algo vergonzoso sobre Joan para viralizar, pero esto no tenía por qué hacerlo público. Era algo entre él y yo, y así debía quedar. Me contentaba con saber que se había sentido tan mal como yo; no necesitaba que todo el mundo lo supiera.
Fui tachando idea tras idea, arrancando páginas enteras llenas de rayones y malos intentos.
Entonces, decidí organizarme mejor.
Comencé a hacer una lista de las cosas que Joan amaba. Todo lo que él más quería y yo recordaba, y lo fui apilando en una hoja amarillenta mientras sacudía el pie con ansiedad.
Y así empecé con la lluvia de ideas.
Cosas que Joan ama:
- Su coche.
- Su deporte (lucha).
- Su cabello.
- Sus amigos.
- Su nuevo trabajo cerca de la playa.
- Las fiestas.
Y allí me quedé un rato, viendo la página mientras me pasaba los pelitos suaves del bolígrafo por el mentón. El coche lo taché, pero él fue el incentivo que me llevó a armar esa lista que ahora me hacía sonreír.
Viendo el calendario que tenía pegado en la pared, me di cuenta de que quedaban nueve viernes antes de regresar a clases. Y yo sólo había encontrado cinco ideas.
Pensé más. A Joan le gustaba el dinero, pero no iba a meterme en ese terreno. Pensé en un momento en su familia, recordando instintivamente que yo amo a la mía, pero su caso era distinto. Se llevaba mal con su madre, a su padre apenas lo veía. Tampoco iba a hacer algo que afectara a sus padres solo por él, pero...
