Maia acaba de ser engañada por su novio Joan, por lo que buscará vengarse de él cada viernes del verano con la ayuda de su vecino, Brick Foster.
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Maia tiene el corazón destruido. Acaba de ser engañada por su novio Joan... justo en vísperas de Noc...
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Yo también esperaba que mi ex no quisiera matar a Brick. Realmente deseé que no lo hubiera visto mojar todo el suelo. Ni a mí, hablando afuera de forma muy poco casual con su jefa.
Tal vez arrastrar al chico Foster en esto no era buena idea. Sí, necesitaba ayuda, y lo supe aún más cuando lo necesité a él para poder provocar la caída... Pero era demasiado. ¿Y si Joan descubría que fue Brick? ¿Y si realmente iba a matarlo? Bueno, no a matarlo de verdad, pero... Mierda. Joan era tan musculoso, y atlético, y grande.
Y Brick era tan... flaquito.
Probablemente bastaba un puñetazo de Joan para que Brick volara desde la cafetería a su casa.
Me obligué a dejar de pensar en eso. Ayer había cumplido mi primer punto vengativo de la lista... Debía estar feliz, ¿no? Quizás sí lo estaba, un poquito. Podría estarlo aún más si me enteraba de que esa charla entre él y su jefa sirvió para que lo despidieran o, por lo menos, que lo cambiaran a limpiador de baños.
Sí, mierda. Tenía que recordar la estúpida foto con Sarah Collard y la conciencia se me tranquilizaba.
Anoche fue víspera de Año Nuevo, y cuando regresé a casa mamá me puso manos a la obra al instante para organizar la casa. Había llegado la familia: abuelos, tíos, primos... pero fue una cena tranquila. Por un momento yo había deseado otra fiesta vecinal para, esta vez, poder disfrutarla realmente, como lo imaginé para Navidad.
Sin embargo, aunque el festejo fue sereno y mi familia no era muy grande, fue una noche bellísima. Yo estaba deslumbrante de felicidad y creo que mi hermanita me estuvo escrutando por ello toda la noche. Cenamos, vimos el programa en vivo de las celebraciones en todo el mundo, bailamos un poco con la radio, comimos postre y bebimos... Y después de todo eso, fue como si hubiera caído desmayada en la cama.
Anoche fue una noche bonita, para celebrar el nuevo año que se abría frente a mí: un año lleno de últimos momentos, de últimas oportunidades y últimos deseos antes de comenzar la universidad. Pero hoy... hoy debía festejar la justicia. Debía disfrutar el día como un día glorioso de vacaciones.
Fui por mi teléfono para llamar a Jaz, pero apenas le pregunté para ir a la playa me respondió que aún estaba en casa de familiares. Diablos, me ponía feliz que su familia fuera tan unida, pero constantemente me quitaba tiempo con mi amiga. Tenía familiares que vivían tan lejos que a menudo los invitaban a pasar la noche —o incluso, a veces, varios días— luego de alguna fiesta importante. Seguramente estaría disponible mañana... si había suerte.
Repasé mis opciones: ¿echarme en mi cama a ver una película en la laptop... o irme a la playa sola?
La cama era tentadora... pero ya había dormido una eternidad y la estúpida idea impuesta inconscientemente por la sociedad me decía que debía aprovechar el sol y la brisa que había, gracias al día no tan caluroso. Y... ¿por qué no? Se me antojaba un buen licuado de la costa. Quizás sólo debía ir, pedirme dos para traerle uno a Tiara y regresar. Sí, eso haría.
