El Misterio De La Lampara De Cristal.

Capitulo 2 La pesadilla empieza

Lo que causo tal impacto y susto en mi fue el ver la mesa donde había puesto la lámpara de cristal, la cual estaba boca abajo con las patas hacia arriba, igual que las sillas y todas las cosas en el comedor. Asustado, decidí llamar a la policía con la idea de que alguien habría entrado en mi hogar o algo parecido.
La policía llego en 13 minutos (Los conté) y después de una exhaustiva revisión de 29 minutos (Volví a contar los minutos, es una costumbre que tengo cuando estoy nervioso o aburrido) no consiguieron marcas de cerraduras forzadas o ventanas rotas, me hicieron preguntas como que si alguien más tenia llave de la casa y otras cosas de esa índole. Cuando ya se iban, dijeron que dejarían a alguien cerca vigilando mi hogar por si acaso se veía algo sospechoso. Tal parece que lo sospechoso que ocurrió, no podía verse a los ojos de nadie.

Desperté al otro día, como de costumbre a las 6:30 de la mañana para empezar mi rutina. Salí de mi habitación para cepillarme los dientes y vestirme para el trabajo. Después de cepillarme, me dirigí a la cocina para hacerme una taza de café, pero lo que vi me quito completamente las ganas de tomar café y revolvió mi estómago, como si fuera una lavadora.
La mesa y las sillas habían vuelto a estar patas arriba, pero esta vez, en mi refrigerador había una nota escrita con tinta roja que decía: "¿Por qué las volteaste? Deberías dejarlas así, que se ven mejor" junto con una sonrisa macabra dibujada a un lado. Aquella nota hizo que me volviera a asustar muchísimo, como la primera vez que vi la mesa volteada, por lo que rápidamente me vestí con una ropa decente y fui en busca de mi oficial guardián, que como prometió estaría afuera toda la noche con su compañero vigilando a ver si había algo sospechoso.
Por lo que me dijeron, no habían visto nada fuera de lo normal y no vieron a nadie entrar o salir de mi hogar. Cuando les invite a entrar para que vieran lo que había en mi comedor, quedaron tan impresionados y asustados como yo. Habían estado vigilando toda la noche, y no vieron ninguna actividad sospechosa en la zona, por lo que era imposible que alguien (además de mi persona) hubiera hecho eso. Llame a la editorial de la revista para hacerles saber que iba a faltar al trabajo ese día ya que tenía que averiguar qué estaba pasando en mi hogar. El jefe entendió, así que no hubo problema por ello. Ahora, debía centrarme en saber qué diablos estaba ocurriendo.
Después de darle muchas vueltas al asunto, decidimos que pondríamos cámaras por toda la casa para vigilar cualquier movimiento sospechoso dentro de la misma. Pusimos una en la entrada trasera, una en la entrada principal, en todas las ventanas, frente a mi habitación, y por supuesto en el comedor, también volteamos de nuevo la mesa, para ver si aparecía boca abajo de nuevo. Dejamos todo listo para la noche y nos fuimos todos a nuestros puestos, los oficiales a vigilar afuera y yo a dormir en mi habitación. Dormir fue lo menos que hice, debido a la excitación y los nervios al pensar que podríamos captar lo que fuera que estuviera haciendo los estragos en mi casa.