Capítulo 4

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SAWYER

Me termino el café mientras leo el periódico sentado en la isla de la cocina. Mi mente está en otra parte, pero no cierro el periódico. Apenas he pegado ojo en toda la noche y no paro de darle vueltas al tema de Charlie. No puedo creerme que Megan haya soñado con él. Tal vez no fuera un sueño húmedo... Joder, ni yo me lo creo. Lo era, pero ¿debería enfadarme? Es decir, sólo ha sido un sueño. No tengo nada claro, sólo sé que no quiero que sigamos así. He tenido mucha paciencia con Megan, ahora le toca a ella cambiar de actitud, porque como sigamos así sé que voy a mandarla con su madre. No puedo vivir con una persona que me grita todo el tiempo y que parece alguien que no es.

Meg entra en la cocina y cuando la miro sus ojos azules me piden disculpas. No sé si me pide disculpas por lo de anoche en la cama o por el sueño, pero no las voy a aceptar. Sólo una explicación procedente de sus labios y una promesa diciendo que cambiará de actitud puede hacer que las acepte realmente.

—¿Ya ni dices buenos días? —comento dejando el periódico sobre la isla.

—Buenos días —murmura.

Ella aparta la mirada y mira con asco el poco café que queda en la cafetera.

—Sawyer, me gustaría hablar contigo —dice sentándose frente a mí.

—Dime.

—Quería disculparme por lo de ayer. No sé qué me pasó —dice cabizbaja.

—Yo tampoco —digo molesto—. De hecho no sé ni quién eres. Megan, mírame. Estoy muy enfadado, pero ¿sabes qué? Por nosotros, voy a cambiar el chip y voy a olvidar toda esta mierda. Pero no pienso olvidarlo si no cambias. No puedes gritarme cuando te dé la gana. ¿Sabes? A mí me duele que me grites y me digas esas cosas con la única excusa de que son las hormonas del embarazo. ¿Por qué no me creo que las hormonas hagan que me digas que soy una mierda? ¿Te acuerdas de esa pelea? Megan, no soy un tío fuerte mentalmente. Lo sabes. Y no me avergüenza decir que he llorado por esta situación mientras tú me seguías insultado desde la otra punta de la casa porque no podías ni verme. ¿Te parece normal en lo que te has convertido?

Ella baja la mirada, avergonzada, y niega con la cabeza. Las hormonas no son el problema, el problema es el asco que me ha cogido estos meses. Si le doy asco que me lo diga, se va con su madre y listo. Nos volveríamos a ver cuando diera a luz y yo me quedaría con el bebé. Y así se lo digo. Parece que no duele, pero sólo lo parece porque me duele hasta pensarlo. La quiero, es la mujer de mi vida, lo sé, porque eso se sabe. Pero no quiero recordar a la mujer de mi vida como la mujer queme jodió la vida. Megan me hace tanto daño con sus palabras, que a veces desearía que sólo fuera un recuerdo de los mejores momentos de mi vida. Y, joder, no pienso dejar que Megan sea un recuerdo.

—Lo siento, tienes razón. No eran las hormonas. Sawyer, estaba tan enfadada... Pero no sé muy bien lo que quiero ahora mismo. No sé si quiero tener al bebé, es tarde para decidir abortar, lo sé, pero me refiero a mis deseos. Supongo que al aceptar tenerlo por ti hizo que empezara a culparte de todos estos horribles síntomas que tengo. Pero yo te quiero.

Tenso la mandíbula y me aclaro la garganta. No es el mejor momento para ponerse a llorar y ella opina lo mismo porque sus ojos vidriosos y su mandíbula apretada dicen no a llorar delante de mí.

—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunta.

Lo de Charlie sólo ha sido un sueño y me gustaría hablar de ello en otro momento. Tal vez otra pareja se hubiera dado un tiempo para pensar, pero no me parece lo correcto. No voy a ser el cabrón que la dejó embarazada y la abandonó por la mierda de las pelear. Pero no voy a ser el esparrin de Megan.

Tres NO Son Multitud © [UME #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora