Capítulo 14

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SAWYER

Megan frunce los labios, posando las manos en su hinchado vientre. Aunque parece que mantengo la compostura y no me perturba la presencia de toda esta gente, lo cierto es que perturba. Me cuesta respirar y siento una punzada en el pecho, pero nada mejor que algo de teatro para aparentar la mayor normalidad del mundo ante unos tipos que intentaron convencer a Megan de que no se fuera conmigo. A veces, desearía ser tan directo con Meg y tener su mismo repertorio de palabrotas para decirles lo que pienso. Tal vez debería refrescar mi mente haciéndole otra visita a Charlie.

—Vaya —susurra la chica con los ojos muy abierto mientras admira asombrada la barriga de Megan—. Estás embarazada.

—Sí —afirma Megan con una sonrisa sincera, lo cual me alivia.

—Espero que no te moleste que aparezcamos aquí tan repentinamente —comienza a decir Xander—, pero a ninguno se nos quedó buen sabor de boca cuando te marchaste y... Christina nos dio tu dirección.

—Tu casa es la hostia —dice uno de ellos.

—No es mía, es de Sawyer —suspira, abrazándome por la cintura para relajarme.

—Es nuestra casa —comento, encogiéndome de hombros.

Collin frunce los labios y recorrer la fachada con la mirada, asintiendo lentamente.

—Vaya, pues con toda la pasta que tiene podía haberte ayudado un poco cuando estabas en Nueva York, si tanto te quería —comenta, como si nada.

—¿Quieres pelea, capullo? —gruño, dando un paso al frente para intimidarlo.

No veo nada bien y puede ser porque me haya olvidado las gafas arriba, así que le agradecería que no quisiera pelea en estos momentos.

—No quiero peleas, por favor —nos pide ella en tono paciente mientras acaricia su vientre.

Suspiro dando un paso hacia atrás y la rodeo con un brazo para copiar su acción: Quiero presumir un poco de feto.

—Lo siento —se disculpa Collin—. Perdón, en serio...

—No importa, pasad, por favor —dice, empujándome con ella para que nos echemos a un lado—. Id al salón, ahora os acompaño, Sawyer tiene que ir a por sus gafas.

Asiento con la cabeza, suponiendo que Megan me está echando la típica mirada de ≪haces lo que yo digo sí o sí≫. Esa mirada que toda mujer sabe poner y todo hombre es lo suficientemente inteligente como para interpretarla. Sé que tiene razón, que debo subir, que debo alejar unos segundos de Collin para relajarme lo suficiente para no montar uno de esos numeritos que tanto me gustan y que, sobre todo, no debo estresarla.

Camino hasta las escaleras, teniendo cuidado al subirlas para no tropezarme y hacer el ridículo delante de ese capullo. Gruño al entrar en la habitación y me pongo una camiseta blanca, antes de acercarme a la cómoda para coger mis gafas. No pienso ponerme ropa interior, preferiría ir a pelo. Con suerte ese gilipollas lo notará y captará el mensaje.

Megan me ha dejado tocarla y a él le ha dejado plantado. Tengo claro que no es un trofeo del que presumir, pero es mi chica y no veo qué hay de malo en dejarle las cosas bien claras. No le veo nada de malo. Antes de retirarme de nuestra habitación, veo el móvil vibrar sobre la cómoda. Tengo un par de mensajes de texto de la compañía telefónica a los cuales no les doy importancia alguna. Miro entre mis contactos para tardar un poco más en bajar, hasta que llego al contacto de Mary. Una idea absurda, descabellada, totalmente inútil, pero apta para el personal desesperado como yo, cruza mi mente.

Tres NO Son Multitud © [UME #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora