— es muy poco lo que sé de ti a pesar de todo lo que hemos hablado.
— ¿Qué quieres saber?
— No sé, háblame de ti o vamos a hacer una cosa; hagamos un juego — ofrecí — uno de preguntas— agregué.
— ¿Cómo es?
— Es simple — expliqué —, una pregunta cada turno y no se vale repetir la misma ¿te parece?
— Bueno, comienza.
— No, comienza tu — insistí — al principio soy mala con las preguntas — debes darme tiempo — sonreí.
— Tú eres la que quiere saber, así que comienza tú.
Bufé. Me gustaba el juego, pero la verdad es que yo era muy mala preguntando, sólo que a mí me gustaba responder, me tomé mi tiempo antes de hacer una de mis ridículas preguntas, quería saber mucho, pero no sabía por dónde empezar.
— ¿Qué prefieres perros o gatos?
— Perros, pero odio a mi perra y soy alérgico a los gatos.
— ¡tienes una! ¿Cómo se llama?
— ¿esa pregunta cuenta?
— Yo diría que si
— Este juego esta trucado — dijo con los ojos entrecerrados. Me reí.
— No, ¿Cómo se llama? — insistí.
— Lucifer — puso cara de pocos amigos, de verdad la odiaba, podía verlo en sus ojos.
— No puede ser tan malo — comenté incrédula.
— ¡oh! — soltó una risita — querida niña — <<niña>> — no tienes idea, lo es, ¡sí que lo es!
— Te toca — dije mientras me reía.
Mientras él pensaba, yo detallaba su rostro, me encantaba hacerlo cada vez que estaba distraído, ver sus ojos, sus pestañas largas y curvas, todas parejas, ni yo tenía unas pestañas así, eran bastante féminas a decir verdad — sonreí—. A veces me alejaba un poco para ver su rostro completo y detallar sus rasgos, era atractivo, había algo en sus ojos, definitivamente era en sus ojos, que te atrapaba, siempre que hacía eso perdía la noción del tiempo, me distraía totalmente y cuando me daba cuenta, había dejado de respirar, por cortos segundos, pero la verdad parecía por mucho.
— ¡bien! Ya sé — me vio y se quedó callado— ¿qué? ¿qué tengo? ¿por qué me ves así?
Me encogí de hombros.
— No sé, me gustas.
Se rio mientras se mordía el labio y alzaba una ceja. Me miró y me tomó del rostro, me dio un beso y nuestros rostros estuvieron juntos mientras nos miramos a los ojos. Él tenía algo que me hacía entrar en calor estaba con Giovanni me sentía segura, en confianza total y el sentir sus manos tibias en mi rostro era reconfortante <<no recuerdo haberme sentido así antes>> pensé. Noté que mi respiración comenzaba a acelerarse poco a poco, como solía pasarme siempre que estaba cerca de él, pero intente moderarla con cierto ritmo, me mordí el labio, respiré hondo e intenté mantener la cordura.
— ¿quieres café? — le ofrecí alejándome un poco.
— Sí
Aceptó, pero me abrazó y me apretó como a un oso de felpa y luego comenzó a besarme el cuello, me hacía cosquillas, entre otras cosas, así que me retorcí para liberarme de sus adictivos brazos y antes de ir a la cocina le di un beso corto.
— Yo lo preparo — dijo después de darme una nalgada
— ¡ey! — lo miré con recelo — ¿no confías en mi mano? — soné pretenciosa.
ESTÁS LEYENDO
OSADIA
Action"Este libro traduce la experiencia de esos años a una ficción cuyos personajes existen únicamente en la página impresa." Morris West: la jugada maestra De una u otra manera, aprendes que las cosas no son para siempre, que hay personas que llegan a t...