Escuché el "tic tac" como música suave en el fondo de mi mente y la voz del hombre que me indicaba a donde ir, ellos aseguraban que era la mejor manera de entrar en algunas partes y recuerdos de mi mente, el trauma que había sufrido en el accidente, eran la causa de mi "pérdida temporal de memoria" la recuperaría tarde o temprano, pero para los de seguridad nacional, era mejor "temprano" o ¡ya mismo!, así explicaban ellos. Estaba relajada, tenía distintas imágenes en mi memoria, pero a ellos les interesaban sólo unas en específico. Las imágenes llegaban y venían yo estaba consciente, pero concentrada en mi propia mente. << Por favor relátanos lo que ves>> dijo el hombre, él tenía una voz dulce, pero era al tiempo bastante adormecedora, tenía un tono perfecto, que te hacía permanecer despierto aún en trance. De repente sentí un nudo en la garganta, un sentimiento de culpa, una puerta se cerraba y a mi lado había una rosa blanca, las lágrimas comenzaron a salir y no pude hacer nada. <<Intenta recordar>> me decía aquella voz. Más destellos llegaban a mi mente mientras el hombre me daba palabras clave según el recuerdo que llegaba a mí. Llegaban por partes y tenía que armar el rompecabezas, un hombre de cabello rulo oscuro y largo, lo llevaba en una cola de caballo que le quedaba en la nuca, tenía unas pestañas largas y separadas, la nariz redondeada y ligeramente alargada, los labios grandes, pero delgados, era atractivo, tenía unos rasgos de hombre de carácter, pero sus ojos se veían inocentes, tenía lágrimas en sus ojos y entonces comenzaron a llegar más ordenadas las imágenes.
Yo tomé la decisión, a eso se debía mi sentimiento de culpa, pero lloré sentí que se rompía una parte de mí en pedacitos, era mejor acabar con todo eso, le había sido muchas veces infiel, entonces ¿Qué sentido tenía?, pero me había aferrado a él, no era que en realidad lo quisiera, la verdad era que en casi tres años, me había vuelto dependiente de él y yo sabía que eso me hacía daño, aun así ya estaba harta de necesitar esa paz, tranquilidad y confianza que debería existir en una relación, hace mucho que no estábamos unidos, había un lazo que ya estaba desgastado y era yo quien debía cortarlo, ese momento de dolor sería breve, estaba segura, pero el dolor sería intenso, eso nadie lo negaría. Habían existido tantos conflictos en los últimos días, que no me extrañaba desear tanto esa opción, era cruel, sí, pero debía pensar en mi propia calma. Era simple egoísmo lo que me ataba a él y yo lo sabía podía tenerlo en la palma de mi mano, manipularlo, había aprendido a tenerlo en mi control mientras él creía que yo estaba en el suyo, era enfermizo, pero eso un día el karma me lo cobraría, era mejor detenerse ahora, que seguir en ese engaño. Aceptó mi decisión luego de hablarlo, al principio se resistió, me preguntó e interrogó.
- ¿Por qué?
Dijo con una emoción extraña en su rostro << ¿extraña? >>pensé, pero yo realmente sabía que eso era confusión, impotencia y tristeza, todo eso junto y además su voz se había quebrado al tiempo que lo preguntaba, me sentí la peor persona del mundo, pero el daño ya estaba hecho.
- Ya no es lo mismo - recuerdo haber visto mis zapatos y luego a sus ojos, estaba como un niño confundido.
- ¿qué no es lo mismo? - ahora parecía molesto había fruncido el ceño.
- Todo esto, tú, yo, lo que siento cuando te beso, cuando me abrazas, ya no siento esa cercanía, esa paz y tu... - lo miré cuidadosamente bajé mi tono de voz e intente suavizar el golpe -... ya no eres el mismo que eras en un principio, no hay romance, todo es rutina y no hay esa chispa - troné los dedos al decir "chispa" para darle énfasis a lo que decía.
- Puedo cambiar
- ¡ja! - no pude evitarla risa irónica y seca, pero había escuchado eso tantas veces, que ni por que viniera el mismísimo papa y me dijera "sí, él va a cambiar" lo creería, más bien sus palabras me dieron mucha impotencia - ¡siempre dices eso! - se me quebró la voz, la rabia me hacía querer llorar y ahorcarlo mientras hablaba - ¡es más, siempre esperas a que yo estalle y me moleste, para darte cuenta de que sin mí no puedes vivir!- hice comillas con mis dedos para enfatizar lo último.
- Puedo cambiar todo eso si quieres - insistió, se acercó a mí y puso sus dos manos en mi rostro para que yo no pudiera moverlo "si quieres" sus palabras me parecieron absurdas, sin sentido y simplonas.
- No entiendes, de verdad no entiendes - miré a sus ojos que era lo único que hasta el final me había mantenido unida a él, además de mi egoísmo. Ya estaba frustrada y cansada de hablar siempre de lo mismo<<bufé>>-, no es cuestión de que yo quiera que lo hagas o no, realmente lo que me hubiera gustado es que lo hicieras, sin que yo tuviera que pedírtelo, sin esperar siempre al último momento y sinceramente -tomé sus manos que aún estaban en mi rostro y las aparté lentamente del mismo, le solté la mano izquierda y coloqué mi derecha en la parte superior de la suya -, ya estoy cansada de esto.
En silencio pensé, más bien rogué porque me entendiera. Me tomó del rostro con su mano libre y se acercó despacio a mí.
- Déjame demostrártelo - se acercó más hasta que posó sus labios sobre los míos, me sentí terrible, era irónico, pero me di cuenta en ese momento, que todo desde un principio había sido falso, siempre había creído que lo amaba, pero realmente, sus besos no me sabían a nada y nunca me supieron a algo, no había esa pasión que te obligaba a cerrar los ojos, más bien todo lo contrario, estuve viéndolo cada segundo, hasta que se alejó igual de lento como cuando se acercó, estaba triste, decepcionada.
- Lo siento - me recosté del mueble y crucé mis piernas, me froté el rostro con las dos manos -, no pienso caer en tus juegos mentales, intentando usar tu psicología barata conmigo, mí no, es definitivo.
- Está bien - fue lo único que salió de su boca.
Una lágrima recorrió su rostro, no lo pude creer, sentí como si una estaca se hubiera cruzado entre mi pecho y mi espalda. No tuve nada que decir, me dio un beso en la frente y sacó de su chaqueta una rosa blanca, la puso en el mueble y se fue, la puerta del apartamento estaba abierta, pero el cerró al salir, el nudo en mi garganta se hacía más intenso hasta que no pude soportarlo y lloré, lloré por algo que ya no volvería y por qué me sentía bien a pesar de todo, era una maldita egoísta, había jugado con sus sentimientos, pero era mejor si todo se acababa.
Al parecer no era la primera vez que hablaba con ese chico sobre ese tema, había terminado una relación <<dime su nombre>> al fondo aquella voz que me mantenía en la paz de mi mente, <<un nombre, dime su nombre>> muchos recuerdos de este chico se aglomeraban en mi cabeza, muchos eran siempre en el mismo lugar, una sala, el mismo mueble, el mismo olor, quizá era mi casa. Sonó un ¡Bip! Y una voz femenina anunciaba un nuevo mensaje, me sentí fastidiada, una imagen de una pequeña cajita a la que me acercaba con botones y números rojos en una pantalla diminuta se unió a la voz, los números rojos eran de dos cifras, era un doce, vi claramente. Apreté un botón y escuché el mensaje que tenía guardado el aparatico.
"sé que sólo no quieres contestar, es Matthew, sé que habíamos hablado hace unas semanas y no quieres volver conmigo, pero de verdad quisiera intentarlo una vez más... pasé por tu casa ayer, pero no había nadie así que me fui a mi casa, espero que estés bien, hablemos"
Matthew, así se llamaba. Apreté otro botón y la voz de la chica dijo "mensaje eliminado", luego "usted tiene once mensajes sin escuchar". Me puse a escucharlos otros y diez eran de él, el único que quedaba era de Julián << ¿quién es Julián?- Indagaba aquel hombre con voz suave-, dinos quien es Julián>>, pero la verdad era que yo no lo sabía escuché la voz en su mensaje y se me hacía muy familiar, tanto que era desesperante no recordarlo, todo en mi cabeza estaba en negro, como si hubiera entrado a una laguna, entonces, presté más atención a lo que decía el mensaje.
"Prima vamos a salir hoy, estoy aburrido y tú necesitas despejar tu mente vamos, nos vemos en mi casa... ¿o yo voy por ti? Como quieras"
Entonces otra imagen llegó a mi mente, eso ya había pasado, probablemente fue él día en que Matthew vino y yo no estaba. Entonces ya no estaba en mi apartamento, estaba en un auto, de copiloto viendo por la ventana. Luego miré a un lado y vi a mi primo, era blanco, muy blanco, de ojos café cejas pobladas, cabello corto, nariz ancha y usaba lentes, era de contextura regordeta, pero no era obeso, según recuerdos anteriores estaba más gordo antes.
- ¿A dónde vamos?
- A donde el viento nos lleve -intentando ser gracioso, pero lo gracioso era, que él no era gracioso. Alcé una ceja y meneé la cabeza al ver su intento por subirme los ánimos "al menos lo intenta" pensé para mí.
- ¿a la plaza donde siempre se reúnen tus amigos del trabajo? - dije sin quitarle la vista de encima
- Exactamente, te caerán bien ya veras
- ¡Aagh! - me quejé mientras me dejaba caer en el asiento - ¿es necesario? ¡me niego!, sabes que no encajo bien en los grupos nuevos
- ¡ay no seas dramática! -Se quejó y puso cara de incrédulo -, eso es sólo mientras no te tienen confianza, tu eres muy sociable... -entrecerró los ojos y pensó mejor lo que había dicho-... bueno cuando no eres odiosa y cortante
Abrí los ojos como platos y si hubiera estado la ventana del copiloto abierta me hubiera tragado una mosca
- ¡¿Qué?!, pero si yo no soy cortante- dije simulando sorpresa ante sus palabras
- ¡¿ah no?!
- No - dije en seco y me cruce de brazos -, simplemente soy realista
- Si, como no - se rio y me dijo - hemos llegado, mientras daba la vuelta en una esquina para estacionar el carro.
- No tengo más opciones ¿verdad?
- No
- ¡damn!
Llegamos a la plaza y todos lo saludaron con distintos apodos y el me presento como su "prima casi hermana" tenía la mala costumbre de hablar siempre de más, habían sólo 2 chicos que más atraparon mi atención uno alto moreno, de rasgos afrodescendientes, pero no muy oscuro la verdad, su cabello era enroscado como un montón de resortes negros alrededor de su cuello, aplastados por un pasamontañas que llevaba, tenía estilo de rapero y estaba hablando con otro hombre y se reían, luego dirigieron su atención a nosotros, los recién llegados, las manos me sudaron y las metí en los bolsillos de mi suéter. El otro chico se veía más bajo que él anterior, pero era más alto que yo, tenía su nariz perfilada, aunque era extraña ya que la tenía ligeramente hacia abajo, curiosamente era perfecta con sus facciones, su rostro era claro, mientras me fui acercando lo fui detallando, sus labios eran un poco delgados tenían una curva que siempre se me había hecho atractiva en el labio inferior, y tenía el labio superior, ligeramente sobre el otro, su rostro era liso, seguramente muy suave, sus facciones en el rostro eran simples, casi como un niño, pero cuando vi a sus ojos, unos seductores ojos café claro, eran como la caoba, eran casi vino tinto, era un color que jamás había visto antes, y cuando me vio por un corto instante la luz del sol ilumino sus ojos, dejándolos aún más claros y sentí una atracción hacia ese desconocido, era leve, pero la sentí al instante, desvié mi mirada hacia el más alto que me hablaba
- ¡hola! - se agachó un poco para que lo viera a él
- Ho-ola - dije entrecerrando los ojos, me hablaba como si nos conociéramos
- ¿no te acuerdas de mí?- me quedé en silencio, si le digo que no sería grosero, si le digo que sí, mentiría, así que resolví una respuesta corta y simple, pero dicha con mucha, mucha delicadeza.
- No.
Él se comenzó a reír, y luego me extendió su mano.
- Yo sí creo que me acuerdo de ti, creo que te he visto antes, no sé
- No creo
- ¿ya vas a comenzar a caerle hermano? - comentó el que estaba a su lado, el de ojos que te amarraban. Mantuve mi mirada lejos de su alcance visual
- Si vale, es que es hermosa ¿Cómo te llamas?
- Constance
- Williams - dijo él y me percaté de que no me había soltado la mano. Le di un leve apretón y corté contacto con un simple "mucho gusto"
- Él es Giovanni - dijo mi primo, él extendió la mano y yo se la estreché con gusto.
- Un placer - dije yo
- Igualmente - respondió, su voz era, agradable, me sentí muy bien al recordar esa voz.
<<Cuéntanos más de Giovanni>> ahora recordaba, que era de él de quien querían saber, era el nombre que mencionaban todo el tiempo, y yo ahora también quería saber más de él, pero no porque ellos quisieran, ahora era yo quien deseaba saber por qué él era tan importante.
- Vamos a una fiesta- dijo Giovanni
- ¡si va! - dijo Williams y luego, nos vieron a nosotros los recién llegados
- Vengan - invitó Giovanni, paso una leve mirada por mí y luego a Julián
- Si, deberían llegarse - coincidió Williams, me enrolló su brazo en el hombro y luego me miró - va a ser divertido, no sean aguados - para mirarlo a los ojos tuve que echar "ligeramente" mi cabeza hacia atrás, era muy alto, de hecho la mayoría de los chicos de ese grupo, eran altos, si no llegaban a los dos metros, estaban cerca, y yo, bueno yo siempre prefería no hablar de mi altura, aunque decían que era promedio, me sentí frustrada por tener que verlo así para poder hablar bien con él.
- ¿es hoy?
- ¡sí! - respondieron al unísono Williams y Giovanni
- ¿tú que dices? - miré a Julián esperando una respuesta positiva, primero arrugó la cara, pero luego aceptó.
- Está bien- dijo con una sonrisa - ¿a qué hora es?
- En la noche, si quieren se llegan como a eso de las nueve o diez, nos encontramos todos aquí y nos vamos
- Cada quien en sus autos ¿no? - preguntó Julián
- Si quieres - dijo Giovanni restándole importancia a las ganas de Julián de presumir su auto, era un mercedes S600 color negro, era una belleza, pero Julián era muy presumido, y al parecer Giovanni y Williams habían aprendido a sobrellevarlo, al igual que yo.
- ¿vienes o te traigo? - preguntó Julián
- No vas a dejar que tu prima se venga en bus ¿o sí?- acusó Giovanni
- ¡no! Ella tiene su moto - se defendió él
- Ah ok - respondió Giovanni bajando la guardia - ¿qué moto tienes? - preguntó, seguramente él también tenía una, ya que en su rostro había una chispa de expectativa, estaba muy interesado, pero lo disimulaba
- Una ducati 1199 panigale s senna
- Eso es mucha moto para ti -se burló Williams
- Sí - coincidió Giovanni- cuando dijiste moto, me imagine una pequeña, algo así como una vespa - se doblaron de la risa los dos amigos mientras Julián y yo sólo nos vimos las caras, aun así no pude evitar contagiarme de sus risas, la verdad la idea de verme en una vespa también me causó gracia.
- Okey - dije cuando retomé el aliento -, ¿a qué hora nos veremos?
- A las ocho y media está bien - dijo Gio.
- Me parece bien -coincidí
- ¡Entonces vamos! -apresuró Julián, pero los muchachos lo vieron con cara de pocos amigos.
- Es muy temprano relájate- le dijo Williams.
- Está bien - aceptó a regañadientes- entonces ¿qué haremos?
- Vamos a tomar mientras se hacen las siete aunque sea - ofreció Giovanni. Todos estuvimos de acuerdo y nos reunimos en un bar a tomar, al bar llegó una chica morena, con facciones indias, pero era guapa, sinceramente, se veía un poco masculina, pero esa, esa era la novia de Giovanni.
- Maldición - susurré
- ¿qué?- dijo Julián
- Nada - mi tono de voz me delató, pero no pensaba responder de todas maneras.
Nos presentaron a la chica.
- Teresa, dime Tere si quieres - la chica me calló bien, era sencilla, para nada pretenciosa, era cool, que mala suerte.
- Constance, me puedes decir... Constance - me reí, ella también. "suertuda" pensé para mí.
Solté la mano de la chica y seguí conversando con Julián y Williams. El chico tenía novia, era lamentable.
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OSADIA
Action"Este libro traduce la experiencia de esos años a una ficción cuyos personajes existen únicamente en la página impresa." Morris West: la jugada maestra De una u otra manera, aprendes que las cosas no son para siempre, que hay personas que llegan a t...