Capítulo 5 - El equipo.

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El sonido del móvil lo despertaba cada cinco minutos. Había intentado ocultarlo bajo la almohada, dentro del cajón en la mesita de noche y por último lo había lanzado contra el armario. De ninguna manera logró silenciar el maldito móvil.

Con pereza se sentó sobre la cama, viendo el celular sonar en el suelo. Tomó las sábanas y las arrastró consigo de camino para coger el móvil. Sin observar la pantalla que lo cegaba, contestó sin ganas.

—¿Hm? —se limitó a decir con el móvil pegado a la oreja.

—¿Hinata? ¿Estabas durmiendo? —Al escuchar su nombre del otro lado reaccionó mirando hacia cualquier dirección.

—¿Eh? Ah, Noya... No... ¿eh?

—¿Desde qué hora estás durmiendo? ¿Sabes que son casi las cinco de la tarde? —preguntó entre risas.

Hinata se lanzó a su cama de un salto y volvió a envolverse con las sábanas.

—He vuelto del trabajo y me quedé dormido —explicó con voz somnolienta.

—¿Te sientes bien? —preguntó Noya todavía sonriente y con algo de preocupación.

—Sí, eso creo...

—¿Entonces estás listo para esta noche? —lo interrumpió.

Del otro lado del móvil se podía escuchar a Tanaka festejando y gritando. Hinata suspiró rendido.

—No lo sé, no estoy de humor...

—¿Eh? ¿Por qué? No te preocupes, nosotros te animaremos, ¡Tanaka, vamos a buscar a Hinata!

—¡No! Olvídalo, ya voy yo —dijo Hinata. Estaba exhausto de tener que soportar a Tanaka en su casa porque ¡siempre rompía algo!

Luego de colgar se acomodó bajo sus sábanas y abrazó una almohada. Dirigió la mirada a las cortinas rojas que no permitían filtrar la luz del sol y obstruía la vista al balcón vecino.

Recordar a Kageyama lo hizo sonreír. Le recordaba viejos tiempos, como si todos los tiempos que pasaron juntos hubieran ocurrido el día anterior y no hace tres años.

Mantenerse alejado de él desde la última vez que hablaron en el ascensor fue difícil. Había dejado las cortinas cerradas todo ese tiempo, no había elevado el volumen de la música y siempre intentaba hacer el menor ruido posible cuando llegaba tarde a casa.

Sin embargo, evitarlo no era la mejor manera de sobrellevar la situación. No podía esquivar sus encuentros por siempre. Lo había visto como tres veces esperando el ascensor, unas dos veces lo había escuchado dar vueltas del otro lado de la ventana haciendo algo en su balcón, pero en todas las ocasiones lo evitaba. No quería molestarlo, su intención nunca había sido hacerlo enojar.

Kageyama sin embargo había cambiado, no era el mismo niño del instituto. Su cabello seguía igual de lacio y negro, sus ojos mantenían el azul oscuro y una mirada que siempre hacía sonrojar a Hinata. No había crecido demasiado, pero para el más pequeño seguía siendo lo suficientemente alto como para tener que levantar la mirada.

Si todas sus características físicas seguían igual a como lo recordaba, ¿por qué lo sentía tan diferente? Kageyama había cambiado, y no poder verlo directamente era lo que más curiosidad le daba a Hinata.

Cuando por fin se decidió a levantarse, se alistó para salir y evitó la tentación de ir en coche. No había necesidad de arriesgar la seguridad de su coche. Seguramente esa noche terminaría totalmente embriagado, lo necesitaba.

Las noches de fiesta con el equipo siempre fueron divertidas. Tanaka era explosivo y se potenciaba con Noya a su lado, aunque Asahi y Noya siempre terminaban perdidos por algún lugar. Daichi los perseguía por todo el club intentando mantenerlos con vida.

A Través de la Ventana - KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora