Capítulo 10 - El primer paso.

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Los ojos de Hinata se paseaban por la pantalla de la T. V, siguiendo el balón en juego. Kageyama observaba con atención cada movimiento que los armadores hacían, pues debía comprender cada uno de ellos. Ver partidos en casa de Kageyama cuando sus padres estaban fuera era algo que se había vuelto costumbre.

Ninguno de los dos hacía ruido alguno, ambos sentados sobre el suelo frente la pantalla, siendo esta la única fuente de luz en la habitación.

Cuando el partido finalizó, Tobio permaneció con los ojos clavados en la pantalla, viendo un comercial al más extremo estilo "bizarre".

Hinata volteó la mirada hacia su compañero y suspiró. La luz de la televisión iluminaba su cabello oscuro, tan liso y brillante como siempre; y sus ojos parecían cansados, azules como el mar, pero cansados. Sus labios parecían contornarse más que de costumbre cuando los observaba, y no evitaba pensar lo suaves que se sentirían al rozar los suyos, cómo podría evitar gemir si algún día llegarán a besar su cuello, a recorrer su piel...

Sacudió la cabeza para despojarse de esos pensamientos que lo perseguían constantemente, y suspiró con pesadez.

-¿Ya tienes sueño? -habló por fin Tobio.

-Es que estoy algo cansado, por el partido de hoy...

-De acuerdo... -dijo apagando el televisor, quedando a oscuras.

Kageyama se levantó con pereza, y esperó a que Hinata de pusiera de pie. Pero no lo escuchó hacerlo, así que preguntó:

-¿Hinata?

-Kageyama... Si algún día dejas el voleibol... Y ya no tenemos nada en común...

Las palabras de Hinata llegaban a Tobio con dificultad, ya que el segundo parecía quedarse dormido en el lugar. El pelinegro rió sin ganas.

-Que tonto eres, yo nunca dejaré el voleibol -asumió Tobio.

-Ya, pero si eso pasara -insistió Hinata -¿Seguiríamos siendo amigos?

El silencio volvió a abrazarlos, y permanecieron así hasta que Tobio contestó:

-Tendría que estar muerto para dejar de jugar voleibol.

La sonrisa de un Hinata de segundo año se hizo presente en la oscuridad, y Tobio se sintió de alguna forma un poco feliz.

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Tobio nunca se había sentido más miserable, nunca. Los ojos le pesaban, se sentía sin fuerzas, sin ganas, sin nada. Que Suga haya estado de un humor pésimo desde sus peleas con Daichi no ayudaba, pues no podía pedirle consejos amorosos a un corazón entristecido. Sin embargo se esforzaba, y se notaba. Haberle confiado su más grande secreto a su mejor amigo fue la mejor decisión que podría haber tomado.

-Si fuera yo, le daría celos con otro chico. Así le queda en claro que eres gay y tal vez se anime a querer estar contigo -dijo Suga, con la boca colmada en helado mientras caminaban hasta su coche.

Las mejores soluciones se consiguen comiendo helado.

-No soy gay -aseguró Tobio, y luego lo pensó otra vez.

Si no era gay, entonces ¿Qué era?

-Claro que no -le respondió Suga en tono burlón.

Helado y películas. Nunca antes habían hecho algo menos varonil, ni siquiera las reuniones en casa de Suga viendo series y escuchando música eran tan... Así.

Cuando el silencio se hizo presente, ambos se quedaron viendo el techo recostados en la cama de Tobio.

-¿Qué eres entonces, si no eres gay? -preguntó Suga rompiendo el silencio.

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⏰ Última actualización: Feb 13, 2016 ⏰

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A Través de la Ventana - KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora