Capítulo 8 - Confusa Navidad.

2.2K 261 193
                                    

—Me encargué de acomodar tus reuniones y dejar libres las fechas festivas —informó Tobio al entrar a la oficina.

—Ah, gracias, había olvidado por completo pedírtelo —respondió Suga sentado detrás de su escritorio, sin quitar sus ojos de la pantalla.

—No pasa nada, para eso estoy —. Tobio dejó algunos papeles de dentro de una carpeta sobre el escritorio y caminó hasta un archivador, buscando algo dentro.

—Y... ¿qué vas a hacer para navidad? —preguntó Suga, rompiendo el silencio.

—¿Yo? ¿Qué voy a hacer? Mis padres me llamaron para ir a casa, pero prefería, no se... ¿Tirarme de un puente? —respondió, exagerando la última pregunta.

Suga se rió, comprendiendo totalmente la situación de tensión entre Tobio y sus padres.

—Yo tengo una cena con mi familia ese día, pero quedo libre en la noche. No sé, si quieres venir a mi casa o salir al cine...

—¿Me estas invitando a una cita? —lo interrumpió, girando a verlo y colocando una mano sobre su pecho, fingiendo estar halagado.

Suga lo observó con los ojos entrecerrados, y puso su dedo índice sobre su boca, pensando.

—Ay, lo siento, pero no eres mi tipo—dijo Suga, exagerando sus gestos. Luego rió ante la expresión de Tobio.

—Púdrete... —le respondió al mismo tiempo que se centraba en unos papeles que acababa de recoger del archivador.

Con todo lo que necesitaba, cerró el archivador y volvió al escritorio de Suga, quien había vuelto a observar sonriente su ordenado.

—Entonces... ¿Daichi sí es tu tipo? —preguntó, tratando de mantener la risa.

—¡Kageyama! ¿Qué dices en medio del trabajo? —le reprochó Suga, sonrojándose y volteando a mirar a Tobio.

—Silencio, vuelve a tu trabajo —lo riñó con una sonrisa burlona.

Tobio esperaba el ascensor con paciencia, algo poco habitual en él. Sin embargo ya se había acostumbrado a que el bendito ascensor de su edificio funcionara más lento que una tortuga.

Las puertas se abrieron y, con la misma paciencia, entró y presionó el botón de su piso. Antes de que las puertas se cerraran, alguien ya estaba deteniéndolas con las manos.

—Hola —saludó Hinata al ver a su vecino parado en todo el medio del ascensor. Tobio se lo quedó mirando algo nervioso.

—Oh... hola —dijo, tratando de no trabarse al decir tan sólo una palabra.

Tobio no lo comprendía, realmente no se entendía a él mismo. Cada vez que Hinata lo miraba, cada vez que se lo cruzaba en los pasillos, todas las veces que lo saludaba sentía ganas de gritar, o correr, o tirar toda la casa por la ventana. O tal vez las tres.

Para el colmo de los colmos, Ennoshita estaba de vacaciones por vaya a saber Dios cuánto tiempo. No era como si no tuviera a nadie más para hablar, pero se sentía incómodo hablar con Suga sobre esos sentimientos.

Y es que desde aquel maldito abrazo no podía mantenerse tranquilo, no podía controlar sus pensamientos, no tenía control de absolutamente nada. No podía sentirse más cabreado consigo. Quería y deseaba volver a abrazarlo, enterrar la cara en su pecho, acurrucarse a su lado y hacerse pequeñito, y simplemente observarlo ser como sólo Hinata sabe ser: la persona con más chispa que jamás haya visto.

♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥

La noche de Navidad había llegado, y Tobio estaba histérico. Había cambiado de atuendo tres veces, pero seguía sin decidirse... ¿cómo se suponía que se debería de vestir para ir a un pub? Tobio jamás había ido a uno. No tenía tiempo para esas cosas, tenía mucho que estudiar y demasiado trabajo acumulado. Que Suga surgiera con esa idea tan de repente le había caído de sorpresa, porque él pensaba en relajarse en casa, ver alguna película, ir a comer, algo más normal.

A Través de la Ventana - KagehinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora