Capítulo 16

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Lauren's POV

24 de octubre de 1997

Buscaba en el armario algo que ponerme encima del bikini, y la voz de mi hermana me desesperaba, porque ella tampoco sabía y yo no podía estar atendiendo a las dos. Al final, ella optó por un vestido azul, y yo uno blanco bastante ancho.

Cuando bajamos las escaleras, Chris, mi padre y mi madre estaban esperando en la puerta, y me apresuré a ir hacia ellos.

-Espera, ¿dónde vas tú? –Me dijo mi madre. La pregunta era bastante absurda.

-Con... Con vosotros a la playa. –Dije con el ceño fruncido, y mi madre negó.

-No, tú no vienes. –Respondió ella, y en ese momento no sabía ni qué decir siquiera. No me esperaba eso por nada del mundo.

-¿Qué? –Dijeron mi padre, Chris y Taylor a la vez.

-Que no viene. –Reiteró ella, cogiendo el bolso y poniéndoselo en el brazo.

-¿Por qué? –Dije yo dejando caer mi bolso al suelo, y ella se puso las manos en la cintura.

-Porque... Tienes que estudiar. Las notas han bajado. –Abrí los labios sin poder creerme lo que estaba diciendo.

-No, no han bajado. –Dije negando, y ella se encogió de hombros.

-Pues estudia para que sigan igual, es lo único bueno que haces en tu vida, Lauren. –Mi madre salió por la puerta, y me quedé mirando a mi padre que sólo miraba a mi madre con la misma cara que yo, y mis hermanos negaban.

-¡No puedes dejar a Lauren aquí! –Gritó Chris, asomándose a la puerta.

-¿Quieres quedarte sin paga en seis meses? –Mi hermano estaba ahorrando para comprarse un coche nuevo y dejar aquella chatarra, y él se quedó en silencio.

-Idos. –Respondí yo, negando. –Id a la playa. –Me giré y subí las escaleras, escuchando la puerta de casa cerrarse.

Me desvestí casi a tirones, y me puse de nuevo la camiseta de manga corta y el short que llevaba, sentándome al borde de la cama. Me sentía en ese momento como la mayor mierda del mundo. Ella no iba a aceptar nunca nada, no iba a aceptar el hecho de que yo quería a Camila, y que Camila me quería a mí.

Había escuchado a mi madre en numerables ocasiones decirle a mi padre que yo no valía para nada, que sólo tenía 'mariposas en la cabeza', y que parecía no ser de esa familia. Mi padre se quedaba en silencio, pero yo sabía que él no lo pensaba así.

Cuando me quise dar cuenta estaba llorando en silencio, casi sin hacer ruido, dejando que las lágrimas rodasen por mis mejillas hasta llegar a mis labios que tomaban un sabor salado, y mi pecho, incluso mi garganta se oprimían. Lo gracioso de todo esto es que me lo había hecho más de una vez pero aquella, aquella fue el colmo de mi paciencia. Me pasaba el día sola, no me llevaba a las cenas de familia como hacía antes, ni hablaba de mí con sus amigas por teléfono porque ahora ya no era esa hija ejemplar de la que poder presumir, ahora era simplemente alguien a quien ocultar en su vida.

De reojo, vi la camiseta de Camila encima de mi cama, casi no recordaba que me quedé algunas cosas en casa al salir del hospital porque en aquella habitación de hotel no cabía ella con la silla, ni todas las cosas que necesitaba para curarla.

Cogí la camisa y me levanté, dispuesta a salir de casa porque no quería estar todo el día allí sola, como casi siempre. Llegué a casa de los Cabello y atravesé el jardín, llamando al timbre. Me miraba los zapatos, justo en el momento en el que la madre de Camila abrió la puerta.

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