Último Capítulo

37.8K 2.3K 2.2K
                                    


Camila's POV

7 de noviembre de 2008, Miami

El amor adolescente es efímero. El amor adolescente es sufrido. Pero el amor adolescente es apasionado, intenso, doloroso, persuasivo. Todo acaba, es verdad, pero se hace difícil olvidar.

En la consulta, la lluvia torrencial que solía caer en Miami azotaba la ciudad, y desde el despacho podía ver cómo los barcos se movían de forma brusca en la bahía. En el mar, las olas picadas formaban un precioso cuadro mezclando el blanco de la espuma con el azul intenso del atlántico y esa era una buena forma de trabajar.

Coloqué algunos peluches en la estantería, los libros que estaban esparcidos en la mesa infantil en mitad de la sala, hasta que sonó el teléfono. Pulsé el botón para que saltase el altavoz.

—Camila, tienes una cita con el abogado mañana a las cinco, ¿te viene bien esa hora o la cambio? —Apoyé las manos en la mesa del despacho, ordenando los informes hasta ponerlos a un lado de la mesa. Aquella obsesión por el orden tampoco había cambiado.

—A las cinco tengo consulta, ¿podrías intentar atrasarla hasta las siete? —Aquél proceso de divorcio me estaba dejando por los suelos anímicamente. No por mi ex marido, sino por el hecho de tener que ir a juicio a declarar y que me denegaran aquella declaración una y otra vez.

—No, claro. —Colgó, y yo me levanté para seguir colocando los juguetes en los estantes, y los libros por orden alfabético para poder encontrarlos fácilmente.

Llamaron a la puerta, pero yo estaba demasiado ocupada como para darme la vuelta.

—Adelante. —Escuché la puerta abrirse, y coloqué las piezas de un rompecabezas en su caja. —Siéntate en el sillón corazón, ahora estoy contigo. —Dije dejando la caja en la estantería.

—Hace once años me enamoré de una chica. Era un pedazo de papel que podías arrugar y romper, pero era perfecta. —Me fui dando la vuelta lentamente, y allí estaba ella. Su voz, ronca, rasgada, mucho más que cuando estaba conmigo. —Era preciosa, era inocente, era todo lo bueno de aquél asqueroso mundo. Y yo intenté protegerla, le di mi corazón por completo y ella me dio el suyo. Nos queríamos, ¿sabes? Nos queríamos de una forma intensa, de una forma diferente a todo el mundo. Sólo me bastaba con que me acariciase la mejilla, o con un abrazo para sentirme feliz durante todo el día. Poco a poco, aquél trozo de papel se fue convirtiendo en un trozo de cartón. Ella encontró la felicidad, encontró a su familia, me seguía teniendo a mí, y todo era perfecto. Ella dibujaba sus pensamientos en canciones, y yo escribía los míos en cuadros. Ella disfrutaba de la música que yo le enseñaba, y yo me deleitaba de la música que ella componía. Aquella chica a la que le habían pegado palizas durante toda su vida, estaba en mis brazos, rogando que arreglase aquello que le habían hecho, pero no me hizo falta mucho. Poco a poco, con cada beso, aquél caparazón de timidez y negatividad se fue desmontando. No necesitábamos tener sexo para ser una pareja, nos queríamos y eso superaba a cualquier otra cosa. Cuando la perdí, aquél trozo de cartón era ya una roca. Pero no me dejó porque no me necesitase, me dejó porque la vida seguía. Y ese día en que todo acabó, juré que volvería a encontrarla. —Se quedó en silencio con el verde de sus ojos clavados en mí. Me temblaba hasta la más mínima parte de mi cuerpo, no me había sentido así desde que ella y yo estábamos juntas. El corazón bombeaba tan fuerte que golpeaba el pecho, las manos habían comenzado a sudarme y, de repente, volvía a ser aquella adolescente enamorada de su novia. —Y te encontré. —Dijo finalmente, arqueando una débil sonrisa. —Tú y yo estamos unidas por algo más fuerte que el amor. Cuando dos personas viven lo que tú y yo vivimos... Todo cambia. Tú fulminaste mi dolor, y yo alivié el tuyo. Nos refugiamos entre nosotras cuando todo era una mierda porque los problemas desaparecían. Cuando te besaba, sentía que el mundo podía irse a la mierda, me daba igual porque te tenía a ti. Tú eras capaz de hacerme feliz con mirarme de aquella forma tan inocente, y... Pura. No sé si lo logré yo contigo, pero sé que me querías. Y cuando dos personas pasan por algo así juntas... Quedan unidas de por vida. —Tragué saliva al escucharla, sintiendo que iba a empezar a llorar de un momento a otro. —No sé si estás casada, no sé qué es esta consulta, sólo sé que fui idiota y me dejaste. Y si hablo por mí, sigo enamorada de ti como la maldita primera vez que te vi bajar por las escaleras de mi casa. Como si estuviésemos comiendo pollo paprika con mi madre. —Hizo una pequeña pausa al final, pero yo no podía hablar siquiera.

girls like girlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora