-¿lista para tu transfusión de sangre? -me pregunta mi padre entrando a la concina.
Se acerca a mi madre y le da un tierno beso en los labios, después se acerca a mi y me besa la cabeza. Se sienta conmigo en la mesa.
-nunca estoy lista para una cosa como esa. Son agujas y enfermeras diciéndome que no me va a doler.
-¿cuando sera el día que les pierdas el miedo a las agujas? -me pregunta mi madre poniendo mi desayuno en frente de mi.
-nunca.
Comenzamos a desayunar. Miro a mis padres, ellos dos son tan felices se que se aman y me alegra ver que soy producto de su inmenso amor. Lo único que no puedo tolerar es que el día que yo me muera, se quedaran solos y no tendrán a nadie a quien cuidar. Se que parece exagerado, pero es la verdad y el mas afectado seria mi papá. Se que el es un hombre intimidante, pero desde que me enferme mostró una cara que de él que no conocía, su vulnerabilidad ¿Que como lo se? Bueno estuve tan enferma que los doctores me daban por perdida. Los doctores pensaban que estaba inconsciente pero no era haci. Después de la devastadora noticia, escuche como mi padre lloraba y le decía a mi madre que Dios no le podía quitar lo único bueno y hermoso que el hubiera tenido. Pero después me recupere.
-¿que tanto piensas? -me pregunta mi padre sacandome de mis pensamientos.
-¿por que no tuvieron mas hijos? -les pregunto.
-te tenemos a ti. -me dice mi padre. Niego.
-papá, me estoy muriendo. Es muy probable que mañana amanezca muerta.
-¿a que viene todo esto? -me pregunta mi madre.
-¿que van a hacer cuando yo muera? -ninguno de los dos me contesto. -ya no van a tener a nadie a quien cuidar, a nadie que les diga "tengo miedo ¿puedo dormir con ustedes?". Me pone mal el pensar que el día que yo me valla ustedes no puedan recuperarse. -los miro.
-nena, tu no tienes porque pensar esas cosas. -me dice mi madre.
-claro que las pienso. Siempre que me pongo mal, puedo ver en sus ojos ese miedo, el miedo de que tal vez no salga viva de esta.
-claro que lo tenemos, eres nuestra hija y te amamos. Es obvio que cuando te vallas nos va a doler, pero no vamos a dejar que esto nos hunda, porque siempre recordaremos que ahora estas bien y no sufrirás más. -me dice mi madre.
Escuchar eso me hizo quitarme un peso de encima, ahora cuando muera, lo are con tranquilidad. La tranquilidad de saber que mis padres sabrán salir adelante.
-ahora
Termina tu desayuno, que tienes que tomar tu medicamento. -me dice mi padre.Asiento. Tengo que tomar como 20 pastillas en un día. El medicamento solo me dura como máximo dos semanas y cuesta mucho dinero, pero el dinero no es problema, claro esta. Término mi desayuno y pronto me tomo el medicamento. Voy, me visto y cepillo los dientes, porque tengo que ir al hospital a mi transfucion de sangre. En cuanto bajo las escaleras, veo a mis padres listos para llevarme al hospital. Salimos de casa y subimos al coche, el cual arranco de inmediato.
-¿podemos comprar helado al salir del hospital? -pregunto.
-si. -me contesta mi padre. -podemos aprovechar para comprar algunas cosas Ana.
-si, tienes razón.
-¿algunas cosas? ¿que cosas? -preguntó curiosa.
Me levantó del asiento trasero y meto mi cuerpo en medio de los dos asientos delanteros.
-tu padre tiene una fiesta en el club. -pongo los ojos en blanco.
-no pongas esa cara Zoey. -me dice mi padre.