Me equivoqué

Capítulo 6: reconociendo Londres

Contaba los minutos para poder ver a Bella, Carlisle dijo que lo mejor era esperar, pero ahora no me podía concentrar en nada, había intentado tocar el piano, pero en cada melodía que tocaba me equivocaba y tenía que empezar nuevamente, fue así durante por lo menos tres horas, cuando me aburrí de intentar que alguna melodía saliera bien fui a correr por en el bosque que rodea la casa, estaba tan despistado que choqué con un árbol y lo derribé, después me tropecé con tronco quedando lleno de fango, ya cansado de que me pasarán cosas malas corrí de vuelta a la casa, cuando llegué todos estaban en el salón viendo una película.
-Guau, hermano ¿peleaste con un oso?- pregunto Emmett, pensé que en esta época están invernando, ¿no viste de casualidad uno para mi?
- No Emmett- estaba demasiado gruñón, era como si tanto pensar en Bella, me hubiera dado la capacidad de ser torpe igual que ella, sonreí al recordar su torpeza.
- que bipolar eres Edward- dijo Jasper.
- ¿Puedo contarles Eddie?- gruñí con el sobrenombre, me mostró su visión de cómo choqué con el árbol y luego cuando tropecé, ambos reímos.
- Es oficial creo que tanto tiempo siendo virgen le afectó el cerebro- volví a gruñir con el comentario de mi hermano oso- ¿Carlisle no conoces ningún psiquiatra de vampiros?
- Emmett no hables estupideces, no ves que está desesperado por ver a Bella, lástima que no estudió psiquiatría ella podría bajarle la locura- le respondió Carlisle.
- Emmett, Carlisle dejen de molestarlo- los regañó Esme, ambos bajaron la mirada avergonzados, les sonreí burlonamente.
- Ya basta yo les voy a contar porque está así- dijo Alice, todos la miraron atentos- bueno para empezar creo que se le pegó la torpeza de Bella, nuestro querido- la mire con enojo- Edward iba corriendo por el bosque tan distraído que chocó con un árbol, claramente este cayó.
- ¿le cayó encima?- le interrumpió Emmett.
- No- le gruñí.
- Casi- hizo un gesto con su mano.
- No me interrumpan- los miró con enojo- bueno como decía el árbol cayó, siguió corriendo y luego tropezó con un tronco en el suelo y les juro que salió volando hasta un posa con fango, es por eso que está asi- todos rieron y a sus mente vinieron distintas imágenes de como caí la de Emmett más fantástica que las de los otros.
- Adiós, necesito tranquilidad- subí a mi habitación y me recosté en mi sofá, aspiré el olor del cuero y miré las grietas del cuero, era en estas ocasiones en donde me encantaría dormir, así las horas pasarían más rápido, miré el reloj de mi cuarto recién eran las ocho de la mañana, me levanté y fui por un cuaderno de pauta, tal vez ahora me podría concentrar y crear una nueva melodía, fui al piano y me senté toqué las teclas suavemente y toqué claro de luna, después miré el piano y recordé el tiempo que estuve en Brasil, buscando a Victoria, todo fue un fracaso y perdí su pista, creo que no soy bueno como rastreador, además es muy audaz, por lo que tengo entendido según Alice su "poder" es siempre escapar de situaciones peligrosas o que la afecten, lo peor de todo es que en ese tiempo Alice jamás pudo ver a Bella, luego comprendimos porque, Bella es un imán para el peligro, ya lo he pensado esa chica comenzó a juntarse con un Licántropo, lo peor de todo es que ese chiquillo estaba enamorado de ella, al parecer todo se acabo cuando Victoria intentó matarla fue en ese momento cuando Alice le perdió toda la pista, de esto me enteré hace poco cuando volví de mi autoexilio, después de eso me prometió que no volvería a buscarla, ni a intentar saber noticias de ella, hasta ahora, suspiré volví a mirar el reloj y eran las once de la mañana, el tiempo vuela cuando pienso en Bella, pero tanto pensar me aburría, por lo que tomé las llaves del auto rentado y fui a reconocer la ciudad, estaba muy cambiada, pero igual de hermosa última vez que vinimos, fui hasta uno de mis lugares favoritos, lo necesitaba, llegué hasta el Hampton Court Castle un castillo muy hermoso, lleno de historia y mitos, Carlisle, nos contaba la leyenda de la esposa de Enrique VIII, Catalina Howard, la cual fue encerrada en el castillo, por adulterio al rey, se sabe que había tenido relaciones sexuales desde los trece años de edad, y había engañado a su esposo en varias ocasiones, con distintos hombres que fueron torturados hasta confesar que habías sido amantes de la hermosa Catalina, según cuenta la historia todos fueron descuartizados, al ser encerrada se encontraba desesperada e intentó huir, pero fue atrapada en uno de los pasillos del castillo, fue golpeada y torturada hasta que unos días más tardes fue degollada en el mismo lugar que su segunda esposa Ana Bonela y por el mismo verdugo, se dice que se pueden escuchar los gritos desesperados de Catalina en el mismo pasillo donde fue capturada, al igual que rasguños de sus uñas y sangre, pero realmente nunca he escuchado nada a pesar que he estado aquí de noche, caminé por los hermosos jardines llenos de flores de todos colores, hasta que sentí un olor a Fresia, caminé hasta las flores y las olí recordando la primera vez que sentí el olor de Bella llegar a mis fosas nasales, tomé las flores y caminé hacia el laberinto, eso me entretendría por un rato.

- Hey joven no creo que sea bueno entrar ahí, tal vez no pueda salir-me dijo un señor que estaba regando el césped.

- No sé preocupe se que podré salir- le sonreí y seguí mi camino, varias personas que pasaban por ahí me vieron entrar; estuve recorriéndolo creo que por dos horas hasta que salí gente que pasaba por ahí me miró incluyendo el señor que me advirtió que no entrara, me miró sorprendido, si supiera lo que es tener el sentido de la audición y el olfato tan agudo como para ubicarme no me miraría así, más sabiendo que soy un vampiro, su cara sería de espanto y correría para salvarse, al igual que la niña que se acercó corriendo a mi lado.

- ¿Cómo hiciste eso?- me preguntó una niña pequeña, de ojos pardo- te vi entrar y ahora salir, ¿me podrías enseñar a hacer eso sin perderme?- ¿cómo le decía que era porque mis sentidos estaban muy agudizados?

- Bueno, no podría enseñarte a hacerlo, porque eres muy pequeña y podrías perderte- frunció el ceño.

- Mi papi dice que ya soy una niña grande- reí.

- Si, eres una niña grande, está bien te contaré mi secreto- me acerqué a su oído y pronuncie despacio- soy un hechicero, hice un hechizo para pasar el laberinto- ella soltó una risita.

- Yo soy una bruja, somos enemigos- reí con ella- pero que guapo es el chico que está con Sussie, voy a ir a buscarla, tal vez pueda ligármelo- hay esas hormonas adolecentes, levanté la vista para encontrarme a una chica con cabello castaño casi rubio y ojos del mismo color que la niña, me sonrió con coquetería, solo rodé los ojos.

- Sussie, mamá y papá te esperan en el auto.

- Ya voy- contesto.

- Adiós hechicero- me gritó corriendo hacia el auto estacionado en la acera.

- Adiós brujita- sonreí de lado.

- Hola, soy Estefanía, pero dime Fanny-se acercó y me besó la mejilla, cada vez las chicas se abalanzan más- huele exquisito me encantaría lamerlo.

- Hola, soy Edward.

- Cuéntame estas aquí de paseo, vives cerca o que.

- Estoy de paseo, necesito distraerme antes de ver a mi novia- demonios tiene novia, no creo que sea tan guapa como yo, aún lo puedo tentar- oculté una sonrisa, chica fácil, lo más probable es que sea popular.

- Estefanía, vamos- gritó su madre, la chica sacó una libretita rosa con corazones y sacó un lápiz rojo, escribió su número y me lo pasó, reí.

- Me tengo que ir llámame- me guiñó un ojo, y se fue contornando sus caderas, no pude evitarlo y reí.
Estuve recorriendo el parque hasta que anocheció, cuando estaban por cerraron el castillo, salí y caminé hasta mi coche, subí y lo encendí para emprender el camino a casa, al llegar desde el garage se podían escuchar las risas de todos, al parecer estaban viendo una película de humor creo que era Como si fuera mi primera vez, entré y me senté en el suelo a verla, en familia estuvimos riendo a carcajadas con los protagonistas, al terminar la película decidímos ver Escupiré sobre tu tumba, esa nunca la había visto, cuando terminó, Carlisle se lavantó y me miró.
- Vamos, entro en quince minutos- no pronunció ninguna palabra, me levanté como resorte y corrí hacia su auto, necesitaba con emergencia verla, mi padre salió con una sonrisa.
- ¿Tan desesperado estás?
- No te imaginas cuanto.
- Bien vamos, yo manejo, no quiero un accidente de tráfico.
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Lo prometido es deuda, espero que les guste, este capítulo tiene datos históricos, la historia de Catalina Harvard es real, no así la leyenda, la imágen es de los jardines del Castillo