Capítulo 2

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Me terminé botella por botella, al final, la encargada del lugar me tuvo que correr pues dijo que molestaba algunos clientes.

— ¡Pues no me importa! — Grité a la carpa.

Empecé a caminar a mi casa, no estaba segura si estaba por el lugar correcto, me detuve en una intersección, no había nadie en las calles.

— ¿Por allá o por allá? — Señalé a un lado y después al otro.

Escuché pasos y al voltear me encontré con el desenlace perfecto de mi día: Seventeen. Escuché aplausos de parte del chico que me aventó al agua y vi cómo se acercaba hacia mí.

— ¿Qué haces aquí? Pareciese como si quisieras encontrarte conmigo.

— ¡Qué gracioso! — Lo empujé con mi dedo pero él no se movió. — Lamento decirte que no hay una laguna para que me tires. — Abrí los brazos.

— ¿Tomaste? — Preguntó con un poco de burla.

— ¿Sí?

— ¿Qué edad tienes? No parece que tengas edad para ello. — Rió.

— Gracias. — Hipé. — Por el cumplido, sé que me veo joven. — Moví mi cabello.

— Sí, claro.

Mis piernas se doblaron y caí en el pecho de aquél chico, él me rodeó con sus brazos, los cuales estaban tatuados, y seguido escuché el zumbido de una motocicleta acercarse.

— ¿Ya conseguiste pareja Jun? — Preguntó aquella voz masculina. — ¿Ella sí podrá hacerlo? ¿O será una perdedora como la anterior?

— ¡Tú serás el perdedor! — Lo señalé mientras me alejaba del integrante de Seventeen, cuyo nombre era Jun. — No sabes con quien te has metido. — Crucé mis brazos.

— Ey, cállate. — Me dijo al oído. — No sabes lo que dices.

— ¡Éste imbécil no sabe lo que dice! — Lo señalé. Me iba a acercar a su moto pero Jun me jaló hacia atrás. — Di día y hora y ahí será. — Lo señalé.

— Nos vemos mañana. — Le dio una sonrisa burlona y se fue.

— ¡Woho! — Celebré. — ¡Huye! — Grité. — De nada. — Le hice una reverencia a Jun. — ¿Dónde está la chica? — Pregunté viendo hacia los lados, buscándola.

— Aish. — Se despeinó el cabello en frustración. — Querida, tú eres la chica.

— ¡Qué imbécil! Sé que soy una chica. — Me señalé completa. — No soy querida, mi nombre es Yon.

— Yon, tú estarás en la competencia.

— Ha-ha. ¡Nop!

Seguí el camino hacía casa, al llegar a mi hogar busqué las llaves, como en el llavero había muchas no podía elegir la correcta, introduje la llave varias veces pero no quería abrir.

— ¡Abre maldita sea!

Intenté patear la puerta pero ésta se movió y me caí de sentón, estaba a punto de acostarme en el piso pero alguien se puso atrás de mí.

— ¿Cuál es?

— Es la amarilla.

Jun introdujo la llave y me levantó para ayudarme a entrar en mi casa, él se fue, dejándome tirada en un sillón.

Desperté por culpa de la alarma de mi celular, me sobé la cabeza y paré para ver la hora, tenía que ir a correr, tal vez así, mi resaca se quitara, tampoco quería estar en casa porque aquí no tenía nada más que pensar en la ruptura y noviazgo con Chin-Hae.

Iba a correr, pero las ganas se me quitaron y empecé a caminar, no quería hablar con nadie ni ver a nadie, lo único que haría hoy iba a ser estar fuera todo el día, no había más opción.

— Yon. — Alcé la vista y me encontré con Jun y sus amigos.

— ¿Qué?

— Lo que has hecho ayer debes reponerlo.

— ¿Ayer? — Me quedé pensando y al recordarlo sonreí. — ¡Ah! Claro, te ayudé con aquél tipo, ¿Cierto?

— No. — Movió su cabeza. — Él se estaba refiriendo a ti, no había nadie más. Lo siento pero tú serás mi pareja en la carrera.

— ¡Qué gracioso! — Puse mi mano en su hombro y me empecé a carcajear, al ver que esto era serio me mordí las uñas. — ¡O no! ¿Qué vamos a hacer?

— Eso deberías saberlo, serás mi pareja.

— ¡Qué amable pero tengo...— Un recordatorio del porque tomé ayer me invadió y me tragué la amarga palabra.

— ¿Qué? ¿Novio? No me refiero a esa clase de pareja. — Movió su mano y el dolor en el pecho se hizo presente, me sentí fea. — En la carrera de motocicletas, debo llevar a alguien.

— ¡Eres muy divertido! Lo siento, jamás me he subido a una y no lo haré.

— ¿Olvidaste lo que hiciste anoche? ¡Me lo debes! Y más te vale ganar. Pasaré a tu casa a las diez.

— ¿Qué? ¿No me tiraras a la laguna? — Sólo eso me faltaba. Jun se volteó y caminó hacia mí.

— Si eso quieres.

— ¡No! ¡Olvídalo! — Empecé a correr y él no me persiguió.

Al menos esto me ayudaría a no estar en mi casa, o sola. Saqué de mi armario unos pantalones negros, tenis del mismo color y una blusa rosa con un pajarito azul en ella.

Mamá se fue para ir a trabajar en su turno de noche como enfermera. Escuché un motor apagarse y supuse que sería Jun, por lo tanto salí y me paré en frente de la motocicleta.

— No, tu atuendo está mal.

— ¿Qué tiene de malo?

— Ponte una camisa blanca o negra y esto. — Me hizo entrega de una chaqueta negra de cuero igual a la de él.

Me regresé a casa mientras decía muchas maldiciones, me puse una camisa blanca y encima la chaqueta, la cual, no me quedaba nada mal, si ganábamos se la pediría como premio.

— Agárrate fuerte.

— ¿De dónde?

Sus frías manos hicieron contacto con las mías y las colocó alrededor de su cintura, me sonrió y pude sentir mis mejillas arder, al arrancar, me abracé más a él y Jun rió un poco. 

Badass → Jun (Seventeen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora