Capítulo 12

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¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Un montón de pasos de botas y tenis se empezaron a escuchar y salí corriendo a mi habitación. Intenté cambiarme lo más rápido posible, dejé todo lo más ordenado que pude y me metí en la cama de un brinco, mi cadera me reprochó y apreté los ojos con fuerza por el dolor. Tapé mi cara con la colcha y sólo se podía ver mi mano y un poco de mi cabello.

Alguien dio unos leves toques en la puerta, todo estaba en silencio, pero juro que podía escuchar el latir de mi corazón, el cual se disparó cuando la voz de Jun me habló.

— ¿Yon? — Preguntó al tiempo que abría la puerta.

Juro que mi corazón podría estar haciendo una danza por toda la habitación. No sabía cómo sentirme, tenía un montón de sentimientos encontrados. Emoción, miedo, tristeza, alegría e incluso más.

Un lado de la cama se hundió y con ello mi respiración se fue. Estaba intentando regularla y con mucho esfuerzo.

— Yon...

Pensé que me preguntaría el porque me fui o pediría alguna explicación inmediata, en cambio, él rió.

— ¡Eres una pésima mentirosa! Tu cabello está mojado. — Lo tomó con delicadeza. — Y la toalla está mojada en la silla. — Rió aún más.

— ¡Vete! — Tomé con fuerza la colcha, ya podía verlo quitándomela.

— ¿Por qué? ¿Por qué te fuiste? ¿Estás enojada con nosotros? O...— Hizo un pequeño silencio. — ¿Ya no me quieres? — Preguntó nervioso.

— ¿Qué? Jun, por supuesto que sí. Te quiero. — Sentencié. — Sólo... Necesitaba estar sola un tiempo. — Suspiré. — ¿Puedes irte? Por favor.

— De acuerdo.

Esperé a escuchar la puerta cerrarse y cuando al fin fue así, solté todo el aire que mis pulmones estaban conteniendo. Mis manos estaban frías, sudorosas y no dejaban de temblar. Él sin duda no se irá sin verme.

Estaba a punto de quitar la colcha para ir a cerrar la puerta con seguro, pero alguien más lo hizo por mí. La colcha voló y lo primero que vi fue la figura de Jun, él estaba riendo, pero paró cuando vio mi estado.

Su cara cada vez se transformaba en algo peor.

— ¡¿Quién diablos te hizo eso?! — Vociferó.

La puerta se abrió y pude ver a todos los miembros de Seventeen. Ellos no dijeron nada, simplemente me vieron con interrogantes en la cara y con la misma ira de Jun.

— Jun, cálmate.

— ¡¿Cómo mierda quieres que me calme?! — Gritó y di un saltito en mi lugar.

— Basta, me asustas. — Respiré hondo, no debía alterarme, eso hacía que las heridas dolieran más.

— ¡Exijo una explicación! — Exclamó ya más calmado.

Volteé a ver a Wonwoo y me alegró verlo en un mejor estado del anterior. Él asintió a mis gritos silenciosos de súplica y se lo llevó de mi habitación, ya él le explicaría todo lo que pasó.

Respiré hondo y esperé que los chicos me acribillaran con preguntas. En cambio, todos se fueron a excepción de Seungcheol.

— Hablemos. — Cerró la puerta con seguro. — ¿Cómo te sientes?

— Bueno, me alegra haberle ganado a Wonwoo en apariencia. — Reí y él esbozó una sonrisa.

— Vaya, ni la más grande paliza derrotará el humor de Yon, ¿Cierto?

— Eso es correcto. — Reímos.

Durante el tiempo en que hablamos le expliqué todo y él escuchó atentamente mientras veía mis heridas con preocupación.

— ¿Quién fue?

— Amigos de Joy. Mira Seungcheol, yo no quiero que les pase nada.

— Aprecio lo que hiciste por nosotros, crees que nos puedes cuidar. Pero, nosotros podemos hacerlo solos.

— Wonwoo no pudo. — Él rió.

— Eso es porque nos encontraron con guardia baja. En estos momentos siempre andamos juntos y cuidándonos las espaldas. Te incluimos, pero tú escapaste.

— Lo siento.

El silencio se hizo presente, sólo se escuchaban los murmullos en la planta baja. Me sorprendió no escuchar nada de parte de Jun, no había gritos ni cosas volando o rompiéndose.

— Jun se volvió loco todo este tiempo. Pensó que lo habías dejado y que ya no lo querías. — Rió.

Alguien tocó la puerta. Al abrirla Seungcheol intercambió lugares con Jun y éste me vio completamente serio, su cara estaba de un color rojizo leve. Me entregó el ungüento.

— Jongkook dice que es hora.

— Oh. — Lo tomé. — Gracias.

Como el silencio era incómodo, decidí empezar a aplicarme la crema. Estaba abriendo el frasco, pero Jun se paró y lo tomó.

Jun comenzó a ponerle cremita a cada una de las heridas. Primero empezamos con el vientre. Podía verlo cada vez más furioso; sin embargo, nunca me hizo daño.

— Yon.

Esperaba preguntas, esperaba regaños, esperaba que me dejara, esperaba de todo, menos lo que hizo.

— No me vuelvas a dejar. — Me vio a los ojos y me besó.

Me trató lo más delicadamente posible y eso me hizo derretir. Me besaba con tranquilidad, saboreando y disfrutando cada uno de mis besos, teniendo cuidado de mi herida en el labio y en todo mi ser. Posó sus manos en mi cintura con delicadeza que a penas y las sentía. Al terminar, recargó su frente con la mía.

— No lo haré. — No después de esto.

Al terminar, bajé a la sala. Jun insistió en cargarme pero me negué, no era ningún bebé. Al llegar todos me vieron con interés.

— Creo que... Necesitamos patear algunos traseros.

Todos sonreímos con malicia.

Badass → Jun (Seventeen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora