Jet Black Heart « l.h.»

1 - Acuario.

Eran las once de la mañana cuando me digné a levantarme. Llevaba un rato despierta, sin saber muy bien qué hacer. Supongo que es algo que le ocurre a todo el mundo: Un sábado te despiertas, no tienes nada importante que hacer, así que simplemente te quedas tumbado en la cama sin poder volver a dormirte, pero también con unas inexistentes ganas de levantarte a desayunar y asearte. No obstante quisiera o no yo sí que tenía algo importante que hacer esa mañana, así que tenía que levantarme. Tardé un buen rato en estar algo decente y alimentada. Hasta las doce no conseguí salir de casa. Cogí el coche de mis padres (con permiso, por supuesto) y lo puse en marcha tan rápido como pude. Tenía media hora para conducir unos cuantos kilómetros, encontrar aparcamiento e ir al acuario. Este verano dedicaba todos los sábados a ayudar en el acuario de la ciudad como voluntaria. No es que fuera una amante de los peces ni una buenísima persona, más bien era una especie de capricho por parte de mis padres. Querían que no estuviera todas las mañanas del verano durmiendo y practicando sedentarismo. Cuando me lo dijeron me pilló de improvisto. Mi padre estaba leyendo el periódico como todos los domingos, era una de las últimas semana de clase. Yo estaba al lado suya en el salón viendo la televisión junto a mi madre. Él vio el anuncio y lo comentó, a mi madre le gustó y al día siguiente ya estaban apuntándome como voluntaria en contra de mi voluntad. Porque al principio no me hacía ninguna gracia la idea, me parecía un coñazo tener que ir allí a dar de comer a los peces, limpiar las enormes peceras y demás. Pero mirándolo por el lado bueno, solo iba los sábados. Y una vez empecé a ir tampoco me pareció tan coñazo.

A las doce y veinticinco ya había conseguido un sitio en el que aparcar el coche. No estaba lejos del acuario y sentí que la suerte estaba de mi lado cuando justo al pasar la puerta de cristal de la entrada mi reloj marcó las 12:30 p.m. Me acerqué al mostrador y saludé a Nora. Ella como siempre me sonrió y me preguntó qué tal me había ido la semana, después me dio mi placa, con mi nombre y una foto mía (he decir que bastante penosa, pero es normal cuando se trata de una foto de carné). La enganché en mi camiseta azul marino del uniforme mientras Nora me decía qué tendría que hacer hoy.

-¿Sabes? Cuando llegué a hacer mi turno en el mostrador aparecieron una mujer rubia junto con un muchacho. La verdad, era muy salado. Era muy alto y rubio, y...

-Nora, al grano. Tengo que hacer cosas. - Me reí.

-Ya, ya. Bueno. Esto tiene que ver con lo que tienes que hacer. Verás, yo pensé que vendrían a comprar una entrada para ver el acuario, pero no. La mujer, que era muy agradable a decir verdad, vino a comentarme que quería que su hijo hiciera aquí algún trabajo, como voluntario claro. Obviamente yo estaba encantada, cuantos más voluntarios mejor. Aún así fui a ver a Sam, el jefe. Se puso contento al enterarse de que había un voluntario nuevo, ya que solo estás tú aquí haciendo cosas sin cobrar.

-No me lo recuerdes. - Rodé los ojos. - ¿Entonces? ¿El chico se quedó? No entiendo bien qué tiene que ver esto con lo que haré hoy.

-Sí, él se quedó. Va a ser voluntario durante algún tiempo y estará también los sábados. Y tiene que ver contigo, porque el pobre chico no tiene ni idea de cómo hacer las cosas así que, bueno, Sam propuso que tú le ayudaras, al menos en sus primeros días.

-Oh, vaya. ¿Cómo le tendré que ayudar?

-Me dijo Sam que le enseñaras un poco cómo va esto. Ahora mismo el chico creo que está dando una vuelta por el recinto para ver un poco cómo es y orientarse, nunca había estado aquí. Sam le está enseñando todo, pero no tiene tiempo para explicarle como hacer las cosas. Así que estará contigo en lo que hagas y tú le enseñarás. Hoy por ejemplo... - Nora dejó de hablar para llevar la vista a su ordenador, tecleó con torpeza mi nombre y observó la pantalla. Después volvió su atención a mi. - Te toca limpiar.