Tengo un Moustro en Casa

1Años después. ..

24 de julio. .. Elisenda últimamente ha estado un poco extraña de salud y la han llevado al médico y el doctor le ha diagnosticado con diabetes, Patrick le ha caído un poco mal esta noticia, pues es su única niña, por el otro lado esta Elisenda, si le calló pésimo está noticia, sabe que a su hija le caería una maldición ya que su religión exigía que las niños no estuviesen enfermos ni que enfermaran durante su vida. Connor le duele mucho ver a su hermana hospitalizada y tan débil, no soporta ver como la inyecta y como todos esos aparatos rodean su cuerpo... Sin duda alguna esto le parte el alma en pedazos a Connor, pero él trata de hacerle ver a Elisenda que todo estará bien, y que muy pronto saldrá de ese lugar en donde no pertenece para nada.

Jonathan ya tiene 1añito y Elisenda cada día se coloca más jovencita. Su madre ha dejado de trabajar ya que ha notado muchos cambios en Elisenda y sabe que lo que le espera a su pequeña no será nada afradable, y ya considera que es hora que ella éste en casa para atender a sus pequeños..

Ya Elisenda se ha convertido en una chica muy solitaria, tiene miles de personas que la conocen, la mayoría es gracias a su hermano mayor. Muchos han intentado ayudarla pero ella huye de la sociedad, desea con todas su ganas vivir lejos de ella, de tanta gente, de tanto tráfico, tanto ruido y de tantas personas aparentando ser felices, intentando ser amigos pero en realidad nadie lo es, solo la curiosidad los mata para saber sobre la vida de ella, porque en sus ojos y sus ojeras se nota que ella no es ni será una chica como el resto de la sociedad.

Elisenda ha querido cambiar, mejorar su apariencia, ser mejor persona, no ser tan anormal y encajar entre toda esa gente. Su hermano mayor ha notando su bajo autoestima, nota que intenta ser como los demás, pero a veces las chicas de su aula la rechazan.

-No desees ser como ellas, tú tienes lo que ellas jamás tendrán, tu eres lo que ellas jamás podrán ser..- Le dice Connor para levantar su ánimo.

-¿Qué tengo? ¿A caso no lo ves?, estoy loca Connor, no soy normal, claro que jamás serán como está loca.-Dice Elisenda mientras corre a su cuarto sollozando.

Entre las Aspirinas, inyecciones y hospitales Elisenda muere paulatinamente, pues el hecho de que respires, o camines no es señal de que estés vivo; muchos respiran y caminan por las calles de la ciudad como si nada ocurriera, pero su almas están muerta, otros el sistema los mantiene vivos y no les importa para nada si el día de mañana ya no esté en este mundo. Así estaba Elisenda, poco a poco su alma moría, y lo único que la mantiene viva es su madre y su hermano mayor.

La atención de Connor a su hermana cada día aumenta, ha dejado de tener una vida "Normal", amigos, novias, fiesta, salidas; solo para entrar de lleno en la vida anormal de su hermana y ayudarla a superar cada obstáculo.

La atención de Connor y Evangeli se dirige toda hacia Elisenda mientras Jonathan va creciendo y se va aferrando a su padre.

Este año para Elisenda no ha sido para nada lindo, saber que tiene una enfermedad y que constantemente tiene que ser inyectada, y su locura cada micro segundo va aumentando. Ya Elisenda comenzó a escucha una voz, una aterradora voz que le habla claramente aunque solo le susurra.- Nos divertiremos.- Ella se asusta un poco, aunque comprende que con el pasar el tiempo más demente se pondrá, pues ella no está al tanto de lo que hizo su madre cuando solo tenía días de nacida; A Connor ya se lo habían dicho, de los dones que tenia, pero a Elisenda aun no le habían tocado este tema.