Antes de empezar a leer... Esta historia contiene lenguaje soez, temas adultos y escenas explícitas dirigida a un público adulto. Si eres menos y crees que te puedes sentir ofendida/o por favor, no continúes la lectura. Gracias.
PRÓLOGO
Isabella Swan vive entre lujos, en una jaula de cristal. Desde que se murió su madre vive entre la espada y la pared, sometida por la ira de su padre y perseguida por su pasado. La vida de Bella cambiará de manera radical cuando su padre decide hacer negocios con su peor enemigo, Edward Cullen. Un hombre hecho a sí mismo, autoritario y dominante al que sólo le mueve un sentimiento: la sed de venganza.
Temas adultos, vocabulario soez y escenas explícitas.
- Eres mía por un año, Bella. Si quiero que trabajes en mi oficina, lo harás. Si quiero que cocines para mí, lo harás. Y si quiero que te desnudes y que te inclines ofreciéndome tu cuerpo, lo harás. Soy tu dueño por ahora...
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Edward Masen Jr estaba jugando en el patio trasero de su casa de verano de Forks con sus coches y camiones. Le encantaban los coches de todo tipo. A sus diez años decidió que quería ser piloto de carreras. O astronauta. A veces dudaba, pero aún tenía tiempo para decidirse...
Esa tarde de principios de septiembre amenazaba lluvia y eso era genial. A Edward le encantaba el olor a tierra mojada del bosque cuando llovía. Le gustaba sentir esa sensación cuando las gotas de lluvia se chocaban contra su pelo cobrizo siempre despeinado. Desde que murió su madre nadie fue capaz de peinar esa rebelde mata de pelo; ella había sido la única que lo consiguió... Edward decidió seguir pensando en sus coches, en la lluvia y el bosque. Pensar en su mamá le hacía ponerse triste a pesar de que murió hace ya tres largos años.
El primer trueno de la tormenta retumbó por todo el patio haciendo que el suelo temblara bajo sus pies. Pero él no tenía miedo. Cuando era pequeño y había tormenta corría a esconderse en la cama de sus padres. Pero eso ya no era necesario porque ya no era un niño. Ahora era un chico grande que sabía cuidarse él solo.
Su padre no hacía más que repetírselo.
Edward miró al cielo, observando con atención cómo el viento movía las nubes. Sonrió. Le encantaba pasar los veranos aquí. En Forks no hacía mucho calor y podía moverse con total libertad por el gran jardín trasero de la casa sin miedo a perderse. Desde ahí se podía ver una gran extensión del bosque de un verde intenso. Un día que su padre y él bajaron a comprar al pueblo oyó a unos chicos hablar sobre una leyenda. Decían que por los bosques de Forks habitaban hombres lobo y vampiros, enemigos acérrimos que vivían en una guerra eterna para conseguir hacerse con el poder. Pero Edward sabía que eso era mentira. Sabía que esas criaturas no existían, y lo sabía porque ya no era un niño al que se le podía engañar fácilmente. Aunque tenía que reconocer que de vez en cuando miraba hacia el bosque esperando ver un gran lobo de pelaje rojizo...oh, si...eso sería doblemente genial.
El agua comenzó a caer con más fuerza y en más cantidad, así que Edward decidió meterse dentro de casa. Edward era un chico responsable, sabía que no debía de estar bajo la lluvia porque podía enfermar. Cuando llegó a la entrada trasera de la cocina se quitó los zapatos mojados y caminó descalzo por la casa. El sonido de unos golpes contra la puerta le hizo dar un respingo por los fuertes que sonaron. Sabía que no debía de abrir a nadie sin estar su padre presente, así que esperó a que su padre saliese de su despacho.
- ¡Papá! - le llamó cuando los golpes se repitieron con más fuerza e insistencia.
Edward Masen padre apareció en el salón y miró a su hijo con cautela...aunque no le dio tiempo a abrir la puerta. Apenas le dio tiempo a reaccionar cuando un equipo del dispositivo especial de los SWAT irrumpió en su casa tirando la puerta abajo. Le tiraron con violencia al suelo y le pusieron una carabina M4 en la nuca mientras varios agentes registraban su despacho. El pequeño Edward lo estaba viendo todo, estaba siendo testigo de cómo atacaban sin sentido a su padre. Su papá no había hecho nada malo. Un agente enorme del dispositivo especial le cogió con brusquedad por la cintura haciendo que sus coches se cayeran al suelo. Chilló porque quería cogerlos, se los regaló su madre...pero ese policía no le dejó. Edward sintió las lágrimas por las mejillas, pero no lloraba porque estuviera asustado. Era un chico grande y no estaba asustado.
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Suavemente, me matas (+18) #Wattys2016
FanfictionIsabella Swan vive entre lujos, en una jaula de cristal. Desde que se murió su madre vive entre la espada y la pared, sometida por la ira de su padre y perseguida por su pasado. La vida de Bella cambiará de manera radical cuando su padre decide hace...