Capítulo 11 El próximo peón

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CAPÍTULO 11 EL PRÓXIMO PEÓN

Había aceptado. Había aceptado la propuesta de Edward. Me iba a convertir en su muñeca, en su juguete preferido...un juguete que tenía que obedecer las órdenes que me impusiera. Órdenes que iba a aceptar...gustosa. ¿Dónde me había metido realmente? En cierto modo era verdad que Edward no me había obligado a nada; salvo la imposición de mi padre de venir a vivir con Edward nadie me había obligado absolutamente a nada.

Yo solita me había metido en la boca del lobo.

Esa noche dormí fatal. Estábamos a mediados de febrero, pero mi temperatura corporal, sin contar con la potente calefacción de la casa, era tan alta que estaba segura de que podría derretir un cubito de hielo en menos de un segundo. El simple hecho de pensar que Edward pudiera entrar en mitad de la noche a mi habitación para hacer todo lo que pudiera tener en mente hacía que mi piel se humedeciera por el sudor. Aunque Edward no vino...

Sus cambios de humor eran el pan de cada día, pero anoche...cuando le pregunté quién era Morrison...su mirada viajó muy, muy lejos de esa sala de música. Como si su mente y su corazón hubieran viajado a un tiempo lejano y remoto...Doloroso. ¿Por qué Edward tenía ese ligero deje de dolor en su mirada? Aparentemente lo tenía todo. Guapo, rico, una empresa más que prometedora, una familia acomodada, una hermana que velaba por sus intereses como si fuera una leona...¿qué podía fallar en esta ecuación?

Me desperté sobresaltada...y más me alteré cuando vi la hora en el reloj del móvil. Me había dormido...me había dormido mucho...Eran más de las nueve de la mañana y aún seguía en la cama. Me levanté de un salto; tenía que ducharme, peinarme, maquillarme...La puerta de mi habitación sonó cuando alguien al otro lado tocó. Aguanté mi respiración; no me extrañaba nada que fuera Edward...Dios, debería de estar abajo desde hacía casi una hora...Fruncí el ceño cuando vi que no era Edward la persona que estaba al otro lado de la puerta. Era Emily y no venía sola, venía acompañada de una bandeja con un desayuno contundente.

- Buenos días, señorita Swan - me miró de arriba abajo - ¿Por qué no vuelve a la cama y disfruta de este desayuno?

- Eh...no tengo tiempo, Emily...me he dormido y Edward tiene que estar en la oficina pronto...- Emily sonrió.

- El señor Cullen hace tiempo que se marchó, señorita. Hace como una hora - me mordí el labio nerviosa - No se preocupe, el señor ordenó que le trajera este desayuno a la cama - dejé de morderme el labio para abrir los ojos como platos - Y esta nota - señaló un papel doblado encima de la bandeja - Así que vuelva a la cama y relájese...

Estaba tan alucinada que hice lo que me aconsejó Emily; volví a la cama para desayunar. Creo que esto no lo había hecho antes en mi vida...Cuando Emily cerró la puerta de mi habitación me apresuré a abrir el papel que Edward me había dejado. Estaba escrito en letras cursivas, limpias y claras; me le podia imaginar escribiendo esta nota con su pluma cara...

"He decidido que te quedes en casa para que descanses y para que te prepares para el evento de esta noche. Seth irá a recogerte después de comer para que vayas al salón de belleza a arreglarte. Se buena, Isabella. E"

Que sea buena...Suspiré. Así que no vería a Edward hasta esta tarde...Genial...no sabía si eso era bueno o malo...Podía haber pasado a mi habitación...aunque sólo fuera para despedirse de mi, para decirme de su propia boca lo que ponía en la nota. No me hubiera importado para nada que él me despertara...

Tomé ese desayuno con una tranquilidad tan pasmosa que después de acabarme la bandeja entera volví a quedarme dormida. Supongo que el cansancio acumulado que tenía me estaba pasando factura, así que agradecí esas horas extra de sueño. Gracias a Dios dormí tranquila, supongo que el hecho de saber que Edward no vendría a pervertirme en mitad de mi sueño ayudó bastante; esta vez no sentí ni frío ni calor, ni pesadillas ni sueños semi eróticos. Nada.

Suavemente, me matas (+18) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora