Capítulo 27 Encuentro con el Puto Diablo

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CAPÍTULO 27 ENCUENTRO CON EL PUTO DIABLO

Lo primero que sentí al incorporarme de la cama fue dolor.

Mi bastardo personal, mi castigador, mi bestia, mi jodido centro del universo y por el que mi mundo de mierda giraba todos los días con un poco más de vida me había dejado el trasero más que dolorido e inflamado. La crema que tan cuidadosamente me había aplicado tras el tremendo y placentero castigo físico al que me había sometido no había servido para nada.

Me senté a duras penas en los pies de la cama y, desnuda como me trajo mi amada madre al mundo, me paré a pensar en lo que se había convertido mi vida.

¿Qué había pasado durante todos estos días? ¿Cómo podían cambiar las cosas de esta manera?

Hace unas semanas mi vida era tranquila, plana... tediosa la mayoría de las veces que mi padre se encontraba cerca de mi espacio necesario y vital. Tenía a Matt, mi rayo de luz, mi sol que me ayudaba a sobrellevar los gritos, las amenazas absurdas y las órdenes caprichosas y sin sentido. Más que vivir, sobrevivía. Llegar a la muerte del día, llegar al crepúsculo se convertía en toda una carrera de obstáculos. Sobrevivir otro día más... esperar para ver lo que me depararía el día siguiente... Otro día, y otro, y otro...

Edward, la oscuridad hecha persona, envuelto en tinieblas, secretos y seguramente mentiras personales me había traído luz a mi vida.

Me había complementado. Me había cogido de la mano y de un empujón violento me había llevado a la luz clara y cristalina liberándome de algunas ataduras que me oprimían. Ahora no vivía en las tinieblas; ahora las veía junto a él, a su lado.

Era perturbador.

Tenía la sensación de que el tiempo se me había pasado muy rápido, y eso me daba miedo. En pocas horas había hecho demasiadas cosas; había viajado de un estado a otro, había hecho una regresión al pasado recuperando y sacando a la luz mis recuerdos más tristes, había reído y llorado con mi sol personal, Matt... y había repasado una y otra vez mis sentimientos respecto a Edward esperando haberme equivocado en la interpretación de estos. Pero no.

Me había enamorado de Edward en tiempo record y yo como una idiota se lo había confesado.

¿En qué momento había caído en sus redes? ¿En qué momento me había arrebatado el alma dejándome vacía si no estaba cerca de él? ¿Con el primer beso? Quizás fue con su primer toque violento y cálido. Quizás fueron sus palabras fogosas, ardientes y lujuriosas. En verdad no lo podía decir con exactitud, pero estaba casi segura de que Edward me eclipsó la primera vez que lo vi. Al primer segundo... Era mirada verde, felina, peligrosa. Ese miedo arrebatador que sentí cuando me miró por primera vez. Sí, ese momento lo guardaría para siempre en mi memoria. Sobre todo cuando me tuviera que separar de él...

¿Cómo me podía haber enamorado de un hombre así, con esas características? Desde hacía muchos años había dejado de creer en el amor. Nada era lo que parecía, todos eran unos mentirosos. A veces, los buenos no eran tan buenos. Y sí, la vida era una mierda. Ahora, en este momento caótico y de transición en mi vida había ido a parar al lado de un hombre que jamás habría querido a mi lado después de sufrir con la historia de Mike. Era el antagonista de mis sueños amorosos olvidados y escondidos en una mente corrompida por el mal y el sufrimiento.

Y el cabrón del destino me le había traído a mí.

Bastardo, cínico, bruto, rudo, duro, mal hablado, sin escrúpulos, vengativo... La lista podía seguir, pero no eran insultos. Ahora para mí todos esos adjetivos eran cualidades que tenía Edward. Él era así y así lo quería. Su conjunto, su pasado, su oscuridad, sus demonios... sin nada de eso Edward no sería como era ahora. Por un azote, una caricia. Por una mala palabra, un "princesa" susurrado en el oído... Había descubierto hacía ya tiempo que su sucia boca y sus malos modales me gustaban, simple y llanamente porque salían de sus labios. Como todo lo que tenía que ver con él. ¿Qué podía hacer con esto que sentía? No era un príncipe azul, era un príncipe tenebroso. Mi príncipe... Mi príncipe sólo en mi cabeza. Mi príncipe, el mismo que había estado a punto de casarse con otra "princesa". Mierda.

Suavemente, me matas (+18) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora