III

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III

451

De ese modo nos hallamos

Empeñaos en la partida;

No hay que darla por perdida

Por dura que sea la suerte,

Ni que pensar en la muerte,

Sino en soportar la vida.

452

Se endurece el corazón,

No teme peligro alguno;

Por encontrarlo oportuno

Allí juramos los dos:

Respetar tan sólo a Dios;

De Dios abajo, a ninguno.

453

El mal es árbol que crece

Y que cortado retoña;

La gente esperta o bisoña

Sufre de infinitos modos;

La tierra es madre de todos,

Pero también da ponzoña.454

Mas todo varón prudente

Sufre tranquilo sus males;

Yo siempre los hallo iguales

En cualquier senda que elijo;

La desgracia tiene hijos,

Aunque ella no tiene madre.

455

Y al que le toca la herencia,

Donde quiera halla su ruina:

Lo que la suerte destina

No puede el hombre evitar,

Porque el cardo ha de pinchar

Es que nace con espinas.

456

Es el destino del pobre

Un continuo zafarrancho

Y pasa como el carancho,

Porque el mal nunca se sacia,

Si el viento de la desgracia

Vuela las pajas del rancho.

La vuelta de Martin FierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora