VII

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VII

551

Aquel bravo compañero

En mis brazos espiró;

Hombre que tanto sirvio,

Varon que fue tan prudente,

Por humano y por valiente

En el desierto murió.552

Y yo, con mis propias manos,

Yo mesmo lo sepulté;

A Dios por su alma rogué

De dolor el pecho lleno,

Y humedeció aquel terreno

El llanto que redamé.

553

Cumplí con mi obligación;

No hay falta de que me acuse,

Ni deber de que se escuse,

Aunque de dolor sucumba:

Allá señala su tumba

Una cruz que yo le puse.

554

Andaba de toldo en toldo

Y todo me fastidiaba;

El pesar me dominaba,

Y entregao al sentimiento

Se me hacía cada momento

Oir a Cruz que me llamaba.

555

Cual más, cual menos, los criollos

Saben lo que es amargura;

En mi triste desventura

No encontraba otro consuelo

Que ir a tirarme en el suelo,

Al lao de su sepultura.

556

Allí pasaba las horas

Sin haber naides conmigo 

Teniendo a Dios por testigo,

Y mis pensamientos fijos

En mi mujer y mis hijos,

En mi pago y en mi amigo.

La vuelta de Martin FierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora