Capítulo XI

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Me preguntaba quién podía ser a estas horas de la noche, no quería bajar, no sabía que hacer ya eran las 8:00 p.m, y las cuestiones que pasaban por mi mente, me tenían atemorizada, acaso el que estaba timbrando era el misterioso. De un momento a otro, dejaron de timbrar, mi corazón descanso un poco de tanto suspenso, hasta que, la perilla de la puerta empezó a moverse y veía como la forzaban y empujaban; de los nervios no podía hablar ni moverme, de nuevo estaba fría y mi pulso se aceleraba cada vez más. ¿Cómo iba a pedir ayuda, si ni siquiera era capaz de decir una palabra?, hasta que escuche:

-Sam, ¿qué pasa?, sucede algo, háblame por favor- dijo Alicia

No podía creerlo, era mi amiga, mi amiga, sentí tanto alivio, solo quería ir a abrazarla y pedirle que me ayudara, pero pasaron algunos minutos mientras yo podía recobrar la calma y moverme. Cuando lo conseguí, corrí tan rápido y abrí la puerta, era ella, tenía tanta alegría de verla, no la soltaba y sin decir nada la encerré conmigo en el cuarto. Ella me veía con cara de preocupación y me pregunto:

-¿Qué pasa Sam?, estas muy fría y por qué no habrías la puerta.

-Ali, no sabes lo que ha pasado hoy-fue lo único que pude decir

-Tranquila amiga, ya estoy aquí, toma aire y explícame todo

-No sé por dónde empezar – dije algo desesperada

-Amiga, no te afanes, por eso me voy a quedar a dormir contigo, así que tenemos toda la noche para que me cuentes

-No, no, no sé si quiera quedarme aquí otra noche, Ali no se

-De qué hablas Samantha, tú me enviaste un mensaje por internet diciendo que viniera urgente, así que empaque cosas y decidí que estaría el resto del fin de semana contigo

-Es que Ali, algo horrible sucedió, "el misterioso" estuvo aquí, en mi casa, en mi cuarto, aquí al lado mío, yo..oo.oo no sé qué pensar al respecto.

-¿Quéeee?, él estuvo aquí, es decir, ya sabes ¿quién es?- dijo Alicia con un gran impacto en su rostro.

-No Ali, no sé quién es pero, me quede dormida y al despertar estas rosas blancas estaban aquí en mi cuarto, con este reloj. Y paso de todo en solo una tarde, la luz se fue, se escucharon ruidos por las escaleras y la casa, además todas las señales de celular, wi-fi, teléfono no funcionaban.

-Samantha! No puedo creer lo que estás diciendo, así que él misterioso estuvo en tu casa, ese hombre está loco, ahora en verdad siento que debes cuidarte, de solo escuchar lo que me cuentas me dan ciertos escalofríos.

-Ali, no me quiero quedar aquí, y si vuelve a aparecer, ¡hay por Dios Alicia!, cuando entraste no lo notaste algo extraño.

-No Sam, lo único es que todo estaba oscuro en el primer piso y bueno la puerta estaba abierta, por eso pude entrar fácilmente.

-Hay Alicia, que tal él siga aquí, te haya dejado entrar y esté pensando hacer algo con las dos. Ali ¿Qué hacemos?, él puede seguir en la casa y ni creas que yo voy a mirar si está o no.

-Samantha llamemos a Andres o Fer, necesitamos a un hombre, o mejor comuniquémonos con la policía, o llamemos a tu familia, no quiero morir tan joven.

Sin pensarlo le pegue una cachetada a mi amiga, y le dije:

-Cálmate Ali, no vamos a morir, ni podemos llamar a Andrés o Fernando, no quiero involucrarlos en esto, la verdad es que.....

No pude seguir hablando porque sonó el teléfono, Ali y yo nos miramos y esperamos un tiempo para contestar, ella dijo:

-Es tu casa Sam, contesta

La mire perpleja y decidí contestar, escuchando una voz grabe y un poco distorsionada que me decía:

-No es el momento, ni el lugar para conocernos, por este fin de semana puedes estar tranquila

-¿Quién habla?- dije atemorizada

-Algún día sabrás quién soy, no tienes que afanar el tiempo para conocerme, aquél día llegará

-Déjame en paz, no te acerques a mi o a mi familia o amigos.

-Lo único que me importa eres tú y nunca haría algo que te pudiera lastimar.

-¿Qué quieres de mí? Responde, ¿por qué haces esto?- dije muy alterada sin percatarme que la llamada ya se había cortado.

Alicia había escuchado todo, y ninguna de las dos sabía qué hacer, lo mágico e interesante que había sentido por ese desconocido, simplemente con este día se había perdido, solo sentía miedo y rabia por tener a un psicópata a mis espaldas.

Mi mejor amiga supo cómo ayudarme y utilizo lo que ya sabíamos cómo estudiantes de psicología, para calmar mi ansiedad, decidimos confiar en la palabra de aquella voz escalofriante, ¿por qué razón lo hicimos?, la verdad no tendría respuesta para eso, porque lo único que nos quedaba era seguir y hacer lo que decía, ¿por qué no llamar a la policía?- se preguntaran- pero la razón es muy confusa para algunos pero para otros no tanto, al tener a alguien que te asecha, lo que menos quieres es armar un alboroto alrededor de esa situación, sabía muy bien que no me había amenazado, pero para mí era muy claro que él sabía todo, la dirección de mi casa, donde estudiaba e incluso tal vez con quienes compartía, debía evitar a toda costa involucrarlos en esto.

Después de hablar con él, Alicia me reclamo constantemente el por qué no acudir a alguien más, pero fui muy clara con ella, y le advertí que no podíamos meter a nuestros seres queridos en una situación peligrosa y desconocida, que debíamos estar juntas y planear como sacar al desgraciado de las sombras para hacerlo caer y hay si poder pedir ayuda en medio de ese escenario oscuro en el que nos adentrábamos.

Decidimos quedarnos en mi casa. Para ser sincera dormí muy poco, hacíamos turnos para que una descansara y la otra vigilara, mis estudios pasaron a un segundo plano, solo planeábamos como poder hacer que él decidiera buscarme antes de que se cumplieran los cinco días faltantes.

(...)

El fin de semana, más aquel día festivo habían acabado, mi familia había regresado de la finca y lo peor era que ya solo quedaban dos días para estar atenta a lo que aquél desconocido tuviese pensado hacer para presentar su rostro y yo entender el porqué de sus actos.

Mis padres no se sorprendieron por ver a Alicia, era normal que ella me acompañara en las ocasiones que por diversos motivos me quedara en casa, sin embargo, si cuestionaron el por qué llame tan insistentemente, era claro que al poder recibir mejor señal, todas mis llamadas les aparecieron en sus celulares, disuadí el tema con la excusa de que estaba preocupada y había olvidado la mala recepción que se tiene en la zona rural.

Las rosas no pararon de llegar tanto el domingo, lunes y martes, Alicia estaba pendiente a cada rato sobre cómo me encontraba, ya sabía que debía reaccionar y que no podía guardar más esta situación, al pensar claramente, comprendí que debía contar todos estos incidentes a mi familia y así mismo acudir a la policía, no me estaba enfrentando a un chico normal que quisiera llamar mi atención, sino que me encontraba frente a una persona poco racional que me estaba asechando.

No sabía cómo explicar todo esto a mis padres, intente decirlo de una forma casual como si fuera un tema más, pero las palabras no pudieron salir de mi boca, no entendía porque me resistía a contar una situación tan delicada, qué me impedía que dijera tantos hechos confusos que en los últimos catorce días venían sucediendo. En fin, no fui capaz de hacerlo.


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