Un ruido extraño hizo que Deyna diera un salto en la cama despertándose de repente, asustada se incorporó y se puso una bata, saliendo deprisa de la habitación para saber que había pasado.
Cruzó rápidamente la casa hasta llegar hasta la procedencia del ruido, para descubrir que era Liz entre un montón de cacharros de cocina.
Soltó el aire de repente al comprobar que no era nada grave, y entró en la cocina.
-¡Deyna! –la saludó su suegra- siento el escándalo, espero no haberte despertado.
Demasiado tarde.
-No te preocupes. ¿Estás bien? –le preguntó.
-Si, si, es que iba a coger un cuenco y se vinieron los demás.
Deyna agachada comenzó a recoger todas las cosas, hasta que las tuvo sobre la encimera con ayuda de Liz. Al incorporarse fue consciente de que estaba completamente desnuda debajo de aquella bata, y el rubor cubrió su rostro, por suerte, parecía que Liz no se daba cuenta de nada, pues estaba demasiado ocupada rebuscando en los armarios.
-¿Te puedo ayudar? –preguntó amablemente, y enseguida se arrepintió. ¿Cómo la iba a ayudar, si no tenía apenas idea de donde estaban las cosas?
-No te preocupes, mi hijo siempre lo tiene todo desorganizado, y no encuentro la levadura.
-¿Levadura?
-Si, para el pastel que estoy haciendo.
-Oh.
-Todos los viernes por la noche mis amigas y yo nos reunimos para cotillear un poco -Deyna quiso reír, ¿quedaban para cotillear?- ya sabes... nos informamos de lo que pasa.
-Si, si...
-Así que esta noche vais a tener suerte, os dejaré a solas.
«¡Tierra trágame!»
-¿Es viernes? –preguntó un poco perdida. Su suegra rió sonoramente y le sonrió moviéndose por la cocina.
-Si, es viernes. Parece que has perdido el rumbo de los días con la enfermedad. Por cierto ¿Cómo estás?
-Muy bien –sonrió- ya no me duele nada.
-¡Que bien, así podréis salir esta noche!-¿Qué?
-Bueno... es decisión de vosotros dos...
-¿Qué es decisión de nosotros dos? –Deyna se sobresaltó al oír la voz de Luke a sus espaldas y cruzó los brazos a la altura del pecho después de apretarse la bata.
Era una idiotez que hiciera eso, pues no había parte de su cuerpo que él no hubiera explorado, igualmente no pudo evitarlo.
-Le decía a Deyna que quizás podríais salir esta noche. Ya que ella está recuperada...
-Cierto –corroboró, su madre sonrió- es decisión de nosotros dos –añadió.
Deyna lo miró fijamente, mientras su estómago vibraba ante la su mirada penetrante.
-Bueno, de todas formas, yo hoy salgo, llegaré tarde –dijo su madre.
-No muy tarde mamá –Liz sonrió, y se giró hacía Luke.
-Eso mismo te decía yo a ti cuando tenías diecisiete años, y siempre volvías al día siguiente –Liz hizo una mueca, y Liz se giró hacía Deyna- Se creía que no lo escuchaba, pero con los trompicones que daba era un poco difícil. A las madres es muy difícil engañarlas.
Deyna sonrió, mientras él enarcaba una ceja.
-¿Cómo estás, Deyna? –ella se sonrojó sin venir a cuento. Quizás fuera por el tono de burla que había en la voz de Luke.
-Perfectamente –dijo, y su rubor se hizo más violento al recordar que había dicho eso mismo esa mañana.
-Yo la noto bastante mejor, ¡hasta color en las mejillas tiene! –intervino Liz- antes estaba pálida.
Deyna sonrió y movió sus pies descalzos en el suelo con nerviosismo, haciendo que la mirada de Luke bajara hasta sus uñas rojas.
-No deberías andar descalza –la regañó él, y ella tuvo el impulso de sacarle la lengua, aunque lo contuvo.
-Iré a ducharme –dijo.
Giró para escapar de allí, pero antes de que pudiera dar dos pasos, se encontró soltando un grito de sorpresa, al ser levantada por Luke, enseguida se encargo de que la bata no volara, sería un poco vergonzoso que la madre de Luke la viera.
-Luke bájame –siseó Deyna.
Liz los ignoró y continuó con su pastel. Luke la sujetó más fuerte, caminó con ella en brazos.
-No deberías ir descalza –le repitió.
-¿Qué quieres? Escuché ruidos y salí corriendo, la bata es lo único que me puse...
Ella se calló de golpe, mientras Luke la miraba con los ojos brillantes, acababa de decirle que bajo aquella prenda se encontraba completamente desnuda. No lo había hecho queriendo, o quizás si...
-Mmm... ¿te apetece que te enjabone la espalda? –preguntó él y pegó su nariz al cabello de la chica.
-Puedo sola –contestó.
-Pero una ayuda nunca viene mal...
-Ya Luke –lo interrumpió luchando contra la reacción de su cuerpo.
Luke la dejó caer sobre la cama, y le puso las zapatillas delante.
-Quizás si debemos salir esta noche –dijo.
-No lo creo, no me apetece.
Luke sonrió divertido.
-Si, es mejor idea que nos quedemos en casa, a mi me apetece más...
-Mmm... -ella prefirió no decir nada, de todas formas el nudo de la garganta no la dejaba hablar mucho.
-Haré la cena, y pondré la mesa... abriremos una botella de vino –continuó él- y podemos acabar comiéndonos el postre –propuso suavemente.
Deyna tragó saliva.
-Quizás... quizás si debamos salir a cenar... -dijo ella con voz medio temblorosa, y medio ronca.
-Lo que tu digas, de las dos formas podemos comer postre.
-A ver si se te atraganta
-No lo creo... eres muy dulce.........
-Voy a ducharme –dijo.
-Yo haré reserva –anunció él- a menos que cambies de idea.
-No, no.
-Bien.
Deyna se puso las zapatillas y caminó a marcha forzada hasta el cuarto de baño, tras cerrar la puerta se apoyó en ella y se dio unos minutos para calmar su corazón palpitante. Tenía que huir de allí. Ese hombre hacía que todas sus hormonas revoloteasen y que su corazón se encogiera.
Si fuera un poco lista haría las maletas y se iría de allí.
Pero a pesar de que no se consideraba estúpida no iba a irse, él la había cuidado cuando ella había estado enferma, le debía ese favor.
-¿Estás segura de que no quieres que te ayude? –preguntó Luke al otro lado.
-Cállate –gritó ella y abrió los grifos del agua.
Iba a ayudarlo, solo quedaban cinco días, además, era fin de semana y se pasarían el día con Liz.
Cinco días no mataban a nadie.
Lo ayudaría y después saldría de allí escopeteada.
Asintiendo con la cabeza se quitó la bata y se sumergió bajo los chorros de agua caliente.
Pensándolo mejor... quizás debiera haber dejado que Luke le enjabonara la espalda...
UA
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Un novio diferente-Luke Hemmings-TERMINADA
Teen FictionEn otra ocasión el que un chico guapo la abordara en medio de la calle, hubiera halagado a Deyna. Pero no en esa ocasión, ¿Quién le iba a decir que mientras paseaba iba a conocer a su novio? ¿Su novio? Bueno... eso decía él, y también le pedía que l...