Capitulo 7

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-¿Qué? –preguntó Luke en una voz.

-Ahora eres tú el que se lleva todo el rato «¿qué, qué, qué?» Y además, ya me has oído.

-Si, pero creo que oí mal, no me puedes dejar tirado ahora.

-Oh si, ya lo creo que puedo...

-Por dios, Deyna...

-Estoy en todo mi derecho. Rectificar es de sabios.

-Pero no dejar tirado a un amigo.

-¡No eres mi amigo, ni siquiera te conozco bien!

-Te has acostado conmigo –determinó él.

-Eso va en un paquete aparte...

-No me puedes dejar así. ¿Qué hago con mi madre?

-No lo se, no me agobies, no es cosa mía.

-¡Chicos, a comer! –anunció Liz en un grito.

-Será mejor que me vaya ya –dijo Deyna.

-Espera, quédate a comer, no te puedes ir aún, tenemos que hablarlo.

-No hay nada que decir...

-¡Si lo hay! –la contradijo él.

Cogiéndola de la mano la dirigió al salón, donde ya estaba puesta la mesa, le retiró la silla y la sentó, una mueca se alojaba en la cara de Deyna, y Luke tenía el ceño fruncido.

La miró mientras jugaba con el tenedor como una cría y sintió que le ardía la sangre. No quería que se fuera. Se tenía que quedar, y si hacía falta se lo pediría de rodillas...

-Apartad que quema –dijo Liz en un tono alegre.

Ella quiso reír, se sentía como una niña castigada, no decía palabra. Y Lule quiso gritar por la frustración. La mujer sirvió la comida mientras todo estaba en silencio.

Pasó un rato sin que nadie dijera nada, el sonido de la televisión conectada al canal de las noticias, era lo único que sonaba en la sala.

-¿Me podéis decir que pasa? –preguntó la madre de Luke.

-Nada mamá –contestó Luke, y Deyna pasó la comida al otro lado del plato.

-¿Deyna, me dices tú que es lo que pasa?

Ella alzó la vista y miró a los ojos a aquella amable mujer, no quería que se sintiese mal, después pasó la vista hasta los ojos de Luke, que brillaban con ironía, la estaba retando. Se puso firme en la silla y volvió a mirar a Liz, esbozó una sonrisita tímida, que no duró mucho.

-No pasa nada, es que no me siento muy bien...

-Oh, Luke, te dije que la cuidaras.

Una risa nerviosa se alojó en la garganta de Luke quien luchó para que no se le escapara, aquello era inaudito, su madre... lo estaba regañando, como a un niño. Miró hacía Deyna y vio una sonrisa burlona.

-No te preocupes, Liz, debe ser por las compras –contestó Deyna.

-Oh... quizás estás embarazada.

Deyna quien bebía agua, la escupió poniéndose la mano a tiempo delante, y comenzó a toser con fuerza, ¡madre mía! Cogió la servilleta y limpió el desastre.

-Yo... no... -¿Por qué titubeaba? No estaba embarazada- no estoy embarazada –dijo.

-Debes ir al médico, será mejor que te recuestes, pediré cita.

Un novio diferente-Luke Hemmings-TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora